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—¿Deberíamos acompañarte a casa? —cuestionó Jugyeong, viendo con preocupación a Seojun.
Él negó dos veces.
—No hace falta, estoy bien, en serio. —musitó.
—No lo creo, Jugyeong y yo no estamos muy tranquilos de ver que te irás con tantas cosas en mente. ¿Te darás cuenta de si un auto está por pasar? ¿Qué pasa si te atropellan? —objetó Suho.
Seojun rodó los ojos con cansancio. No era para tanto, él estaba... solo un poco deprimido. Pero no para que se preocuparan demasiado por él.
Mejoraría.
Solo cuando Halley vuelva a aparecer.
—Iré a caminar un poco y... Después iré a casa. —indicó.
—No respondiste a mis preguntas. —argumentó Lee, viendo con seriedad a su amigo.
—Relájate, no tengo intenciones de no mirar a los lados en la calle. —contestó.
De lo que sí tenía intenciones, era de ir a la casa de Halley. Pero sería en vano, ella no iría a abrirle la puerta. No bajaría de su habitación si su madre la llama diciéndole que él estaba ahí para verla.
Tenía culpa, tenía mucha culpa.
Luego de despedirse de sus amigos, comenzó a caminar por las calles, claramente en la acera. Tenía pensado ir al parque donde vio por primera vez a Halley, aún recuerda tan bien aquello.
Él se sentía emocionalmente mal, seguía queriendo a Jugyeong y todo era complicado, hasta que vio aquella escena y se sintió molesto.
Detestaba como habían personas que se aprovechaban de los demás, que los hacían sentir mal y se burlaban de ellos.
Y su odio hacia aquel tipo de personas aumentó desde lo ocurrido con... Seyeon.
No iba a mentir, él lo extrañaba profundamente. Fueron momentos tan difíciles, su enojo y dolor le hizo culpar a Suho solo para desquitarse, algo muy malo. La desesperación cuando él ya no iba más a abrazarlo, reírse con él, apoyarlo.
Seyeon le hacía mucha falta.
Estaba seguro que él pudo ser un gran amigo para Halley, seguro él la entendería más.
Han Seojun parecía un zombie. Teniendo en cuenta que no podía dormir por las noches, pensando en ella. Él no podía estar tranquilo.
Tenía tanto miedo de que... todo se repitiera.
No podría soportar perderla, y no quería tener aquellas cosas en mente, no podía ser tan pesimista. Seyeon y Halley eran dos personas diferentes pero también tenían ciertos parecidos.
