(Para mejorar el capítulo, reproduce el vídeo y escucha la canción).
Creo que una de las cosas que más me ha hecho llorar es esa vez que se fue, no supe nada de él, al siguiente día hablamos, pero no era lo mismo, yo deseaba estar con mi familia, con las personas que quiero y festejando mi cumpleaños. Por supuesto que me felicitó, pero no hubo regalos, y no me refiero a algo consumista, sino a su tiempo. Aún no sé qué hizo ese día, pero ese fue el último cumpleaños que pasamos juntos, porque los demás, siempre los olvidó. Los demás no los vivimos en la ciudad juntos, y aún con 8 horas de ventaja no pudo felicitarme.
Yo no puedo olvidar el suyo y cada 26 de diciembre se convierte en una travesía. "No le mandes un mensaje", me repito fielmente. Ya no me es un día cualquiera. Es su cumpleaños.
Dimitris y yo teníamos visiones diferentes, ahora veo que intentó conquistarme con un objetivo en específico, uno que no me consultó, que pensó que el tiempo me haría cambiar de opinión. Casarnos. Pero no pensó en mis sueños, no contempló mis metas, y aunque ahora pienso que pudimos llegar a un acuerdo con relación a todo, no logramos nada, el no solo deseaba a una sumisa en la cama. La quería todos los días en su casa. Y yo... yo solo lo quería a él, todas las facetas no solo una.
El lunes después de mi cumpleaños le hablé o mejor dicho le escribí la primera "carta larga", le expresé lo que sentía porque se haya ido, a lo cual me respondió un "lo siento", no dijo más, solo lo repetía una y otra vez. Me pidió verme en la Universidad, yo le dije que solo tenía media hora, tenía que ser rápido. No sé qué pasaba por su mente, pero mi coraje en ese momento era mayor que cualquier preocupación, así que no me importó su tono de voz. Acordé un punto medio, no iba a ser esta vez yo, y como siempre, la que caminara en su búsqueda.
—Sé que no tengo perdón —dijo apenas y llegué con él—, y en realidad tengo la peor y más estúpida excusa, pero no me sentía bien y no quería echarte a perder tu día.
—¿Qué pasó? —dije seria y sin sentarme.
—Mi novia rompió conmigo, dijo que algo pasaba, que me notaba extraño, así que le conté de ti, le dije que comenzaba a enamorarme y que deseaba llevarte a Grecia y que te casaras conmigo.
Me tomó por sorpresa, y sí, no es la primera vez que lo dice, pero el cómo lo dijo me sorprendió demasiado.
—¿Estás bromeando cierto? —dije aún sin sentarme, él me extiende la mano y acepto.
—No, y sabes que no bromeo con eso, me encantaría que pasara, me encantaría que fueras mi esposa, pero bueno, solo no quería arruinar tu cumpleaños, por eso preferí alejarme.
—Me tienes que compensar. Esto no se hace Dimitris —dije caminando el tema, no me siento del todo preparada para hablarlo en la universidad con él
—¿Qué es lo que quieres?
—Quiero mi collar, y quiero que regresemos a esa mazmorra a donde me llevaste la primera vez. Quiero... te quiero a ti como dominante.
—Te acabo de decir que me quiero casar contigo y aun así quieres que sigamos con esto.
—Yo te dije una vez que te prefiero como Amo, y eso es lo que deseo después de que te vas en mi casi cumpleaños no puedes negarme algo que te pida.
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Mi historia con el griego ©
RomanceEditando y escribiendo. Próximamente su final. En la vida existen amores que se aferran a tu corazón, sin importar cuánto daño te hayan causado, simplemente porque los recuerdas con cariño. Dimitris Papadopoulos fue uno de esos amores que se adentra...