Capítulo 8: Ella.

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EVANDER.

No sé qué diablos estoy haciendo.

O tal vez sí.

Llevo unos minutos apreciandola, absorbiendo cada parte de ella con la mirada, grabandola a fuego en mi memoria.

Por fin fuimos capaces de conocerla.

Si hace dos meses alguien me hubiese dicho que estaría en frente de una desconocida con mi mayor imperfección física por completo a la vista, le diría que estaba loco y que mejor fuera al psicólogo porque no estaba pensando con coherencia; hoy, simplemente le diría que había algo en mi interior que bailaba, que estaba feliz al pensar en la magnitud de lo que estaba haciendo.

Y nada tenía que ver con Shelley, esto era por mí.

Durante dos años estuve "oculto del mundo" e incluso puedo decir qué de mí mismo.

El accidente no sólo se llevó mis partes físicas, también me arrancó partes del alma. De lo que me hacía un chico libre y "normal".

Apenas salí de rehabilitación me sentía muy culpable, a veces lo hago todavía, todo había pasado por mi insensatez, si yo no hubiese accedido, nada de esto habría ocurrido.

Pero ¿quién cambiaba el pasado?

Si conocen a ese alguien, presentenmelo por favor.

Durante mucho tiempo, los sentimientos de odio hacia mí, hacia mis acciones esa tarde, hicieron que pensara que no servía de nada. Qué era basura en el mundo, mi vida había perdido por completo el sentido.

¿Mis padres? El trabajo era más importante que yo.

¿Mi hermana? A ella también la dañé.

Luego de lo ocurrido ella tomó un rumbo diferente, su actitud cambió, en realidad, todo lo hizo. Se metió en problemas y solo importaba ella y las barreras que creó para sí misma. Ni yo he podido ver a través de ellas.

Y me aterra que nadie pueda llegar a hacerlo.

Nadie merece estar solo en esos momentos pero ¿a quién teníamos nosotros?

Nuestra familia estaba dividida y a mis amigos no era capaz de mirarlos a la cara sin recordar lo que había pasado, así que dejaron de insistir. Me negué a todo ¿qué pasa cuándo tocas fondo? Muchos dirán que subir pero ¿cómo haces si nadie te lanza una cuerda para hacerlo?

Yo no tenía la cuerda, me tenía a mí y solo a mí.

Y nadie nos va a odiar más que nosotros mismos.

Era cierto, si yo no aprendía a sanar mis heridas ¿quién lo iba a hacer? A veces te toca seguir en solitario, lamerse las llagas y continuar.

¿Qué si pensé en el suicidio? Uff, por supuesto que sí. Estaba en un punto muy bajo y aún a veces me tropiezo y vuelvo a caer en el.

Pero llegó un momento en el que dije no.

Si desaparezco Delia quedaría sola.

Pensé en ella, pensé en mis amigos, pensé en todos y luego pensé en mí.

Por eso Shelley está hoy aquí.

Porque en contra de mis temores, de mis fobias, de mis inseguridades, de mi tristeza, de mi ansiedad, de mis pensamientos intrusivos, de mi odio; estoy yo y solo yo.

Así que pensé en seguir, no sé si esto me ayudará a superar ese fatídico día.

Puede salir mal.

¿Y si somos fugaces como estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora