Quince

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El día que Renjun se despidió de Surfyy Beach se sintió como si dejara su casa. Era un sentimiento confuso especialmente considerando que nunca le fue difícil dejar su hogar en busca de aventuras.

El día que llegó a esa playa, con un anillo en la mano y un traje de diseñador, había traído también un corazón roto. Sentía en ese momento que había perdido todo lo que le importaba: Su nombre, su trabajo, a su familia y sus sueños. Surfyy Beach lo salvó, ese lugar y esas personas sanaron sus cicatrices. Y quizá Huang Renjun no era de acero sino de carne, hueso y muchos sentimientos; pero pudo volver a respirar en ese sitio.

Tenía una deuda con el lugar y en su corazón le prometió que independientemente de dónde terminara luego de ese fin de semana, volvería cada año.

Jeno miró al chino, con su cabello rubio mojado y la sonrisa pacífica en el rostro, sentado en la tabla de surf luego de dominar olas como un conquistador de sueños. Braceando en el agua para llevar su tabla junto a él, Jeno se movió para atraer su atención.

— Terminó la temporada de verano.— comentó.— Deberíamos volver otra vez el año próximo. Y el siguiente. Y el que sigue.

Renjun se rió. Jeno hablaba asumiendo que estarían juntos para regresar el próximo año, lo afirmaba con una certeza absoluta. El joven heredero lo escuchó y creyó en él. En que estarían juntos los años siguientes para volver al sitio que los unió. Huang Renjun sentía que así sería.

— Sí, hagamos eso.— dijo.

Jeno jaló su tabla lo suficiente para acercarlo y besar sus labios, flotando en el mar como dos náufragos a la deriva. Salvo que ninguno se sentía perdido.

Wang Ruichang indicó al asistente que subiera las maletas al portaequipajes y se recargó en el costado del vehículo cruzando los brazos. Desde ese punto podía ver bien al grupo reunido que se abrazaba y despedía efusivamente del rubio bajito en medio de ellos.

Cuando recibió la llamada del señor Huang informando que él y su esposa estarían en Seúl el sábado y esperaban que llevara a Renjun a reunirse con ellos, Ruichang creyó que sería mucho más difícil llevarlo con él, que pelearía o incluso escaparía, pero no fue así.

Renjun entregó su remolque, empacó sus cosas y ahora se despedía de sus amigos con abrazos. Jaemin le pidió que por favor no olvidara apoyar los proyectos de limpieza de playas, Yedam y Yoshinori le empataron comida para el viaje, Mark y Donghyuck le dejaron los números de todos ellos en el celular.

Finalmente Liu YangYang se aferró a él en un abrazo largo, obligando a Renjun a prometer que no se alejaría, que pelearia y joder, que volvería. A ambos les saltaron las lágrimas al final cuando el rubio los soltó y se alejó en dirección al auto.

Ruichang miró al menor mientras caminaba hacia él. Renjun llevaba una camisa blanca grande fajada sólo en la parte delantera con los primeros botones abiertos dejando a la vista sus clavícula y parte de su pecho. Pantalones sueltos negros de un buen diseñador y zapatos italianos formales. El cabello rubio peinado hacia arriba despejando su frente y los ojos delineados dándole una mirada feroz.

Al detenerse frente al auto, Renjun se dio la vuelta y agitó la mano en dirección al grupo. La luz del sol destelló en su dedo anular al reflejarse en el anillo de diamantes, bailando en su sortija de compromiso que Ruichang le había dado.

La esperanza floreció en su pecho. En ese momento mientras el rubio sonreía al grupo, se parecía más que nunca a su Huang Renjun, el prometido que había tenido en Shangái.
Ruichang le abrió la puerta del auto y dirigió una última mirada al grupo reunido.

Freedom • NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora