HACIENDO PLANES... ¿JUNTOS?

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En ese periodo comprendí lo que siempre me dijeron "lo importante en una relación es sentirse amado, comprendido y respetado. Que no te cambien por deseos ajenos". Mi abuelo siempre dijo que el corazón te dicta cuando el amor de tu vida está frente a ti.

No es que lo haya olvidado al cien por ciento hay momentos que pienso que también es más cierto que, el amor nunca es suficiente y que me aferre sabiendo el resultado, pero el amor me cegó, me hizo no pensar en el futuro y a partir de ese día vivir solo lo que tenía...





El sábado llegó, me pude sentar, sincerarme y pensar muchas de las cosas que esperaba para decirle, inclusive preparé un mensaje, uno muy largo, para que no solamente no supiera de mi boca, sino que tuviera un recordatorio de todo lo que me sentido, no lo mandé hasta una hora antes de que nos fuéramos a ver, en realidad ni siquiera sabía que iba a esperar, que necesitaba, pero lo que si tenía claro, es que iba a ser más racional que pasional.

—¿Estás bien? —pregunta al verme, claramente ya leyó mi mensaje.

—Lo estoy, más de lo que pudieras pensar.

Él suspira, toma su teléfono y habla, por primera vez se anima a seguir en español.

—Leí tu mensaje y entiendo, de verdad entiendo todo lo que me estás diciendo.

—¿Es todo lo que tienes para decir?

—¿Tengo que decir algo más?

—Esperaba que sí, por eso lo mandé —digo en tono triste, no puedo ya ocultarlo—, pero bueno, gracias por estar aquí, gracias por aceptar platicar.

—¿Por qué suena a despedida? —dice él interrumpiéndome.

—No lo hago, solo creo que es un buen momento para poner las reglas del juego, creo que he perdido terreno, independencia, pensamientos y todo lo que esto conlleva, no he sido capaz de pensar coherentemente y me he dejado llevar por todo, esto debe de tener algo bueno para ambos, algo lindo y me está mortificando como no tienes idea.

—¿Mortificando? Tengo una nueva palabra favorita.

—¿Estás desviando el tema? —digo en tono irritado, cuando no responde solamente, ok, me dice este tipo de cosas—. Por eso no quería hablarlo contigo de frente, porque haces esto, evitas todo, lo minimizas —doy media vuelta, intentando irme, no puedo soportar esto, ¿por qué carajo lo hice desde un inicio?

Sigo sin recibir una respuesta, ¿por qué no lo vi venir?

Camino, él no me sigue, volteo un par de veces y me voy a mi coche, cierro, pongo seguros y pongo la llave para encender el carro, no sin antes darle un golpe al volante, estoy demasiado enojada.

—¿Estás en tu consultorio? —digo tomando mi teléfono.

—Sí, tengo espacio, ¿pasa algo chaparra?

—Necesito a mi mejor amigo Vic, de verdad te necesito.

—Suenas preocupada, le diré a Andrea que te haga una cita como si fuera consulta.

—Gracias Vic, te cuento ahora que llegue.

Avanzó al trafico, incorporándome a Avenida Patria, rumbo al hospital Puerta de Hierro, Dimitris no me siguió, tampoco me ha llamado, no solo no cumplió su palabra, sino que nuevamente me ha dejado. Lloro, lloro todo lo que me es posible, no puedo ni manejar, me orillo, apenas y puedo apagar el carro, esto... ¿por qué me hace esto? ¿Por que carajo soy tan estúpida para seguirle creyendo? Respiro, me hace mucha falta, tomo un pañuelo y me limpio, sé que. Necesito hablar y contarle todo a Victor, no solo por que es mi mejor amigo, sino porque necesito un punto de vista diferente al que tengo ahora, necesito uno de hombre.

Mi historia con el griego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora