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—Eres demasiado estúpida.
Sintiendo esa mirada con desdén, observaba fijamente hacia el suelo. El contacto visual solo empeoraría las cosas, lo sabía muy bien.
—Es decir, ahora tienes a alguien quien te proteja pero, por favor, ¿será así toda la vida? Seguirás siendo la misma niñita cobarde que pedía auxilio cuando la encerraron en aquel armario. —su voz burlona la hizo erizar su piel.
Y su mente se llenó de esos recuerdos tortuosos que la hacían querer ir a su habitación, encerrarse en ella, acostarse en su cama y cubrirse con una sábana como si fuera una forma de protección.
Tenía miedo.
Siempre lo tenía.
—Si lo piensas, ¿has superado tu patético trauma? ¡Jamás lo harás! —no entendía la razón por la que Jiah la odiaba tanto.
Nunca hizo algo contra ella.
De hecho, eran amigas. Sunhee, Jiah y Jaehee. Sin embargo, después de un mes teniendo una linda amistad, donde Halley se atrevió a contar las razones por las que dejó de hablar, creyendo que ellas eran personas confiables, ocurrió el infierno.
Confiar fácilmente en alguien no traía cosas buenas todo el tiempo.
Usaron eso como amenaza, lo utilizaron en ella haciéndole tener tantos episodios que solo empeoraron su situación.
Halley era un juguete para aquellas tres, solo una forma de divertirse.
—¿Y qué, muda? ¿Seojun ya te dijo que te ama? Probablemente sí. —se mofó Jaehee mientras pisaba los dedos de la menor con su pie.
—Era tan predecible —alargó con exageración Sunhee. —Él estaba aburrido, encontró a alguien que no habla, le pareció interesante, ¡casi como una criatura extraña! Así que decidió quedarse contigo para experimentar. Es todo.
—Y si en verdad está interesado en ti, por dios, ¿no creerás que será así por siempre, no? —poniéndose en cuclillas, Jiah la tomó del mentón para que alzara el rostro. —Seojun tiene mejores opciones que quedarse contigo, rarita.
Sus ojos comenzaban a ponerse llorosos, mordía su lengua para evitar que las lágrimas resbalaran.
Llegó a sentir ese sabor metálico de la sangre, había lastimado su lengua por la fuerza que ejercía con sus dientes.
Tan solo un día antes, Seojun la había besado en ese mismo parque. La magia termina y ella regresa a su vida horrenda.
—Sunhee dice que te vio ayer con él, se confesó contigo —habló con un tono de ternura y burla. —, pero dime, ¿Seojun se acercó a ti porque quería ser tu amigo? ¿No lo has pensado? Solo estaba contigo por curiosidad, es simple. Una niñita llorona como tú no genera nada más que eso; curiosidad. Eres un juguete nuevo para él, todos te van a destruir porque eres una perdedora, una gran y estúpida perdedora. —su dedo índice golpeó su frente mientras decía lo último con lentitud.
