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Narradora omnisciente: 

Luego de la inesperada acción del castaño, el mencionado se paro de aquella cama que compartía con la pelinegra; muchas veces se preguntó el cuándo la podría encontrar, ahora que la tenía consigo la tenía que proteger más que su inmortal vida. 

Si, nuestro protagonista es algo que vendría siendo un "mito" para la descendencia humano, solo una falsedad para muchos y una verdad impáctate para otras. T/n siempre creyó en todo aquello desconocido, e incluso quería llegar a tener a alguien así a su lado. 

El castaño ya estaba en la cocina, preparándose un café; aunque fuera un vampiro, era vegetariano, consumía sangre una vez al mes, porqué sin ella podría morir.  Para ella era una nueva aventura, le gustaba descubrí nuevas cosas y aprender. 

Por un lado la pelinegra despertó y se sentó en la cama con las sabanas todavía en su cuerpo, al sentarse estiró un poco su cuerpo y bostezo. Justo Ni-ki entró y la vio, río un poco por lo tierna que se veía.  

— Buenos días, T/n. —Dijo sonrientemente. 

— Buenos días, Ni-ki. —Respondió adormilada. 

— Deberías levantarte, es un poco tarde, aproximadamente. —Miro la ventana para calcular la hora, ya que según sé podría saber ello—, las 11 de la mañana. 

— Ya voy, ¿me puedes prestar un cepillo de dientes y un peine? —Preguntó la pelinegra apenada. 

— Oh, claro. —Se acerco a los cajones del armario y saco un cepillo de dientes, seguido de un peine y me los entregó.

— Gracias. Ahora iré al baño a darme una ducha y a peinarme. —Dijo levantándose se la cama y saliendo de la habitación dejando a Ni-ki allí. 

Ni-ki solo sonrío por la acción de la pelinegra, él la veía irse, le daba felicidad verla correr, sonreír y saltar de un lado a otro, seguía sonriendo inocentemente sin darse cuenta. La pelinegra daba léveles saltos de camino al baño. 

Luego de 15 minutos salió con la ropa que tenía el día en que llegó, su cabello estaba mojado y su cara se podía apreciar con más claridad, ya estaba peinada, ya se había hasta cepillado; algunos de sus cabellos estaban en su cara, lo que lo hacía ver tierna. 

— Ya me bañe. —Dijo tiernamente entrando a la habitación. 

— Está linda. —Desvió la mirada sonrojado. 

— Muchas gracias, Kinnie. —Dijo felizmente. 

Aquella palabra que había salido de la pelinegra, fueron las suficientes para hacer a Ni-ki sonrojar; estaba nervioso por aquella acción "Kinnie" solo eso sonaba en su cabeza y se sentía feliz.

Es lindo volver a verte, T/n. —Sonrío tiernamente.

El chico del bosque. [Nishimura Riki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora