-Te amo...-
Ash y May, dos chicos que viajaron juntos, quienes llegaron a despertar sentimientos más allá de su comprensión. Se reencontraran después de tantos años, en un gran Festival al que fueron invitados.
Siendo ya grandes celebridades, habien...
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Jane pasaba mucho tiempo con el azabache, platicando o a veces consolando. Pero era casi 24/7 el que estuvieran los dos. Ash aún sospechaba algo de Serena, pero prefería no acusar ni preguntar sin alguna prueba o tan rápido.
Meowth le contó su plan al resto de su equipo, el cual estuvo de acuerdo y pusieron manos a la obra.
Mientras tanto, las noticias iban de aquí a allá, y claro, la polémica de ese momento era saber que había pasado con May, miles de programas de televisión informaban de este hecho al igual que los periódicos.
Y en una mañana, el padre de May, Norman, apenas se enteró de lo sucedido por las noticias del periódico que a diario leía por las mañanas, le informó a su esposa, Caroline, a lo que fueron rumbo a Kalos lo más rápido posible.
#EN KALOS Y CON EQUIPO ROCKET#
— ¿Entendiste? —preguntaba Jessie hacía May para comprobar si entendió el plan.
— Si, pero tengo unas dudas.
— ¿A ver? Dilas.
— Pues... ¿Por qué era malo el chico con rayos en las mejillas? Y ¿Para qué quitarle su Pokémon? ¿Eso no es malo?
— Oh, bueno, el chico es malo porque... ¡Roba Pokémon! Si, si, y... ¡Le robo el Pikachu a James! Por eso debemos recuperarlo ¿Verdad James? —Jessie codeó al chico esperando que le siguiera el juego.
— ¿Qué cosa?, ah ¡Si!, definitivamente, es por eso que necesitamos tu ayuda.
— De acuerdo, haré lo mejor que pueda, por ustedes chicos.
— Muchas gracias pequeña.
#HOTEL#
Norman y Caroline ya habían llegado al hotel donde se supone estaban nuestros héroes, siendo que Max los estuvo esperando todo el tiempo desde que anunciaron su llegada, y en cuanto los vio fue del hotel salió corriendo a sus brazos.
— ¡Papá! ¡Mamá! —un pequeño chico se dirigía corriendo hacía sus padres.
— ¡Max! Gracias al cielo estas bien —abrazó su madre.
— ¿No te ha pasado nada hijo? —igualmente abrazándolo.
— N-no, yo estoy bien.
— Que bueno, ¿No has sabido nada de tu hermana o sí?
— Lamentablemente no, estoy muy preocupado por ella.
El chico de catorce años parecía querer llorar, pues, no saber qué pasó con su hermana, no saber cómo está en ese momento, si está viva o no, es algo preocupante para cualquiera en su posición.
— No te preocupes mi niño, la encontraremos, ya lo verás. Todo estará... —Caroline suspiró— bien —le consoló su madre abrazándolo más fuerte.
