Dieciocho

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Veronica Lodge

Ha pasado casi una semana desde que no sabemos nada de Betty. Es sumamente preocupante no saber dónde está ella, sin saber si está bien, o está con alguien.

Jughead está por volverse loco, no saber de Betty lo ha hecho perder la cordura.

—Veronica. —Parpadeo varias veces saliendo del trance.

—¿Si?. —Lo miro confusa.

—¿Estás de acuerdo?. —Preguntó el consejero.

Intento pensar en algo, sin embargo, mi mente está en blanco.

—¿Sobre?.

—Ir a un nutricionista.

—¿Qué?. —Pregunto atónita.

Yo no sé qué decir, estoy atónita, solo veo al profesor Harris hablar, sin embargo, no logro escuchar lo que sale de su boca.

Mi pecho comienza a subir y bajar con mucha agresividad, agarro mi bolso y salgo corriendo del lugar.

Corro con todas mis fuerzas y todo lo que me permiten mis tacones, corro como si mi vida dependiera de ello, pasó por los pasillos y salones hasta llegar al campo de fútbol. Al llegar, capté la atención de varias personas entre ellas Archie, pero eso no me detuvo y corro hasta llegar a Archie y rodee mis brazos en su cintura.

Y por fin pude llorar sobre su pecho.

—Ronnie. —Susurró—. ¿Qué pasó? ¿Te hicieron algo?

No pude responder, solo sollozo más fuerte sobre su pecho aferrándome más a él.

"Eres gorda, Veronica"

"Eres gorda"

"Eres gorda"

"Eres gorda"

"Eres gorda"

Esas malditas palabras dichas por mi papá, se repiten una y otra vez sin parar, recordando que siempre voy a ser gorda y aumentando mi odió por mí.

Odió mi cabello.

Odió mi piel.

Odió los rollos de mi cuerpo.

Odió mis labios delgados.

Odió mi pequeña nariz.

Odió mi rostro redondo.

Odió mi cuerpo.

Simplemente odio todo de mí.

Archie rodea su brazo en mi cintura guiándome hasta las gradas.

—Salgamos aquí. —Agarró su maleta y se la colgó en el hombro.

—¡Andrews!. —Grita el asistente del entrenador Harris—. ¡Vuelve aquí!.

Sin importar lo gritos Archie no me suelta y en su lugar dijo:

—¡Mañana vengo más temprano!. —Avisó, gritando.

No se a donde me lleva, pero en realidad no me importa, tenerlo cerca era todo lo que necesito en este momento.

Solo él y yo juntos.

Entramos a un salón supongo, al entrar al salón el me envuelve en sus brazos.

—¿Qué pasó Ronnie?. —Preguntó, murmurando sobre mi cabeza.

No respondí, no quería decirle la verdad. Intento hablar, pero solo me sale un leve sollozo.

Archie me alejó un poco de él, agarró mi rostro y limpió delicadamente mis lágrimas con sus pulgares.

"Rotos" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora