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—Entonces, lo único que tienes que hacer es doblar esta última parte y listo. —indicó sonriendo satisfecho cuando acabó de explicar cómo se hacía un avión de papel.
La menor hizo una expresión de pequeña sorpresa y también acabó su avión de papel repitiendo la misma acción que Seojun.
—¿Lo ves? Era muy fácil. —dijo él y depositó un casto beso en la frente de Halley.
En esos momentos, ella se preguntaba cosas cómo «¿por qué sigue haciendo eso?». Seojun no parecía del tipo de persona que fuera demasiado cariñosa con sus amigos.
Han pasado tal vez, ¿dos meses? Y él seguía así, siendo constante con sus besos, sus abrazos, y Halley jamás se ha sentido de esa manera.
Es confuso para ella porque jamás experimentó cada sensación que le otorgaba Han Seojun cada que se colocaba meloso con ella.
Y vamos, ¿Seojun? No tenía ni maldita idea del porqué se comportaba como un cachorrito al lado de Halley.
Cada día ver a Jugyeong fue menos doloroso.
Y ver a Halley, le hacía tener un sentimiento tan cálido y único.
«¿Hiciste tus tareas?»
La pantalla del celular quedó frente a su rostro sacándolo de estar hundido en un trance en respuesta del por qué de sus sentimientos.
—¿Tareas? ¿Cuáles? —miró a la menor curioso y ella rodó los ojos.
Hizo señas con sus manos que para gran felicidad de él, entendió sin tener que pensar mucho tiempo.
—Oh, ¿esas? Bueno es que, después de que me explicaras y ayudaras con unos ejercicios —alargó temiendo que le regañe. —, cuando te fuiste, ¡no miento! Los demás estaban difíciles y ya no pude hacerlos.
«¿Cómo pasarás de año si no haces tus tareas?»
—¡No me regañes! Pareces mi mamá. —bufó.
Halley volvió a rodar los ojos y Jun hizo un puchero.
—No te enojes, es solo que, la escuela no es lo mío, ¿sabes? —musitó viéndola con ojitos de cachorro esperando a que dejara de estar enojada.
—¿Seojun estás haciendo un puchero? —Chorong casi gritó con tono burlón aquello cuando salió a la azotea.
Se asustó tanto que Halley casi juraba ver a su alma salirse de su cuerpo pero en vez de ayudarlo, se comenzó a reír.
