—¿Pero qué es esto? ¿Qué mierda me diste, gil?
El argentino dejó la taza con un golpe, salpicando de café la mesa. El hombre se levantó de un salto, con enojo, y se dirigió hacia el mostrador. Alexis, que estaba concentrado preparando una media luna rellena, levantó la cabeza al oír tal arrebato.
—¿Pero vos sos pelotudo o te hacés? ¡Te pedí un café negro, no cortado!
El muchacho dudó. Estaba seguro que le había entregado el café correspondiente, sin embargo los ojos iracundos del hombre le decían lo contrario.
—Perdoná, señor, ya me encargo.
—¡Y yo no voy a pagar una mierda! Vos te tenés que hacer cargo y darme el café sin costo, ¿me entendiste?
—No creo que pueda hacer eso, tendría...
El argentino golpeó el mostrador con la mano abierta. Alexis sintió la ira burbujeando en es estómago y cerró los dedos sobre el borde de la mesita donde preparaban los sándwiches.
—Vos me vas a preparar ese café ahora, gil. Dale —le urgió el hombre, mordiéndose el labio inferior y señalándole la cafetera con el mentón.
Alexis apretó los dientes, los sintió rechinar. Se estaba conteniendo más de lo que podía soportar, con la mirada clavada en los ojos furibundos del argentino que lo desafiaban. Tomó una taza, con ganas de partirle la cabeza con ella, pero sintió la mano de Eugenia en su brazo. Le murmuró "yo me encargo" y se giró hacia el hombre con una sonrisa coqueta.
Le temblaba todo el cuerpo, el corazón le golpeaba rápido y con fuerza y sentía que la cara le hervía de enojo y frustración. Se dejó caer sentado en el suelo así que el argentino volvió a su mesa, respirando de forma irregular y no pudiendo controlarse. Apenas sintió que su compañera se ponía en cuclillas a su lado, con la expresión llena de preocupación. Le quitó unos mechones de pelo de la cara y le acarició el hombro para llamarle la atención.
—Che, andá al baño, Le. Estás pálido. Lavate la cara.
Él apenas asintió, sintiendo la boca seca. Se levantó con torpeza y se fue trotando sin mirar atrás, por si el hombre le decía algo. Sentía las náuseas en la garganta, tenía ganas de esfumarse, de desaparecer, y la cabeza se le nubló por completo.
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De música y números
Teen FictionDarío debe compartir su cuarto con su primo Alexis. Pronto comienza a sentir algo por él que intenta rechazar y esconder. 🎸📚 Alexis ha quedado huérfano. Sus padres fallecieron en un accidente de tráfico y ha quedado tirado al viento, con su guitar...