28. Cuando discutís con un gil

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 Los parciales de noviembre llegaron más rápido de lo que pensó y pronto Darío se dedicó casi por completo a los estudios

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Los parciales de noviembre llegaron más rápido de lo que pensó y pronto Darío se dedicó casi por completo a los estudios. Apenas veía a Alexis, quien trabajaba por la tarde hasta las diez de la noche y hasta las once los viernes y sábado, así que su día libre era entre semana. Los sábados y domingos eran el único día en que ambos almorzaban juntos con Julieta y Héctor.

En lo que quedó de octubre se dedicó a repartir currículum para conseguir un trabajo por el verano y así ahorrar dinero para el año próximo. Fue en los primeros días de noviembre que recibió una llamada de Tienda Británica, una cadena de supermercados que tenía una sucursal en el shopping, por lo que aceptó de muy buena gana un puesto en el depósito en esa mismo local. Quizá hasta podría coincidir en horarios con Alexis.

Se presentó a todos los parciales que tenía y solo le restaba esperar los resultados. Pudo conversar con su nuevo jefe y arregló para ir a trabajar en el turno vespertino para seguir asistiendo a clases por la mañana. Su horario difería en media hora con Alexis, por lo que acordaron ir y volver juntos en la moto.

Desde entonces, solían tomarse el descanso juntos. Darío solía ir a comer a la cafetería, incluso sabiendo que podía comprarse algo en el mismo supermercado o pedir para que se lo llevaran; y Alexis aprovechaba ese tiempo para descansar también. María Eugenia lo cubría sin importar si había mucha gente, aunque él terminaba dándole una mano mientras su primo devoraba su merienda.

Era mediados de noviembre cuando Darío apareció más temprano que de costumbre. Se sentó sobre el taburete que solía ocupar y soltó un suspiro pesado.

—Hola, mijo, ¿qué pasó? —le preguntó Alexis, extrañado, mientras preparaba un sándwich olímpico. Apenas levantó la mirada mientras lo cortaba, reconociéndolo por su silueta de reojo y su remera polo bordó del uniforme.

—Por hoy un compañero se tiene que ir temprano, así que antes que se vaya aprovecho a comer y luego lo cubro. —Parecía agotado. Se sentó en el taburete junto al mostrador y apoyó los brazos con un suspiro cansado.

María Eugenia lo saludó con una sonrisa, acostumbrada a verlo todos los días por allí. A Alexis le sorprendió lo bien que ella y Darío se llevaban, solían conversar de muchas cosas diversas, incluso de libros que él siquiera sabía que existían.

Alexis le pidió a Jonathan que entregara el pedido en la mesa que le indicó, así podía prepararle a Darío el café cortado que solía tomar con un sándwich de atún con mayonesa y muzzarella. Conversaron sobre algunos parciales que Darío aún no recibía los resultados y sobre el nuevo juego que FromSoftware estaba por lanzar para el año siguiente.

Al terminar el horario de descanso, Darío pagó lo que debía y se fue guiñándole un ojo.

—¿Ese es tu primo del que siempre hablás? —preguntó Jonathan con una mueca extraña en el rostro.

De música y númerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora