capitulo 21

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Estoy tan nervioso y asustado.
Tengo miedo de lo que pueda sucederle a Dagmar, hace horas la ingresaron al quirófano y no pude saber nada más.

-¿Familiares de Dagmar Valente?

Levanto mi mano velozmente, la enfermera se acerca junto al doctor, sus caras parecen sacadas de un velorio mientras en su tableta anotan unas cosas.

-¿Cómo está ella?

Es lo único que sale de mis labios temblorosos, el doctor negó con su cabeza y mi mano pasó por mi cabello.

-Hicimos todo lo que pudimos, ella perdió mucha sangre, acaba de fallecer. Lo siento mucho.

Sus palabras rompieron mi corazón, ella se había ido y ahora mi mundo volvía a ser gris, no quiero, me niego a creer que ella falleció.

Ella lo era todo, lo es todo, es mi luz en la oscuridad y el solo pensar que no volveré a ver sus ojos llenos de brillo, me lastima.

Adios amor, adios Dagmar Valente.

Suelto un sollozo acompañado de un golpe de puño cerrado contra la blanca pared del hospital. Gimo de tristeza y lloró desconsoladamente por perder a la única persona que realmente pudo amar a este monstruo.

¿QUÉ HARÉ SIN TI MI AMOR?

-Señor, despierte, está murmurando cosas dormido.-dijo la enfermera despertandome de mi pesadilla.

A Dagmar lograron quitarle la bala, no lastimó ningún órgano importante así que la derivaron a terapia para cuidarla las 24 horas, controlar su suero y cambiarle el vendaje.

No me he movido desde que la trajeron, no quiero, han pasado dos días desde el ataque y no ha despertado, los doctores dicen que es normal, perdió mucha sangre y gracias al cielo soy compatible con ella, le di mi sangre. Los calmantes la mantiene dormida, me duele verla así, esa bala era para mi pero no puedo culparme más, Dagmar ha demostrado ser capaz de morir por mi y yo ahora viviré por y para ella, es leal y valiente, es hermosa y pervertida. Es la mujer perfecta.

-lo lamento enfermera, es el cansancio..

-Entiendo señor Vega, intente comer algo, la paciente está bien, despertara pronto..

-por eso mismo no planeo moverme de aquí hasta que despierte…

-le aconsejo que vaya a su casa, tome una ducha y se alimente bien, el café es lo único que ha bebido..

-gracias Enfermera pero estoy bien.

Dije frío y la enfermera asintió mientras salía del lugar luego de revisar a Dagmar. Mis piernas se levantan y caminó hacia su cama para verla allí, durmiendo como los últimos dos días, extraño el color de sus ojos, el sabor de sus labios, una manguera pasa por su boca impidiendo que ella pueda cerrar sus labios, sus manos quietas contra el colchón, cables y mangueras finas recorriendo sus brazos y dos dedos. Entre tantas cosas ella sigue siendo un ángel, mi ángel.

-iré por más café amor, vuelvo enseguida..

Acaricie su mano y ella movió los dedos, los encogió.
E
-Dagmar.- dije con entusiasmo ante su acción.

Sus ojos se abren y puedo perderme en sus orbes una vez más, sonrió y ella intenta hacer lo mismo pero la estupida manguera se lo impide, beso su frente y acaricio su cabello en el proceso, sus orbes se llenan de agua salada que cae por sus mejillas cuando pestañea.

-no llores amor…-suspire limpiando sus lágrimas, mi sonrisa no ha desaparecido ni lo hara.- iré por los doctores, aguarda.

Salgo rápidamente y desde la puerta gritó, los enfermeros no tardaron en llegar y a mi mujer para luego llamar al médico..

-Señora Vega me alegro que despertara, en unos minutos le sacaremos la manguera y le pondremos un oxígeno diferente. Me alegra que esté a salvo..-el médico lentamente se alejaba.- vendré más tarde a darle el informe completo.

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Dagmar está bebiendo un poco de jugo de naranja, le quitaron varios cables y la manguera también, ahora puede respirar bien y hablar, aunque no habla mucho porque le duele su herida.

Las vendas fueron cambiadas y los puntos limpiados, ella estará bien, eso dijo el doctor, sin dudas es una de las mujeres más fuertes que conozco, estoy agradecido por tenerla aquí conmigo, perderla hubiera sido algo espantoso.

-Five..

-¿si?.- pregunto acercándome a ella.

-gracias por cuidar-cuidarme.- una mueca de dolor apareció en su rostro y sonreí débilmente mientras acariciaba su mejilla
 
-Yo tengo que agradecerte a ti por salvarme la vida.- ella sonrió y eso fue suficiente para mí.

-¿Ambar vino?

Mi mandíbula se apretó y evite el contacto visual, la verdad es que Ámbar no a venido a verla, es como si la tierra se la hubiera tragado, en su departamento no estaba, es raro porque le avise, mejor dicho, mande a que le dijeran pero aún así no ha venido aquì.

-No Amor, ella no ha venido.

-es-es raro sabes, ella es como mi hermana….

-Dagmar, no hables demasiado, estás cansada y herida, mejor duerme amor, hablaremos de esto mañana.

Ella asintió y me recoste a su lado abrazándola, su cabeza se acurruco en mi pecho y justo en ese momento me prometí nunca más dejar que la lastimen, nadie más tocará a mi mujer y si alguien se atreve a dañar aunque sea un cabello, yo mismo le cortaré las manos.

Dagmar Valente, eres mía, mi mujer y ahora voy a protegerte con cada parte de mi, nadie, nunca más te lastimara.

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VOLVIIIII!!!!!!!
LXSSSS AMOOO

adicción (Five)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora