La habitación de su hijo menor quedaba a tan solo unos cuantos metros de la suya, ella junto a Osamu avanzaban en medio de la oscuridad de la noche donde el celular era su única fuente de luz. No entendía por qué a pesar de la corta distancia le era una eternidad llegar, por cada paso que daban parecían retroceder el triple.
El miedo y la duda comenzaron a surgir y los pensamientos negativos punzaban en su mente, cuando por fin llegaron a la puerta de donde el espeso aroma a melocotón fluía, se extrañaron de la ausencia de sonido desde el interior. La tormenta había cesado y ya tan solo quedaba una leve llovizna apaciguando la noche, aún así la energía eléctrica se negaba a regresar dejándolos un poco más en las tinieblas.
De pronto sollozos y pedidos de auxilio se oyeron desde el exterior, el olor a feromona se intensificó y dos nuevas esencias tomaron parte. Antes de que pudiera decir algo, una sombra pasó a su lado, como un rayo fue su velocidad y como si tuviera la potencia del mismo vio como su hijo rodeado en un aura de cólera derribo la puerta de una patada.
Su mente maquinó varios escenarios posibles, pero no podía creer lo que sus ojos veían, más bien se negaba a hacerlo. Era una escena indescriptible en su estado de conmoción.
Fue acorralado, estaba acabado, esos ojos dorados no tenían brillo. Atsumu estaba completamente poseído por su lado animal el cual accionaba según su único objetivo en mente, hacer suyo a su predestinado.
Podría estar pasando por un terrible calor y no estar al cien, pero la cuerda aún tenía hebras que se forzaban a mantenerla unida. Intentó por todos los medios que su estado le permitía pero no pudo alejarlo. En cada toque o movimiento sentía que el agarre de Atsumu se fortalecía y lo sometía con su fuerza.
En un movimiento rápido fue puesto boca abajo en su cama, y por el rabillo del ojo vio como el rostro de la persona que amaba y respetaba cambiaba su expresión, no era una mirada dulce ni gentil, era la de un alfa enfurecido por su rechazo. Comenzó a lamer y morder diferentes partes de su cuerpo, su piel desnuda era atacada insensatamente por los labios de la persona que alguna vez lo protegió.
Una mirada frívola fue dirigida a su persona, era alguien completamente diferente. No importó que llorase y gritara, sus quejas no eran escuchadas. Atsumu al recibir el constante rechazo y negativa por parte de Shōyo liberó sus feromonas para tenerlo a su merced.
Eran tan pesadas, se podía percibir su furia y obsesión en ellas. La fuerte esencia a jazmín lo cubrió como si de su pertenencia se tratase. Las manos que lo envolvían no eran delicadas, quedaban marcas en cada lugar que tocaban. Parecía una tortura.
Sus quejidos de dolor y gritos ahogados eran completamente ignorados por el mayor quien se entretenía marcando su piel, poco a poco fue subiendo por su espalda hasta llegar a su nuca y fue ahí donde utilizó su última energía para protegerse.
¡¡PUM!! Sonó con estruendo, la puerta fue arrancada de su lugar cayendo desecha a un costado. Por unos segundos los constantes ataques se detuvieron. Nuevamente un escalofrío recorrió su cuerpo haciéndolo temblar y de pronto se le dificultó respirar.
Se sintió devastado cuando vio lo que su hermano le hacía a su sol. Fue peor cuando diviso las pequeñas manos sangrantes, con marcas de dientes que fueron a causa de los reiterados intentos fallidos por ser marcado.
Shōyo reaccionó como pudo cubriéndose la nuca con ambas manos. Aunque doliera y sangrara, aunque sintiera su piel ser desgarrada no podía permitir que el rubio hiciera algo de lo que pudiera arrepentirse a futuro. Él tampoco estaba seguro de que esto era lo correcto, aún pensaba que tan solo se trataba de una mala jugada del llamado "destino".
La situación sólo empeoraba, su madre lo había visto en semejante estado y no era la única. Ese aroma a vainilla era tan conocido como la palma de su mano.
Osamu se acercó sin mediar palabra abalanzándose sobre Atsumu, un puñetazo fue directo a la mejilla izquierda del rubio seguido por otro en su estómago. Respondiendo al golpe el alfa rubio copió la acción de su gemelo. Un enfrentamiento a puño limpio inició en la habitación, acompañados de los relámpagos que se mantenían al tanto de la situación ambos alfas se inflingían daño.
A un lado cohibido por la tensa situación y las auras de muerte, trataba de normalizar su respiración. Saliendo de su shock reciente la señora corrió a socorrer a su hijo menor mientras gritaba pidiendo la presencia de su esposo. Sabía que aquellos dos jóvenes por más que ella se entremetiera no se detendrían.
—¡Maldita sea deténganse en este mismo instante!— gritó llegando al lugar.
Ya tenía sus años pero sacó fuerzas de dónde pudo y separó a los chicos uno del otro. Con resoplidos y labios partidos, narices sangrantes y puños enrojecidos era lo que se destacaba entre el roce masivo de ambas dominancias.
—¡No te metas padre! ¡Lo voy a matar!
Osamu se abalanzó nuevamente sobre su hermano, con toda la intención de cumplir su cometido. Sus pensamientos y emociones eran reflejadas en el ambiente a través de sus feromonas.
—¡Si no fuera por ti él sería mío!
Atsumu lo incitaba más y más con sus palabras llenas de avaricia y obsesión. Ocasionando un nuevo enfrentamiento en el que ni su progenitor podía intervenir.
A pesar de ello agradeció que no se percataran de la ausencia del pelinaranja, el cual fue rápidamente llevado a otra habitación por su esposa.Estos lazos pueden presentarse como una bendición pero hay casos en los que es una maldición disfrazada. Su familia estaba desmoronándose y él como padre fue permisivo a que esto pasara a la vista de sus ojos.
Debía tomar medidas drásticas."si no es ahora, será el fin"
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𒆜Dᴇsᴛɪɴᴏ ᴅᴇ Tʀᴇs𒆜
Fanfiction¿Podrán los lazos del destino ser más fuertes que el fraternal? ¿Ambos alfas lograrán resistir a sus deseos? ¿Quién será el primero en quebrar la brecha establecida desde su nacimiento? √Capítulos cortos √Faltas ortográficas tal vez √Redacción med...