Ambos dirigieron su mirada al pequeño bulto en brazos de su madre. Un niño que parecía tener tan solo unos días de vida dormitaba tranquilamente en medio de la manta. Su tez era blanca como la nieve, sus mejillas regordetas cubiertas de un sutil color rosa y esos finos pero escasos rizos naranjas.
Asombrados ante la vista y con el pulso acelerado mantenían la mirada fija en el pequeño ángel frente a ellos.
En ese momento algo en ellos despertó, no sabían que era... Y por el momento eso que sentían no necesitaba nombre.—Y bien niños, no han dicho nada desde que entramos a la casa— dijo su madre sentada en el sillón individual, a su derecha estaba Osamu acariciando suavemente las mejillas del bebé y a su izquierda Atsumu haciendo lo mismo.
—¿Qué sucede mis pequeños príncipes?— cuestionó su abuela aguardando alguna respuesta por parte de ellos.
Esperaban que alguna queja saliera de la boca de Atsumu, algo como "está feo devuelvanlo" o que Osamu se arrepintiera de la idea de tener un aliado. Pero contrario a ello recibieron una respuesta inesperada.
—Él es hermoso— pronunciaron en voz baja.
Haciendo que los adultos se rieran bajamente para no despertar al niño, un poco sorprendidos por las palabras de los gemelos. Nunca habían halagado a alguien por su apariencia ni siquiera a su madre y mucho menos a sus primas mayores.
Creían que el pequeño ayudaría a que sus hermanos fueran más concientes de las personas a su alrededor y por lo visto esa idea no estaba tan alejada de la realidad. Lo del día de hoy ya era un progreso que conforme pasara el tiempo esperaban que creciera.
La habitación de Shōyo había sido decorada una semana antes por la señora Miya, estaba repleta de juguetes y almohadones por doquier. En medio del lugar, una cuna blanca con grabados dorados esperaba a que su legítimo dueño reposara en ella.
Las ventanas estaban cubiertas por cortinas blancas y a pesar de estar cerradas permitían que haya buena iluminación, el tapiz celeste con pequeños dibujos de nubes y estrellas cubría las paredes hasta el techo dejando el lugar con un ambiente apetecible al sueño.
Desde su llegada el niño no había abierto los ojos, reposaba cómodamente entre los brazos de su madre. Pero ella debía ir a preparar la cena así que con suma delicadeza lo bajó a su cuna con cuidado a no despertarlo.
En todo momento los gemelos permanecían a su lado sin mediar palabra, extrañamente estaban mucho más tranquilos que de constumbre cosa que no pasó desapercibido por los mayores.
—Niños debo ir a ayudar a su abuela en la cocina, si Shōyo despierta llámenme inmediatamente, ¿De acuerdo?— dijo mientras cubría con una manta de Pocoyó a su hijo menor.
—Esta bien madre, puedes contar con nosotros— respondieron de manera sincrónica.
—Ok traten de no hacer ruido.. y no peleen entre ustedes— fue lo último que dijo antes de salir por la puerta en dirección a la cocina.
Podían escuchar sus latidos, su respiración, ese aire que entraba y salía de sus vías respiratorias. O tal vez, lo que escuchaban no provenía del pequeño ser que reposaba en la cuna, sino de ellos mismos.
Desde su encuentro sus corazones latían con entusiasmo, varias emociones los inundaron y no sabían diferenciarlas.
Sus mentes estaban en conflicto y lo único que pudieron decir en el momento de su encuentro fue el pensamiento que predominaba desde que lo vieron.
¿Por qué estaban así? ¿Por qué el niño al que ni siquiera le habían visto el color de ojos los hacía sentirse confundidos? ¿Por qué debía ser su nuevo hermano?
Estas y más cuestiones revoleteaban en sus cabezas mientras miraban el rostro durmiente del niño a un costado de la cuna.
—Samu ¿te sientes de la misma manera?— Atsumu se acercó a la cuna comenzando a mover el móvil que colgaba de ella.
—Si, pero no entiendo que es y por alguna razón no quiero preguntarle a nuestros padres— respondió en voz baja.
—Estoy igual— seguía girando el móvil del sistema solar de la cuna. Cuando acompañó a su madre a comprar las cosas para su hermanito, creyó que este móvil era horrible para un recién nacido y no encajaba con la imagen de un bebé.
Pero estaba equivocado —Samu ¿ves este sol?.—Se parece a él, ambos resplandecen en donde sea que estén— dijo Osamu, sorprendiendo a Atsumu por su respuesta. —Que! porque me ves así, somos gemelos ¿recuerdas?— dijo con desagrado.
—Aveces pienso que ser gemelos es más una maldición que una bendición, sabes.
—Hmph dímelo a mí, que debo ver tu horrible cara cada día.
—Oi Samu! Olvidas que tenemos la misma cara idiota.
Se habían olvidado una cosa e hicieron lo único que su madre les había dicho que no hicieran...
El señor Miya y su padre estaban cortando la carne asada para ponerla en la mesa, mientras su esposa y su madre preparaban las ensaladas y bebidas.
Aunque su nuevo niño no podía comer nada sólido aún, le harían un gran festín de bienvenida.Estaban más que felices por tenerlo con ellos. Él y su esposa desde el momento en que se unieron como pareja habían anhelado tener una gran y cálida familia. Pero el futuro ideal que tenían pensado no se podía cumplir libremente.
Con mucha alegría recibieron la noticia de que pronto serían padres de gemelos, su sueño ideal daba inicio sin saber que en el trayecto habrían algunas complicaciones que terminarían debilitando el cuerpo de la señora Miya.
Después del nacimiento de los gemelos el doctor tuvo que darles una dolorosa noticia que terminaría desgarrando sus ilusiones, su salud podría ponerse en riesgo nuevamente y por su bien deberían desistir a la idea de un próximo embarazo.
Pero todo cambió cuando recibieron la noticia del hogar donde habían enviado la solicitud.
Había una chica que pronto tendría a su bebé y no tenía los medios para cuidarlo por lo que decidió darlo en adopción con la esperanza que una buena familia le brindara a su niño las cosas que ella no podría.Eso había reanimado sus fuerzas, su sueño aún seguía en pie y estaban próximos a cumplirlo con la venida de este pequeño rayo de sol.
ESTÁS LEYENDO
𒆜Dᴇsᴛɪɴᴏ ᴅᴇ Tʀᴇs𒆜
Fanfic¿Podrán los lazos del destino ser más fuertes que el fraternal? ¿Ambos alfas lograrán resistir a sus deseos? ¿Quién será el primero en quebrar la brecha establecida desde su nacimiento? √Capítulos cortos √Faltas ortográficas tal vez √Redacción med...