El cumpleaños de Shōyo sería en unos días, pronto sus ansiados 16 llegarían con todo su esplendor. Como siempre le gustaría una cena familiar para después dar un paseo por el parque en compañía de sus amigos.
Ansioso y a la espera de ello, como un niño de primaria balanceaba sus pies por debajo de la silla, aunque no lo reconocería en voz alta era uno de los privilegios que disfrutaba gracias a su baja estatura. Simulaba prestarle atención al profesor que explicaba con entusiasmo su clase de economía política, más tarde le pediría a Yamaguchi sus apuntes.
Siendo sincero su alegría no se debía a su cumpleaños, en realidad sentía que algo bueno estaba por ocurrir y aunque se detuviera a pensarlo por decima vez no lograba descifrarlo. Se limitó a tararear "Moves Like Jagger" admirando a un costado a través de la ventana que estaba semiabierta los árboles de cerezo florecientes cerca del edificio. Su único objetivo.. que la mañana pasara deprisa.
—¿Qué sucede Miya? estás más molesto que de costumbre— soltó el azabache mientras acababa su cajita de leche.
Los cuatro se encontraban en la azotea del segundo edificio destinado a los de primer año. Nadie además de ellos transitaba ese espacio por lo que se convirtió en su lugar favorito para comer sus bentos y pasar el rato.
La brisa fresca llegaba a ellos con un toque de pequeños pétalos de cerezo, el cielo resplandeciente por la gran estrella llamada sol era decorada con diferentes formas de nubes blanquecinas. Una mañana perfecta, un ambiente perfecto fue hasta que el comentario de su amigo llegó a sus oídos.
—¿Por qué lo dices?—. Bajó a un costado el recipiente que tenía sobras de arroz y pollo frito salteado con cebollas y morrón cortadas en juliana.
—Últimamente tu rostro luce más estúpido, tienes una sonrisa boba cada vez más notable.
—No seas idiota, lo dices porque ni siquiera puedes sonreír de manera normal, cuando lo haces pareciera que fueras un pedófilo a punto de raptar un niño.
Ups! realmente no lo pensó bien, esa no era una comparación adecuada. Miró la cara del mayor con esperanza de que no se levantara a golpearlo, para su sorpresa el azabache aún se encontraba procesando lo dicho. Suspiró agradecido por la falta de conocimiento de su amigo a ciertas palabras.
—Pero sabes, Kageyama tiene razón ¿Te ha pasado algo bueno?— cuestionó el pecoso sentado a su lado.
—No aún..
—¿Aún?— Tsukishima también parecía interesado en la conversación.
—Si, tengo la sensación de que algo bueno ocurrirá.
Ciertamente su alma estaba inquieta, como si el flujo de su espíritu se balanceara de un lado a otro. Esperaba saber la razón.
El día de su nacimiento por fin llegó.
Abrió pesadamente sus ojos que amenazaban en cerrarse con el menor descuido. Los frotó un poco con la idea de ayudarlos a abrirse en su totalidad, este era su día y no planeaba desperdiciarlo estando acostado así que se dispuso a levantarse.Un largo bostezo fue liberado, rascó un poco su abdomen y flexiono su cuerpo hacia abajo y luego hacia los lados.
A paso lento y pesado se acercó al ventanal de su habitación, siendo este aún cubierto por las largas cortinas de lino blanco, las abrió de par en par.En un movimiento abrupto llevó rápidamente sus manos a su rostro, los rayos de sol lo dejarían ciego apenas despertaba. Aún así permaneció cerca del ventanal resguardandose ligeramente con parte de la cortina, realmente era una bella mañana.
Escuchó a su celular vibrar sobre la mesita de luz, el sonido de las notificaciones de Line era claro así que dejó de admirar por fuera de su casa y camino hasta donde se encontraba el dispositivo.
Apenas lo agarró una llamada entrante acaparó la pantalla de su celular, leyó el nombre que sobresalía en medio y sin demora contestó.
—¡Hey Kenma!— dijo llevando por inercia el dispositivo a un lado de su rostro.
—¿Cómo amaneció mi bello sol? Felicidades al cumpleañero y el dueño de mis mesadas.. muack muack— se escuchó con una voz ligeramente perezosa simulando sonidos de besos.
—Fufu ay para!, hacés que me sonroje mi bello gatito— rió a carcajadas.
La risa del contrario tampoco se hizo esperar, era su forma de llevarse desde niños, siempre lo ha sido y así estaban cómodos.
—¿Recuerdas lo que acordamos no?.
—Por su puesto, ya tengo el permiso— confirmó con un asentimiento para si mismo.
—De acuerdo, nos vemos luego Shōyo, que disfrutes en tu día.
—Por supuesto, bye~—. Finalizó la llamada.
Ingresó a la aplicación de mensajería dónde varias personas le deseaban un feliz cumpleaños desde sus amigos y parientes hasta sus compañeros de clases y algunos que otros senpais a los que se había hecho cercano en lo que va del año.
Rápidamente los abrió y contestó cada uno de forma amable y agradecida.
Se entristeció un poco al no encontrar algún mensaje de parte de sus hermanos, rebuscó minuciosamente entre todos los que había recibido, que por cierto eran como cien, y no encontró ninguno. Ni un mensaje ni llamada perdida. Usualmente ellos eran los primeros en saludarlo, así que le pareció extraño.
—Tal vez están ocupados con sus estudios y por eso no llamaron... Además allá la hora es diferente— susurró para autoconvencerse.
No le tomaría importancia, aún era de mañana y tenía mucho tiempo por delante para recibir sus mensajes. Así que dejó el dispositivo en su cama y tomó la toalla que colgaba del perchero de tres patas. Dirigiéndose al baño para tomar una ducha y lavar sus dientes.
Ya duchado, peinado y con ropa cómoda bajó a la cocina en busca de alimento. No había mejor sensación que estar fresco en la mañana.
Un aroma delicioso que conocía muy bien hizo que apresurara el paso, empezando a bajar las escaleras de a dos en dos escalones.
El desayuno estaba listo, servido elegantemente sobre la mesa de cerámica.—¡¡Buenos días mi bebé, muy pero muy feliz cumpleaños!!— dijo su madre que al notar su presencia apenas llegaba, fue a abrazarlo y a darle besitos en la frente y mejillas.
—Buenos días campeón, muchas felicidades— su padre se acercó a abrazarlo dándole palmaditas en la espalda.
—Muchas gracias!! Muy buenos días para ustedes también— sonrió alegre.
—Siéntate Shōyo que tu madre preparó tu desayuno favorito— dijo su padre corriendo una silla para que tomara asiento.
De hecho era cierto, una gran taza cristalina cargada con abundante liguido junto a un plato como acompañante. Era perfecto, tenía tanta hambre que lo devoraría por completo.
Su madre sabía lo que le gustaba y eso claramente era un latte con espuma sobresaliente en la cima con un poco de ralladura de chocolate, junto a un plato de tostadas con una fina capa de queso mozzarella.
—¡Gracias por la comida!— expresó alegre comenzando a degustar su desayuno.
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𒆜Dᴇsᴛɪɴᴏ ᴅᴇ Tʀᴇs𒆜
Fanfiction¿Podrán los lazos del destino ser más fuertes que el fraternal? ¿Ambos alfas lograrán resistir a sus deseos? ¿Quién será el primero en quebrar la brecha establecida desde su nacimiento? √Capítulos cortos √Faltas ortográficas tal vez √Redacción med...