Hitoya ²

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—¿Quieres que pase por ti?

—No, tranquilo. Te veo...

—Lo siento, demasiado tarde— esto último, lo dijo una vez que colgó la llamada. Estaba esperándome en la entrada de la universidad.

Hitoya y yo vivimos juntos desde hace poco más de 2 años. Lo decidimos después de que regresé de una movilidad académica.

Me he esforzado demasiado por ser una alumna de excelencia y, mi trabajo si que ha dado frutos.

Vaya que la universidad es más difícil de lo que uno piensa, y estar en el ultimo año de una especialidad lo es aún más. Ahora mismo estoy sometida al estrés de mis exámenes finales y desvelos para terminar mi tesis.

—¿Cómo te fue?— preguntó cuando llegué frente a él y besó mis labios.

—Cansado, claro. Pero, ya avancé dos capítulos más. ¡Estoy exhausta y muero de hambre!

—Bueno,— comenzó mientras me daba un casco —sube, agárrate de mi e iremos a comer para que puedas ir a descansar.— subió a la motocicleta y después de ponerme mi casco, también lo hice.

Arrancó y en menos de lo que pensé, ya estábamos en casa.

Lo primero que hice fue correr a la habitación y tumbarme en la cama. No tardó en hacerme compañía.

—¿Quieres un masaje?

—Seria maravilloso, si.— como yo estaba boca a bajo, se sentó en la cama de una manera comoda y comenzó a frotar mis hombros.

Ah...

Esto se siente tan bien...

—¿Qué haces?— pregunté cuando sentí sus labios hacer contacto con mi cuello.

—Hago que el masaje termine con final feliz.— no pude evitar reír a carcajadas.

—Hitoya, nada me gustaría más pero... tengo hambre, ¿sabes? Además,— me levanté de mi posición y lo miré —tengo que avanzar en la tesis.

—Pero, estás cansada, mereces un descanso.

—Pronto podré tomar ese descanso, ahora... vayamos a hacer de comer.

—Oh no— dijo impidiendo que me levantara de la cama. —Yo me encargo de todo, no te preocupes. Duerme un poco o... avanza en esa dichosa tesis.— se levantó de la cama y salió de la habitación.

Volví a acostarme y rodé un par de veces en la cama antes de pararme también e ir a escribir la tesis.

Comimos y durante el resto de la tarde, no me despegue de la computadora, sólo hasta la cena.

(...)

 

"______" "______"

Escuchaba que me llamaban a lo lejos, luego, sentí presión en mi hombro y como me empezaban a mover.

Abrí de a poco los ojos encontrándome frente a mi la hermosa y penetrante mirada de Hitoya. No pude evitar reír mientras volvía a cerrar los ojos, intentando recobrar mis energías.

—Te volviste a quedar dormida, cariño. Ven, vamos a la cama.

—Déjame aquí, ya estoy cómoda.

—No, ¿cómo te voy a dejar aquí? No quiero que despiertes adolorida, vamos.

—Cargame— soltó una risa ante mi petición y besó mi mejilla. Pasó mi brazo por su cuello. Uno de sus brazos tomó mis piernas y el otro me tomó de la cintura.

—Duerme bebé, duerme.— solté una risa ante su comentario y disfruté del momento. —Hemos llegado a su destino— dijo mientras me dejaba con suma delicadeza sobre la cama. Movió las cobijas y me tapó con ellas. —¿Asi está bien?

—¿Qué hora es?

—Las 2:30, duerme.

—¿Qué hacías despierto?

—Bueno, después de la cena me dijiste que trabajarías en la tesis, volví a buscarte como a las 11 y me dijiste "ya casi termino el capitulo". Me quedé dormido y, bueno, quería abrazar algo y no estabas.

—Lo siento. Te recompensare— solté un suspiro y, no recuerdo nada más.

Este último año, Hitoya ha sufrido. Casi no estoy con él, me dedico casi de lleno a la escuela y, bueno, agradezco que lo entienda.

Puede que la diferencia de edades sea un problema en otros casos, pero en el nuestro no. Ambos sabemos el potencial del otro, y eso ayuda a que sepamos cuando y de que manera podemos apoyar al otro.

Mi alarma sonó a las 6 de la mañana en punto. Me levanté con mucha pereza y me metí a bañar. Me arreglé y tomé un poco de café.

Hitoya seguía dormido, así que sólo besé su mejilla y salí rumbo a la universidad.

—______, te vinieron a buscar— dijo una de mis compañeras de clase. Agradecí por informarme y salí en busca de quien me había llamado, llevándome por sorpresa, al licenciado Amaguni.

—¿Qué haces aquí?

—¿Estás ocupada?

—Estaba... a punto de quedarme dormida. ¿Que necesitas?

—¡Bingo!— dijo llevando sus manos al frente —Te traje un café y donas.— su mano, traía un porta vasos con dos cafés y una bolsa de papel. —Vamos a desayunar a fuera.— le dediqué una sonrisa y fui por mis cosas.

El café si que me estaba reconfortado.

—Aguanta una semana más, Hitoya.

—¿Qué? ¿Una semana más? ¿De qué o qué?

—Mi examen es el próximo martes, después de eso, tu novia será libre de escuela y podrá considerarse graduada.

—¿Ya es la próxima semana?

—Si. Vendrás, ¿no es así?

—Claro, te tengo una sorpresa, no me lo podría perder.

  

(...)

Graduada. Por fin.

Para celebrar mi nuevo título, Hitoya me había invitado a un restaurante muy elegante. Ordenamos incluso un par de copas.

Cuando estábamos en el postre, de la nada soltó...

—¿Te quieres casar conmigo?

—¿Qué?

—Espero que eso se traduzca como un sí.

—Bueno yo... ¡Claro que sí!— dejó escapar una sonrisa al aire y buscó en alguno de sus bolsillos el anillo que después pondría en mi mano.

Mire la joya con detenimiento y luego me acerqué a besarlo.

—Esa era la sorpresa.

Bueno, debí suponerlo.














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Mañana hay cap de Gentaro, pero, a parte...

¿Qué division debería tener también shot mañana?

Lxs leo 👀

NAGOYA DIVISION | ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora