Dale y Rocky

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Podrías pensar en Dale como  un señor mayor con barba y pelo blanco. Con ojos cansados y sabios. Pero era un hombre joven. No llegaba a los 40 y tenía el pelo castaño precioso. Era... un papucho.

-¿Y este es el loco del jefe? – pregunté al aire – se parece a Brad Pitt en sus días buenos.

-Aquí tiene su comida – dijo el bibliotecario tendiéndole la bandeja.

Dale cogió y se sacudió la túnica. Era una túnica gris que le llegaba hasta los pies. Este sonrió y cogió el pan de la bandeja junto a un recipiente que pude distinguir que era vino.

-Puedes retirarte – dijo.

El Bibliotecario se fue escaleras abajo y yo entré en la sala donde se encontraba Dale.

Era un despacho. No tenía mucho mas que un escritorio con una silla, una estantería llena de libros y muchos muchos libros y papeles por el suelo. Y una puerta en el lado derecho de la habitación.

Dale se sentó en el escritorio y puso las manos sobre la cabeza.

-Cariño mío – suspiró y sollozó.

Dale se echó a llorar sobre las hojas que tenía en el escritorio. Yo estaba mirándolo desde la puerta de la habitación. Me sentía muy mal e incomoda y me acerqué a él a pesar de que no podía verme. Intenté poner una mano en su hombro pero lo atravesé.

De repente echó la silla hacia atrás y se dirigió a la puerta.

-Rocky – gritó – sube por favor.

¿Rocky? Pensé. ¿Quién es Rocky?.

"LLEVAMOS CINCO HORAS. ¿ES QUE NUNCA PIENSA DESPERTAR?" gritó una voz.

"Puede que no lo haga jamás" dijo otra voz.

"COMO" grito otra.

-¿Me llamaba señor? - preguntó el Bibliotecario entrando por la puerta.

-¿Se llama Rocky? - pregunté en voz alta.

-Ayúdame con ya sabes qué – dijo y abrió la puerta que tenía a mano derecha.

Detrás de aquella puerta habían unas escaleras que estaban iluminadas por unas antorchas en la pared. Estas escaleras, en espiral, estaban muy deterioradas. Las paredes eran muy estrechas, tanto que casi mis dos hombros rozaban ambas paredes. De repente Dale se paró y abrió una puerta de metal. Y se adentró en la habitación. Yo bajé los escalones que me quedaban. Sin embargo me tropecé con el tercero y me caí de morros al suelo.

Adolorida levanté la cabeza y me encontré con una replica de la biblioteca de Henry. Las paredes eran de madera viejas. Se notaba el olor a humedad y antiguo y los libros eran tantos que no cabían en las estanterías de madera. Libros por todas partes. Y en el medio de la sala había un circulo con símbolos extraños. Y en ese circulo había una mesita... una mesita con un libro.

Dale se acercó al libro y lo abrió. Miles de letras y símbolos extraños salieron de él y lo rodearon.

-He decidido que crearé mas entidades como tú – dijo Dale – quiero darle al mundo todo para que nadie tenga que sufrir lo que yo sufrí -skalabth – dijo y el circulo se iluminó.

De repente los símbolos empezaron a moverse frenéticamente alrededor suyo. Un viento enorme se levantó y provoco que me tuviera que esconder detrás de la puerta para no salir volando.

De repente paró.

-No estamos solos – dijo Dale y me miró fijamente.

Me quedé estática en la puerta sin moverme.

-Se que esta ahí – dijo - Si es una persona lista sabrá que tiene que hacer. Subamos.

Dale cerró el libro y salió del circulo. Le dio una llave a Rocky y subió.

El Bibliotecario (cuyo nombre es Rocky al parecer) suspiró y se encaminó hasta uno de los tablones de madera del suelo. Lo levantó y de ahí saco una caja de color marrón. Estaba muy bien cuidada. Me acerqué para poder ver que era. Pude distinguir un colgante antiguo y una especie de retrato. Sin embargo no pude acercarme más porque un pájaro se puso delante de mí.

Y todo empezó a dar vueltas.

Abrí lo ojos y solté una bocanada de aire. Estaba temblando. Mire a mi alrededor y vi a todos alrededor mío.

-Por fin – dijo Max cayéndose al suelo – llevo siete horas aquí congelando el tiempo.

-¿Qué ha pasado? - pregunté.

Alex me abrazó y me di cuenta que estaba recostada en su pecho. Los dos estábamos recostados en el suelo.

-Recuerdos – dijo Loki simplemente – has tenido suerte de poder salir. Llevamos siete horas esperando que vuelvas.

-Ya te vale – dijo Ana levantándose del suelo. Parecía muy cansada. Todos lo parecían – Levi nos vamos.

Levi se levantó a su lado y se fue sin despedirse.

-Volvamos a casa – dijo Liv – hoy ha sido un día muy largo. Ya nos contarás mañana que has visto.

"O mejor no" me dijo Loki mentalmente.

La Caza de GreekdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora