No pude inventarle una excusa a Riley.
La tonta es astuta.
Si se supone que es astuta ¿Por qué llamarla tonta?
¿Yo qué se, se te olvidó que aún quedan rastros de alcohol en tu cuerpo my love?
Ignoro eso.
Cuando Riley me llamó tuve que atender y aguantarme sus gritos y reclamos donde me recordó más de 30 veces que yo lo había prometido y que si no las acompañaba sería una estúpida con poca palabra.
Ella siendo ella.
No tuve más remedio que disculparme y decir que ya iba para el consultorio.
Llegué a casa y me encontré con mi madre y Robert en la sala, al parecer estaban viendo un programa de televisión.
—Ya veo que no mentías con eso de que volverías tarde– Dice con una ceja enarcada y yo me encogí de hombros aguantando las ganas de reír.
Pasé de largo y subí hasta el desastre que tengo por habitación a darme una ducha de agua caliente para quitarme lo borracha <<Podre tener resaca, pero bañarme con agua fría, nunca>>
Cuando salgo de la ducha, busco algo que ponerme y después bajo las escaleras otra vez para cojer mis llaves.
—¿Vas a volver a salir?– Dice Robert.
—Sep.
—Con cuidado cariño– Me dice mi madre.
—Ok. ¡Bye!
Me subo en mi auto y conduzco hasta el consultorio del obstetra. De repente me siento un poco nerviosa.
Y eso que no eres la embarazada.
Le tengo respeto a Delia.
Llego a la dirección que me dio Riley, es una calle con varios establecimientos y en uno de ellos resalta el nombre de el doctor y obstetra "Juan Reinols", bajo del auto para enfrentarme a la puerta casi blanca del consultorio y al abrirla noto que debo subir unas escaleras.
Genial. (Nótese el sarcasmo)
Subo las benditas escaleras y abro otra puerta donde el aire frío acondicionado me recibe.
Me muevo entre las sillas de espera y las encuentro. Riley lleva una chaqueta corta verde militar, con una camisa negra por debajo y pantalones anchos, sus botas blancas acompañando, mientras que mueve la punta de su pie con nerviosismo.
Delia está con un pantalón holgado y una camisa roja, su cabello rubio platinado resaltando por la luz de los bombillos y con una cara de querer matar a alguien.—Llegaste– Dice fría e indiferente.
Ok, ya anda amargada.
—¡Viniste!–Dice Riley levantándose y dándome un abrazo para después volver a sentarse– Ya estaba pensando que no venías.
— Y casi que no lo hago, todavía me duele la cabeza por tanto licor de anoche.
—Te felicito– Comenta Delia cruzándose de brazos.
—¿Y Evander?– Le pregunto aún de pie.
—Vivo, en casa de Terence posiblemente– Me responde.
—¡Eso no! Qué si ya le dijisteis.
—No.
—¿Y a que esperas?
—No es tu asunto ¿Sabes?
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¿Y si somos fugaces como estrellas?
Novela Juvenil[✔Terminada] [En edición] Ella lo tenía todo. Le iba bien en las clases. Tenía un lindo novio. Muchos seguidores en Instagram. Su mejor amiga era la más popular de la universidad. Él... No tenía casi nada. Ella publicó un Post. Él le comentó. E...