Hitoya ⁸

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ADVERTENCIA: CONTENIDO +18 🔥

             

—¿Pero qué se supone que debo hacer?— preguntaba mientas caminaba tomando su brazo.

Sólo llamó y preguntó "¿Qué talla de vestido eres?" En cuanto le contesté, colgó y una hora después estaba afuera de mi casa con un vestido muy lindo y costoso, me hizo cambiarme mientras me decía "tengo una cena el día de hoy y vendrás conmigo", y bueno, henos aquí.

Era un restaurante muy elegante. Tenían música clásica en vivo y el ambiente era muy agradable. ¿Qué tipo de cena será esta?

—Tranquila. Sólo voy a cenar con un par de abogados extranjeros que me están generando problemas, necesito que alguien me felicite cuando logre mi cometido, ¿y qué mejor que una linda chica?— esto último lo dijo mirándome, mientras me abría la silla de nuestra mesa para que me sentara.

Tomé asiento, él lo hizo a mi lado y simplemente pidió una botella de vino. Cuando el mesero se fue, tomó mi mano y besó el dorso de esta, antes de acercarse a mi oído.

—Luces verdaderamente hermosa. Soy muy afortunado, ¿no lo crees?— bajó un poco y depósito un beso en mi cuello.

—Buenas noches.— dijo una voz que pertenecía a un hombre frente a nosotros. Venía acompañado de otro sujeto. Hitoya se levantó de su lugar y saludo a ambos.

—Que bueno que hayan llegado. Ella es mi pareja; mi amor, el licenciado Palmer y el licenciado Waters.

—Es un placer.— dije dándoles la mano.

—Por favor, tomen asiento, me tomé la libertad de pedir una botella de vino, espero sea de su agrado.

No tardó mucho en que el mesero llegara con dicha botella. Ordenamos lo que íbamos a cenar y entonces la cena y temas que no entiendo, comenzaron.

Creo que lo que Hitoya trataba de obtener era un trato más satisfactorio para su cliente, quizá era alguien de una empresa o algo parecido. No sé, él sabe lo que hace, después de todo, es el mejor abogado de Nagoya.

Estábamos esperando el postre, fue entonces cuando Hitoya soltó una de esas risitas discretas pero que demostraban lo orgulloso que se sentía de sí mismo.

—Entonces, así será, Licenciado Amaguni. Por favor, disfruten el postre, nosotros nos retiramos. Un placer, señorita.— se despidieron al final de mi y se fueron.

Una vez lejos de nuestra vista, Hitoya soltó una risa sonora y se acercó a besarme.

—Lo logré.

—Eres el mejor, Hitoya.

—Eso es muy cierto.

El postre llegó, y Hitoya y yo lo comimos mientras él me contaba, con detalles y explicaciones que si entendía, lo que acababa de hacer.

—Oye, ¿Recuerdas que te dije que lucias hermosa con ese vestido?

—Amaguni Hitoya, ese tonito lo conozco muy bien.

—¿Quieres otro postre? ¿En casa?— dijo acercándose a mi rostro. —Para celebrar mi gran logro de esta noche.— me besó —¿Si?

Realmente ni siquiera esperó a que asintiera o dijera que si, simplemente me levantó de la silla y nos fuimos... no sin antes pagar, claro.

Llegamos a casa, riéndonos de alguna ocurrencia que dijo Hitoya sobre ese par de niños, Kuko y Jyushi.

Entré y me estaba quitando los zapatos, cuando Hitoya de la nada me tomó entre sus brazos, cargándome y pegándome a la pared, atacando mis labios. Sus manos se dirigieron a mi cintura, de un momento a otro, una de sus manos acarició mi muslo, mientras que la otra me pegaba más a él.

NAGOYA DIVISION | ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora