-Te amo...-
Ash y May, dos chicos que viajaron juntos, quienes llegaron a despertar sentimientos más allá de su comprensión. Se reencontraran después de tantos años, en un gran Festival al que fueron invitados.
Siendo ya grandes celebridades, habien...
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— Bien... supongo que solo nos queda ayudarla, y llevarla al hospital Pokémon por si las dudas, no estoy dispuesto a correr riesgos —sugirió el padre de la coordinadora tratando de guardar la calma.
— ¿Hospital Pokémon? ¿Qué es...? —preguntaba la castaña, pero en un abrir y cerrar de ojos ya la habían llevado al hospital y estaban hablando con una enfermera.
— Entiendo, este será su cuarto, le informaremos en dos días máximo los resultados concretos.
— Entendido.
— Esperen, ¿Dónde estoy? y ¿Qué está pasando?
— Tranquila May, solo te llevaran a revisar, por si estas enferma o con alguna lesión, pero no te preocupes, estarás bien —le informó el azabache.
— Pero... no quiero estar sola aquí, me da miedo ¿No puedes estar conmigo?
— Si por mi fuera lo haría así, pero no se me es permitido —la chica mostró mucha inseguridad, por lo que el azabache intentó calmarla— Hey, hey tranquila, si quieres cuando te terminen de revisar puedo estar contigo.
— ¿En serio?
— Lo prometo.
— Señorita Balance, pase por favor —anunció una enfermera en la puerta de un cuarto.
— Bien, aquí voy.
— Suerte pequeña —dijo Norman.
— Gracias... papá —agradeció para irse.
Norman se había conmovido con ese simple "papá" de parte de su hija. Pues a pesar de que realmente no lo recordara bien, lo llegó a llamar "papá", cosa que le hacía recuperar las esperanzas de que todo fuera como antes.
Después todos regresaron al hotel esperando que a parte de la mala memoria no hubiera nada más malo con ella.
En cuanto llegaron, Ash corrió a los cuartos en busca de los demás, para contarles la noticia.
— ¡Chicos, no lo van a creer!
— ¿Qué pasó, Ash? —preguntó Clemont.
— ¡May ha aparecido!
Ante tal información todos gritaron de emoción y sorpresa, era impactante. Sin embargo, la peli-rosa al escuchar eso, casi escupe su café que estaba tomando tranquilamente, casi ahogándose ¿Cómo era eso posible? ¿No se había encargado de ella ya? ¿Cómo carajos logró sobrevivir a tal caída? No lo entendía.
— Wow Jane, ten cuidado, ¿Qué sucedió? —inquirió Dawn.
— ¿Estás bien? —preguntó el azabache un poco preocupado.
— Eh, no es nada, es que me alegré y sorprendí tanto de esa noticia, que escupí mi café jeje —respondió algo nerviosa, pero ocultándolo bastante bien.
