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- Emira, por favor escuchame....-

- No....no puedo....-

Dos jóvenes discutían a media noche en una habitación silenciosa, dónde el único sonido que se percibía era el llanto cortado de la peliverde y los susurros de aquel chico.

- Por favor no llores, quiero que escuches lo que tengo que decir, yo....-

- No digas nada..... Aún tengo mucho que procesar.... No me siento bien.....-

- Pero esto es importante, se acaba el tiempo -

- Después de tantos años, sin saber nada de ti, vienes y me pides que confíe..... ¿Por que eh de escucharte? ¿Cómo confiar en alguien que se crió con un imbécil?¿Cómo confiar en alguien que nos abandonó? -

- ¡¡¡Sabes que no fué mi elección!!! -

Alzó la voz, sus ojos ocultaban lágrimas dolorosas, el nudo en su garganta se intensificó.

Emira lo miró, se quedó en silencio y en menos de un minuto, corrió y lo abrazó.

- Lo siento....- Se disculpó la peliverde.

El no dijo nada y sólo la abrazó con más fuerza, no permitiría que los separen de nuevo.
































En un bar se encontraba una mujer hermosa y elegante, derramando su tristeza en una bebida.

- Cantinero, sírvame otro por favor - Pidió la mujer casi a su límite.

El joven obedeció y le entregó otra copa.

- Estúpida vida - Se quejó.

- Tenía una hermosa familia, tenía felicidad, tenía risas, tenía amor..... Ahora ya no me queda nada, no tengo nada.....- Le confesó a su bebida.

Día tras día, la mujer visita el mismo bar, tomar es su única "solución" para calmar su dolor y agonía.

Siempre tomando, siempre quejándose, y al final de cada noche se va con cualquier hombre para intentar satisfacer ese vacío que siente por dentro, convirtiéndolo así, en un final de tristeza y lujuria.










































- Enfermera Kikimora, le quedó claro lo que tiene que hacer? -

- Si señor -

- Bien, que tenga linda noche, adiós -

Colgó la llamada y suspiró, se dejó caer en su cama y miró hacia el techo.

- ¿Cuándo dejaré de seguir órdenes? - Preguntó a la nada.

- ¿Cuándo podré pensar por mi misma? -

Pasó sus dedos por su cabello y murmuró - Yo no quiero hacer esto, quiero vivir mi propia vida, las únicas órdenes que me gustaría seguir, son las mías...... Pero soy una cobarde -

Y sin más, se quedó dormida.












































- Entonces, aceptas el trabajo? -

- Claro que si, pero que es lo que tengo que hacer? -

- No te preocupes por eso, tendrás varias cosas que hacer pero no son complicadas, te espero mañana a primera hora en mi oficina -

- Acepto, y muchas gracias, me esforzaré -

- Me gusta tu entusiasmo -

El chico sonrió.

- Ya es tarde, será mejor que duermas, necesitas descansar -

- Esta bien señor, nos vemos mañana -

- Adiós, linda noche -

- Gracias, igualmente -

Terminó la llamada y la sonrisa en su rostro no desapareció.

- Cada vez estoy más cerca de encontrarte -

Murmuró acariciando el cadáver de un hermoso clavel.






































Siempre estaré a tu lado, a dónde sea que vayas, yo estaré ahí, aunque estés en compañía o sin ella, yo estaré ahí tomando tu mano.

En tus noches de desvelo, seré yo quien te abrace por la espalda, cuando te sientas triste, seré yo quien te acompañe en tus lágrimas.

Cuando sientas que no puedes más, seré yo quien se tire al suelo contigo,
Cuando creas que no hay salvación, te daré un beso en tu mejilla, símbolo de que no pienso abandonarte, por que yo vivo en ti, por que somos amigos, por que soy parte de tu vida.........



Atte: El vacío.

The madness of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora