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La señora Kang no soportaba ver como su hija le contaba de algún amigo que había hecho y que después de un tiempo, su entusiasmo disminuya y termine contando que solo se alejaron.
Ella sabía que no la pasaba demasiado fácil en el instituto, no se imaginaba las cosas que le hacían a Halley pero, suponía que alguna que otra burla si recibía.
E insistía en cambiarla de escuela pero Halley no le veía caso a eso, en cualquier lugar, todos se burlarían de ella.
Y para cuando ella contó que Han Seojun se había hecho su amigo, realmente se emocionó porque, en Seojun vio a alguien bueno.
Además, observaba cómo ese chico cuidaba a su hija y la trataba con demasiado cariño, asumiendo que probablemente entre ambos hubiese algo más que una simple amistad pero eso no lo podía asegurar.
Así que, por primera vez en años, pudo ver a su hija estar tan feliz que, supo que Seojun logró hacer eso y que igualmente, él estaba interesado en que Halley estuviera bien.
Por eso le contó aquello.
—Cuando Halley tenía siete años, no había nada raro en ella, era una niña muy alegre y siempre contaba que quería ser veterinaria, ama mucho a los animales. —comenzó a decir.
—Lo sé, me he dado cuenta. —la señora Kang sonrió al escucharlo.
—Creí ser una buena madre, siempre le dije que me contara cuando alguien la molestara o les dijera a los profesores, pensé que todo estaba bien con ella hasta que, bueno, de una mala forma me enteré de todo lo que le hacían en la escuela —bajó la mirada. —. Ella regresaba sola de la escuela, no estaba lejos de casa, yo trabajaba hasta tarde ese día así que no me di cuenta de que no llegaba. Cuando volví del trabajo, eran las nueve de la noche y ella no estaba, me asusté demasiado y comencé a buscarla, también fui a una estación de policías. —murmuraba.
Seojun no sabía qué decir, seguía escuchando con atención aunque, de igual forma estaba desesperado porque en ese momento no sabía dónde podía estar y quería buscarla.
Pero también era importante lo que contaba la señora Kang.
—Señora Kang, l-lamento esto pero, Halley...
La mujer sonrió enternecida por aquello.
—Oh, eso, no te preocupes, ella siempre suele desaparecer y se va a... bueno, un escondite, no sé qué lugar es pero ella me dijo que ahí puede pensar y relajarse un poco, sé que se encuentra bien. —le brindó nuevamente una sonrisa tranquila para calmar al chico y lo logró solo un poco.
—Entonces, ¿hace esto a menudo? —la mujer asintió. —Oh, s-siento interrumpirle, es que estaba muy preocupado por Halley pero igual, también me interesa mucho, mucho saber más de ella. —le instó a que siguiera hablando y la señora Kang asintió comprensiva.
