Chan sabe que, aunque no siempre, todo suele suceder por algo. Algún evento digno de cambiar nuestra vida puede estar esperándonos al final de ese camino de espinas, listo para recompensar nuestro arduo esfuerzo y fuerza de voluntad.
Pero, si le tuvieran que preguntar, aquel giro que su vida tomó ese viernes diez de Junio era, por lejos, lo mejor y más extraño que había experimentado alguna vez. Diablos, de no haberlo vivido, tampoco sería capaz de creerlo si alguien más se lo contara.
Ese día sus dos hermanos menores irían al zoológico por una excursión escolar con todas las clases como regalo a la pronta graduación e inicio de las vacaciones de verano, y debido a que sus padres estaban ocupados, él se había terminando ofreciendo a acompañarlos. El autobús del colegio pasaría por ellos a eso de las ocho y media de la mañana, y para ese entonces ambos chicos debían estar vestidos y desayunados.
Cosa que, al final, no pasó.
La alarma de Chan no sonó y para cuando se levantó hecho un huracán a eso de las nueve, sus hermanos seguían profundamente dormidos y el camión hacía largo rato que había partido.
Decidido a que aquello no mermara los ánimos de los menores, los despertó y apremió a desayunar y arreglarse, pensando en llevarlos en su auto hasta el zoológico para encontrarse con sus amigos y compañeros ahí. Por supuesto, la siguiente cosa en arruinar su mañana llegó cuando el auto no encendió como lo hacía, dejando que raros sonidos que venían del motor lo hicieran querer gritar o enterrarse vivo del estrés.
—¿Qué haremos ahora?— preguntó Hannah, visiblemente más calmada que Lucas, cuya mueca de tristeza sólo echaba más leña a la frustración de Chan.
Respirando profundo y contando hasta diez, Chan salió del vehículo—. Tomaremos el transporte público. Vamos, no creo que quieran perderse su excursión. Anoche los oí muy emocionados por ver la nueva exhibición de reptiles— finalizó con una sonrisa que logró calmar a Lucas y hacer reír a Hannah ante el positivismo de su hermano mayor.
Caminaron un par de cuadras hasta la parada, donde por suerte no tardó más que un par de minutos en llegar un autobús. Tras pagar sus pasajes los tres Bang se sentaron, ambos chicos comenzando a hablar sobre el partido de béisbol que vieron la noche anterior, mientras la única chica del trío estaba inmersa en su celular.
Una vez arrivaron a la plaza comercial que conectaba al zoológico, caminaron hasta la entrada donde los amigos de Hannah los esperaban, riendo al verse y saludando también al menor y mayor de los Bang. Tickets en mano, finalmente entraron al recinto y pronto la magia del lugar capturó por completo la atención de los menores, dejando a Chan un poco más atrás y enfrascándose en historias graciosas de clase, quejas sobre los exámenes finales y el tan ansiado show de delfines que se llevaría a cabo en una hora en el domo del lugar.
Cuarenta y cinco minutos pasaron en un parpadeo, mismos que Chan aprovechó para tomar fotos de todos los animales que le parecían interesantes, grabar videos y vigilar que sus hermanos siguieran en el grupo de sus respectivas clases. Para cuando llegaron al domo, Hannah se reía a mas no dar por algo que su mejor amiga le contaba, y Lucas, incluso desde la distancia, Chan podía verlo prácticamente zumbar de la emoción. Siendo honesto, incluso él estaba interesado en ver el espectáculo.
Por supuesto, el lugar estaba a rebosar de familias, grupos de jóvenes y turistas listos para experimentar una de las maravillas que Australia tenía para ofrecer. Echando un último vistazo a sus hermanos, Chan se desvío un poco y terminó por sentarse en el área reservada para el público general, en lugar de la que la escuela había reservado para el alumnado; honestamente, se habría sentido muy fuera de lugar rodeado de adolescentes de entre quince y dieciocho años.
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de amor y otras cursis historias 「skz」 ✓
Fanfiction| relatos breves y variados sobre diversas ships de stray kids.