⏳ CAPÍTULO 1 ⏳

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Elizabeth

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Elizabeth

El sol entraba por la ventana, y Elizabeth miraba la maravillosa cascada que estaba a unos kilómetros de distancia de su mansión. Eran las seis de la tarde, y cuando el sol se ocultaba entre las montañas, el aire fresco le invadía todo el cuerpo. El viento volaba su cabello y pasaba las páginas del libro que había dejado sobre la cama. Estaba pensando en el sueño que había tenido esa noche.

De repente, la puerta de la habitación se abrió tan abruptamente que la sacó de sus pensamientos.

—Elizabeth, devuélveme mi collar de perlas.

Su hermana mayor, Penélope, estaba parada a un lado del escritorio. Se veía muy enojada, y sus ojos marrones ya no se veían tan lindos y amigables.

—Penélope, yo no tengo tu collar de perlas —respondió Elizabeth con irritación—. Seguramente lo tiene Anne.

—Lo estás escondiendo —dijo Penélope, buscando entre los cajones del escritorio.

Muy enojada, Elizabeth se acercó a ella. Penélope buscaba entre las hojas de papel y lapiceros.

—Ya te dije que tu estúpido collar no lo tengo yo —gritó muy enojada, apartándola del lugar.

—Le diré a papá —dijo ella, saliendo de la habitación hecha una fiera.

—Dile lo que quieras, de todas formas, no tengo tu estúpido collar.

Elizabeth comenzó a acomodar todo el desastre que Penélope había hecho en su escritorio. No sabía por qué pensaba que ella había tomado su collar. Nunca le había gustado usar collares porque se le enredaban en el cabello, y mucho menos los de perlas. Cuando volvió a poner orden en su escritorio, vio que la habitación estaba muy oscura. No se había percatado de que ya era de noche. Se acercó a las grandes ventanas para cerrarlas. Alguien tocaba la puerta. Se giró y dijo: «Adelante», y su segunda hermana mayor entró por las puertas blancas.

—¿Estás ocupada? —preguntó Anne mientras se sentaba en la cama.

—No, sabes que para ti siempre tengo tiempo —respondió Elizabeth, corriendo hasta la cama con ella.

Elizabeth saltó a la cama y Anne se quitó para hacer lo mismo. Se comenzaron a reír a carcajadas, como no debería reírse una señorita, diría su abuela Dorothea. Elizabeth miraba a Anne mientras se apartaba el cabello castaño del rostro. Vestía su uniforme escolar de la preparatoria Safín School. Ella estaba cursando su último grado y Elizabeth apenas cursaba el primero.

—Necesito contarte algo. —Anne se sentó cruzando sus piernas y Elizabeth la miraba muy atenta—. Paul quiere invitarme a salir y creo que va a pedirme que sea su novia.

—¡No me digas! —chilló Elizabeth muy emocionada. Paul era un chico que tenía vuelta loca a Anne. Llevaban siendo compañeros de clase durante casi tres años y ambos siempre estuvieron enamorados, pero nunca se lo confesaron—. Anne, llevas esperando esto durante mucho tiempo. Espero que sí te proponga ser su novia —sonreía al pensar en el momento de Paul pidiéndole a Anne que fuera su novia.

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