꧁ᴥ︎︎𝑼𝒏𝒐ᴥ︎︎︎꧂

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Hace 16 años atrás un rayo de sol iluminó sus vidas, fue el momento en que sus días dejaron de ser monótonos y se tiñeron de los colores del arcoíris.

Los Miya pertenecían a la clase alta pero no se jactaban de ello, por lo contrario a lo que se esperaría de una familia de alfas desde generaciones pasadas. Vivían en una casa de dos plantas con un espacioso jardín para que los niños jugaran.

La décimo tercera generación tuvo el privilegio de producir dos gemelos alfas, los cuales eran criados con todo el amor de sus padres así como el de sus abuelos. Al ser los integrantes más jóvenes en la familia recibían todo lo que querían.
A pesar de ello Atsumu el gemelo mayor y Osamu el gemelo menor a su corta edad de cuatro años sentían que la vida era aburrida y ese pequeño vacío en sus almas se los recordaba a diario.

Se lo habían mencionado a sus padres quienes se preocuparon ante el estado de sus pequeños tesoros. Después de analizar la situación de acorde a lo que los gemelos decían sobre el cómo se sentían; llegaron a la conclusión de que ese vacío estaba ligado al pronto despertar de su segundo género. Y eso implicaría encontrar a su destinado a través del enlace de alma.

Tal y como lo habían predicho, los gemelos despertaron como alfas puros a la edad de cinco años, pero ese sentimiento de que algo les faltaba aún permanecía en ellos. Como la pieza faltante de un rompecabezas ese vacío les impedía disfrutar completamente su niñez. 

¿Acaso era por su destinado? ¿Realmente es tan importante eso? se preguntaban ambos niños. A su corta edad presentaban la dignidad de un alfa pero en uno que otro momento se comportaban como cualquier otro infante, con sus berrinches, lloriqueos y típicas peleas de hermanos. La esencia del enlace de alma los acompañaba en cada momento.

A la edad de siete años sus padres les dieron una brillante noticia, pronto tendrían un nuevo integrante en la familia.

—¿Cómo?— cuestionaron perplejos ante las palabras salidas de la boca de su padre.

—Así como escucharon niños, dentro de una semana traeremos a su hermano menor a vivir con nosotros— tranquila y con una sonrisa delicada habló la señora Miya.

Atsumu y Osamu habían vuelto de la escuela a la que iban, el chofer de la familia los había recogido como lo hacía de costumbre. Pero extrañamente el día de hoy sus padres que siempre regresaban una hora más tarde a casa por causa de sus trabajos se encontraban primeros.

Ahora ambos niños estaban sentados en el sofá de la sala cara a cara ante sus padres. Cualquiera que los viera pensaría que estaban siendo regañados pero caso contrario solo fueron informados de una extraña noticia.

Los gemelos se miraron entre ellos y como si fuera fantasía sus pensamientos se coordinaron: "Ne Samu" "Mh?" "¿Notas algo extraño con la panza de madre?" "...Ahora que lo mencionas se ve normal" "¿Entonces? el hermanito de dónde..?" "¡¡!!"

—¡Podría ser que..!!— ambos giraron bruscamente sus rostros haciéndole frente a sus padres con una mirada asombrada.

—Exacto chicos!— dijo alegre —No se los dijimos antes porque no sabíamos si la documentación sería aceptada.

—Pero ya terminamos los trámites y el fin de semana próximo iremos a buscar a su nuevo hermanito.

Un corto silencio se formó en la sala de estar.

—¿Qué sucede niños no les agrada la idea?— cuestionaron preocupados, comprendían que esto podría ser un poco difícil de aceptar para sus dos jóvenes niños, quienes desde que nacieron permanecían sin un interés real hacia otros a pesar del hecho de estar rodeados de gente.

—Nop, sería bueno tener a uno más de nosotros— respondió sinceramente.

—Si, ya estoy arto que Tsumu se coma todos mis onigiris, ahora seremos dos contra uno.

—Oi Samu! Aún no sabes si nuestro menor estará de tu lado!.

Menudas respuestas les habían dado, de igual manera eso logró disipar sus preocupaciones.

Aún así ninguno de los Miya podría predecir las futuras consecuencias de la decisión que habían tomado.

En un abrir y cerrar de ojos la semana transcurrió sin problemas; Atsumu y Osamu esperaban pacientemente en el jardín la llegada del nuevo integrante de la familia

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En un abrir y cerrar de ojos la semana transcurrió sin problemas; Atsumu y Osamu esperaban pacientemente en el jardín la llegada del nuevo integrante de la familia. Sus padres habían salido temprano en compañía de su abuelo al lugar donde se encontraba su hermanito. Mientras ellos quedaban al cuidado de su abuela.

—Oye Tsumu ¿cómo crees que será?— miró a su gemelo atormentando un hormiguero con su pistola de agua.

—Por lo general los bebés son feos al nacer, espero que no parezca un mini cerdo— dijo mientras se entretenía destruyendo el hormiguero.

—Uhg! Yo espero que al bebé no se le pegue tu idiotez— suspiró observando como su mayor se sacudía de un lado a otro intentando quitarse las hormigas que se le subieron encima con sed de venganza.

—Samu quítamelas! quítamelas!— desesperado corrió a su hermano en busca de ayuda.

—Hey idiota el karma is a bitch!— rio a carcajadas dándole menor importancia.

Su abuela quien estaba sentada debajo de una sombrilla leyendo una revista, se acercó a los niños avisándoles que ya estaban por llegar.

Un Mercedes-Benz negro se estacionó en frente del jardín y al instante reconocieron a quien pertenecía. Del lado trasero del automóvil vieron bajar a su abuelo con un pequeño bolso de bebés, su padre bajó y se dirigió a abrir la puerta del lado del acompañante dónde estaba su madre.

Vieron a su madre dirigirse camino a ellos con un pequeño bulto en brazos envuelto con delicadas sábanas color verde pastel. Su abuela fue la primera en acercarse a recibir al nuevo niño.

—Aigo es adorable... Bienvenido pequeño príncipe— dijo con dulzura.

Los gemelos permanecían en su lugar hasta que su padre les hizo señas para que se acercaran.

—¿Atsu-kun que te pasó?— preguntó su abuelo notando las visibles marcas rojas dejadas por las hormigas.

—Nada importante abuelo, sólo es la consecuencia de su estupidez— reprochó Osamu.

—Entonces él es...

—Saluden a su hermanito... Miya Shōyo.

𒆜Dᴇsᴛɪɴᴏ ᴅᴇ Tʀᴇs𒆜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora