꧁ᴥ︎︎︎𝑺𝒊𝒆𝒕𝒆ᴥ︎︎︎꧂

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Su primer día fue mejor de lo que esperaba a pesar de casi no haber llegado a tiempo, olvidar su libro de inglés y su buzo de gimnasia. El día transcurrió sin inconvenientes o al menos es lo que quisiera decir si no fuera por el grupo de chicos que lo tenían acorralado contra la pared del depósito.

En horas de la tarde cuando tan sólo faltaba una clase por asistir para que se pudiera ir nuevamente a su hogar, una senpai lo fue a buscar a su salón entregándole un sobre con una carta dentro. Sus compañeros se alteraron ante la posible confesión de amor por una de las chicas más lindas de la escuela. Al parecer ésta hasta tenía un club de fans, vaya manera de terminar su primer día.

Con el sobre en mano fue a sentarse a su lugar, ignorando las quejas y comentarios teñidos en desilusión como "Hoy conocí la envidia" o "Porque no puedo ser tú" de parte de sus  compañeros.

—Neh Kageyama-kun ¿planeas hacer un hueco en mí cara?.

Este lo miraba con total intensidad como si lo estuviera condenando.

—¿Que pasa rey? ¿acaso estas celoso porque se llevarán a tu reina?— el rubio no dejaba pasar ninguna situación en la que pudiera molestar al moreno.

—Que dices maldito!!— sentenció con enfado —solo no puedo creer que este idiota reciba una confesión antes que yo!.

—Oi a quién llamas idiota, tu eres el doble de idiota... y con esa cara de orto quien se te confesaría.

Pocas palabras eran necesarias para que la escasa paciencia de la que el azabache gozaba se fueran por el caño.
Comenzando su quinta pelea campal del día y como las cuatro anteriores eran detenidas por el peliverde acostumbrado a ser el mediador entre las partes.

—Haa dejen de romper las pelotas si, en cualquier momento el profesor vendrá y no quiero tener una falta a causa de ustedes— habló con una cara serena y voz suave. Cualquiera que lo escuchara diría que estaba muy calmado para la situación pero ellos que lo conocían bien sabían que si no se detenían, pronto estarían lloviendo vergazos en el salón.

—Entonces ¿cuál es el contenido de la carta?— dijo cambiando de tema, si era por él dejaría que estos se acabaran a golpes pero tampoco tenía la intención de dañar su buena racha por culpa del par de idiotas.

—Ah cierto! Lo olvidé— regresó a su lugar para abrir el sobre, lo sacó y leyó la carta.

—Y bien ¿qué dice?— cuestionó curioso el pecoso.

—"Te estaré esperando detrás de la escuela cerca del área de depósitos, ven solo tengo algo que quiero decirte... Con cariño tu senpai más linda"~... dejó un beso marcado con su lápiz labial.

—Ugh que poco higiénico— dijo asqueado por la marca que aún parecía fresca.

—Esa debe ser una de las tantas razones por las que no se te confiesan rey.

—Entonces que harás Miya-kun? Irás o...

—Iré y escucharé lo que tenga por decir, sería descortés no acatar ante el pedido de una dama.

—Vaya.. quién diría que tenías un lado caballeroso joven maestro— sarcástico habló —¿Y qué harás si te pide salir?.

—La rechazaré amablemente y la consolaré si es necesario.

Sorprendidos por su respuesta ya no le hicieron más preguntas. El pequeño sol tenía un poco de experiencia en esta área, si es que se le permitía alardear de ello.

Durante sus años de primaria algunos de sus compañeros se peleaban por él y le decían que cuando sean grandes Shōyo sería su esposa. Claramente esto no sería revelado a sus amigos, quería que lo vieran con una imagen de madurez cosa en la que su rostro de puberto no le ayudaba.

 Claramente esto no sería revelado a sus amigos, quería que lo vieran con una imagen de madurez cosa en la que su rostro de puberto no le ayudaba

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«Que extraño, en la carta decía que me estaría esperando después del fin de clases»

La hora había llegado y al terminar la última clase Shōyo juntó sus cosas despidiéndose de sus amigos para ir al lugar de encuentro, estos dijeron que lo esperarían pero les respondió que no sería necesario y que podían irse sin él.

10 minutos habían pasado de la hora acordada y la chica aún no aparecía. Tal vez sólo era una broma de su parte, tal vez ella se encontraba escondida en algún lugar junto a sus amigas riéndose y jactandose por hacerlo esperar como un completo estúpido.

Suspiró cansado, despertarse temprano y andar a la corrida no era lo suyo pero era lo que debía realizar si quería lucir un semblante maduro a su edad.
Tenía hambre y sueño, tan solo quería ir a su casa a tomar una ducha y comer unos bollos de carne mientras extiende todas sus extremidades sobre su cama. También aprovecharía en mandarle unos mensajes a su amigo Kenma contándole sobre su día.

«Maldita broma de cuarta» otros 10 minutos pasaron, se levantó del banco por el que se recostaba y agarró su bolso. Cuando estaba a punto de salir del lugar un grupo de cinco chicos lo emboscaron. Todos le doblaban en altura y dos de ellos lo tomaron de los brazos arrastrandole hacía el depósito.

Para su suerte si es que la tuviera este estaba cerrado con llave, no les quedó de otra que estamparlo contra la pared cerrandole el paso «¡Que rayos!».

Dolido por el brusco impacto de su cuerpo contra la pared de concreto, un quejido salió de sus labios. ¿Quiénes se creían estos imbéciles?.

—Mmh te vez mucho mejor de cerca— dijo uno de ellos, acariciando con las yemas de sus dedos el cuello de Shōyo.

—¿Qué te parece si te diviertes con nosotros?.

—Sé un buen chico y entreten a tus senpais~.

«¡¡Que mierda!!»

𒆜Dᴇsᴛɪɴᴏ ᴅᴇ Tʀᴇs𒆜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora