や 𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐓 ↛𝐡𝐚𝐧 𝐬𝐞𝐨𝐣𝐮𝐧 𖥨

# ◍࣪ 𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟐 𓈒ꜝꜝ

﹏why smile?ㅤ ྀ

︎ִֶָ ̽𖧧

Realmente no había tomado gran relevancia a aquella vez en que ayudó a esa chica.

Sin embargo, durante toda la semana cuando iba de regreso a su hogar, Seojun veía si podía estar ella siendo acosada de nuevo.

Por suerte, no fue así. Así que mantenía esperanza de que habían dejado de molestarla.

Cosa en la que se equivocó porque aquella pobre chica era perseguida por esas tres cuando salía de la escuela.

Estaba harta pero era demasiado cobarde como para hacer algo.

Caminaba hacia su instituto sin ganas hasta de vivir, somnolienta por levantarse temprano y soltando bostezos a cada cinco minutos.

Se preguntaba si habían dejado alguna tarea que ella haya olvidado; con frecuencia solía pasarle eso.

Distraída por ello, no se fijó que una motocicleta iba pasando hasta que escuchó el ruido cada vez más cerca.

Asustada, giró a ver y abrió los ojos en demasía al ver que se aproximaba hacia donde estaba.

Cerró los ojos por inercia esperando el impacto, juraba que ya podía ver la luz del «más allá».

El impactó jamás llegó, por lo que se preguntó si ya estaba muerta y no sintió el dolor o si la persona en la motocicleta pudo frenar.

Abrió los ojos con lentitud y miró a todas partes, a su lado izquierdo, estaba la moto en el suelo junto a la persona.

Se preocupó demasiado pero cuando iba a ver cómo se encontraba, escuchó muchas quejas de parte del desconocido que la hicieron sentir atemorizada.

—Maldita sea. —masculló un tanto adolorido.

No sabía si huir o enfrentarlo. Había sido culpa suya, ¿pero y si la persona le hacía un gran problema por ello?

Odiaba el hecho de que alguien la fuera a atropellar y al final no sucediera.

Ahora debía pensar bien si escapar como si fuera una fugitiva.

El desconocido se limpió el polvo del suelo que estaba en su ropa y casi le daba un paro al fijarse que era de su misma escuela.

Y entonces su mente hizo conexión, sabiendo ahora de quién se trataba. Era más que evidente.

No esperó más y corrió lejos de él para no ser atrapada, acto que notó ese chico y gruñó.

—¡Oye! —le gritó.

No giró a ver y siguió su camino mientras corría, detestaba hacerlo pero era eso a tener que enfrentar al chico rudo de la escuela.