Freedom • Noren

Ocho

A partir de su cumpleaños veintitrés, Renjun había estado interpretando un papel en su afán por complacer a sus padres, probar su valor y hacerse cargo del legado que su apellido conllevaba.

Igual que el actor principal de una obra, ensayó en soledad hasta que pudo interpretar a la perfección su personaje, convenciendo a una audiencia incrédula de que él valía la pena. Su papel no era otro que el del hijo devoto y joven heredero responsable.

Su familia, por supuesto, no se lo creería. Mientras todos los demás eran fácilmente convencidos, ellos mirarían la puesta en escena y cerrarían el programa con una mueca áspera, murmurando entre dientes: "Eso ya lo he visto antes." No importaba lo que Renjun hiciera, ellos no creían que mereciera su lugar en la mesa.

El último año, sus esfuerzos por probar su valor se habían vuelto desesperados. Aunque cuando era un adolescente, había sido del tipo que obstinadamente aguantaba bofetadas sin retractarse de su postura desafiante, conforme creció y perdió su fuego interior, se volvió dócil.

Asistió a galas formales y besó los traseros de la gente que odiaba, se tragó sus comentarios mordaces y aceptó críticas que no merecía. Dio discursos en universidades como una figura de admiración para generaciones de futuros emprendedores. Manejó acciones, compró compañías, se volvió un tiburón de negocios que huele sangre y come hasta saciarse.

Nada de eso bastó. Las expectativas seguían ahí, sin llevarse.

Su último movimiento desesperado fue que casi se casó con el hombre que eligieron para él. Por suerte, recuperó los sentidos antes de hacer esa locura. Logró darse cuenta, finalmente, de que había invertido demasiado tiempo en ser el hijo que ellos querían y aún así no fue tomado en serio. Y lo que más le molestaba era que tampoco logró ser feliz.

Renjun quería que la gente notará su valor simplemente por ser él mismo, que se dieran cuenta que aunque era desastroso y grosero, y definitivamente no le gustaba ser hipócrita sólo para mantener puentes con los socios... Era capaz de reconocer buenos tratos financieros, rescatar empresas en bancarrota y aumentar su valor de acciones, de elevar la marca del apellido Huang por sí mismo.

En su opinión, se merecía un descanso.

Eso era Surfyy Beach para él, un lugar cálido para descansar luego de haber sangrado durante tanto tiempo. Sin darse cuenta, esa playa lo estaba sanando.

Había pasado mucho tiempo desde que su rostro mostró una expresión sincera. Ya no había resentimiento disfrazado o miradas glaciares que harían temblar temblar sus socios comerciales.

Sus ojos eran suaves de nuevo, su sonrisa era fácil y luminosa. En ese lugar, Huang Renjun estaba viviendo la vida para sí mismo, abandonó el teatro pero no su pasión y finalmente sentía que era feliz.

Así le dio la bienvenida a Lee Jeno, cediéndole un lugar cálido y acogedor dentro de su corazón en reconstrucción. Aún habían algunas grietas ahí, pero el espacio que le brindó era sano, honesto y seria suyo a partir de ese día.

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—La palabra "novio" es muy incómoda.— insistió Renjun mientras veía a Jeno cocinar.

— No es cierto.

— Vamos, es verdad... Parece una palabra hecha para los niños, después de los 20 años es un poco extraño seguir diciendo *este es Juanito, mi novio*.— dijo.— Ya ni siquiera le pides a alguien que sea tu novio, se siente infantil. A nuestra edad besamos, salimos y estamos juntos... No nos sentamos bajo un paraguas y decimos: "¿Quieres ser mi novio?"