El Inicio de todo

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Me desperté con el odioso sonido del despertador. Saqué mis pies de la cama y me dirigí al daño para desenredarme el nido de pájaros de color rosa y azul que tengo como pelo. Tras pasar mas de media hora intentando no parecer una loca salida de un psiquiátrico, me vestí y me puse mi colgante en el cuello.

Bajé las escaleras y me encontré con mi madre con la cocina.

—Tienes el desayuno en el microondas—Dijo mi madre antes de recoger el bolso del sofá e irse hacia la puerta—Llegaré tarde a casa, no me esperes para cenar.

—Vale—le respondí.

—Tienes la cena en el horno y si pasa cualquier cosa avísame—dijo mi madre.

—Que sí, lo se—le respondí mientras cogía unos gofres y me los metía en la boca y, acto seguido, bebía del cartón de zumo.

—Abby, esos modale —dijo mi madre.

—Amo la comida y lo sabes—dije antes que saliera por la puerta.

Una vez terminé de desayunar, cogí mi mochila y me dirigí al instituto. Ackerville, o como yo lo llamo, ciudad donde siempre ocurre algo, se caracterizaba por tener la mayor población de adolescentes preocupadas por su maquillaje o la nueva canción de Harry Styles. Y el mundo, se encargó de recordármelo.

—Harry Styles es un papucho —dijo una chica en la entrada del instituto.

—¿Habéis visto lo guapo que estaba en ese concierto?— suspiró una chica—lo que hubiera dado por haber estado ahí.

—Estoy segura que si me lo encontrara se enamoraría de mi—dijo nada mas y nada menos que Lindy, el ser con menos coeficiente intelectual del instituto—y seguro me lo tiraría—y la mas puta. Las cosas como son.

Llegué a la puerta principal del instituto cuando, de repente, la increíble y asombrosa Lindy (nótese el sarcasmo) se puso en mi camino.

—Oye tu bicho raro—dijo—Ves a buscar a Oliver y dile que quiero verle. Venga rapidito.

Oliver era considerado el chico mas bueno del instituto. Como siempre, los guapos se juntan con los guapos por lo que era el novio de Lindy

—No soy una lechuza—le dije—ahora te recomiendo que te largues. Me estropeas las vistas.

—Te he dicho que vayas a buscar a Oliver—me dijo.

—Y yo te recomiendo que busques a Rodolfo— le dije mientras me adentraba en el instituto.

—¿Quién es Rodolfo?

—El que te dejo el culo amorfo.

Después de irme oyendo sus gritos de perra en celo me dirigí a mi taquilla para coger mis libros para aguantar un día de eterno sufrimiento en el instituto. Nunca he tenido amigos. Siempre he estado sola desde la primaria y la verdad es que se esta de puta madre. Aunque he de admitir que a veces me hace sentir mal.

Eran las cinco de la tarde cuando salí del instituto y me dirigí a mi casa. Ackerville constaba de un bosque alrededor por lo que yo como fanática de los libros y sobretodo de los libros de vampiros y hombres lobo... nunca entraba. ¿Cómo eran tan tontas las protagonistas de los libros de entrar solas en los bosques? ¿Y si nunca llega tu Mate y te aparece un lobo normal y te muerde o te aparece un vampiro que te diga "quiero chuparte la sangre" y te mata? Que bueno... si es Edward Cullen yo me dejaba, pero como que no va a pasar.

Estaba tan distraída pensando en ello que casi me choco con una persona. Era una chica. Pero lo que mas me sorprendió y a la vez me fascinó, era que tenía el pelo exactamente como yo: rosa con las puntas azules. De repente se giró y me miró. Y me quedé helada.

La Caza de GreekdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora