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—¿Entonces? Realmente me siento algo nervioso, se siente como si fueras a decirme que nunca me has querido o algo así. —bromeó Seojun.
«eso es verdad.»
—¿Qué cosa? —dijo asustado y ella rió.
«tu rostro está así ahora: 😧»
—¡Deja de jugar con eso! —golpeó levemente su brazo.
Sonrió divertida y miró unos segundos a Seojun. Admiraba lo lindo que era, pero lo que más amaba de él, era su forma de ser.
¿Podía ser tan perfecto?
—D-Deja de verme, estás gastando mi belleza. —refunfuñó tratando de no parecer tan nervioso.
La hizo reír y revolvió su cabello logrando que sus mejillas adquirieran un tono carmesí muy intenso.
Su corazón iba a salirse de su pecho si ella seguía acariciando su cabeza y viéndolo con esa hermosa sonrisa.
Segundos después, Halley volvió a tomar su teléfono y suspiró.
«Estoy demasiado segura que sabes que sí puedo hablar pero que no quiero hacerlo. ¿Es así?»
Tardó solo unos segundos en responder.
—Lo es, no te enojes con tu mamá, ella solo... te ama y quiere que puedas estar completamente bien... —murmuró.
«No estoy enojada junie. »
Él sonrió y besó su frente con ternura.
—Bien, pero quieres decirme todo tú, ¿no? Tómate el tiempo que quieras. —dijo atento.
«Bien... Ya sabes que me han acosado desde pequeña, ¿verdad? Nunca mentí cuando dije que no he tenido ni un amigo. A los siete años comencé a sentirme mal y a preguntarme lo que se sentía tener siquiera a alguien con quién hablar, me he sentido demasiado sola desde ese entonces. »
Leyendo eso, ya podía jurar que su pecho dolía fuertemente.
«Ese día en que me dejaron encerrada, por la mañana absolutamente todos los de mi salón me trataron mal. No solo las tres niñas habituales, tiraron mis cosas a la basura e incluso me humillaron frente a otros salones. Para ser sincera, supe que desde esa mañana mi vida sería más mierda de lo que ya era pero no estaba preparada.
