⏳ CAPÍTULO 16 ⏳

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Adham

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Adham

Adham y Elizabeth entraron nuevamente al baile. Él comenzó a buscar a Dorian o a Nerea, pero ninguno se veía entre todos los invitados. Elizabeth pasaba entre las mareas de personas y Adham simplemente la seguía, hasta que se detuvo al ver a la reina Elora, quien ya iba acompañada de los dos idiotas que había espiado el día anterior.

—Elizabeth, está por allá —Adham la tomó de la mano y le señaló hacia donde iban Elora y los dos idiotas.

Elizabeth y Adham salieron de la marea de gente y se dirigieron al pasillo por donde había pasado reina. Los dos siguieron el camino hasta que vieron a los idiotas vestidos como guardias entrando por una puerta.

—Elizabeth, tal vez no te guste lo que tendrás que hacer —dijo Adham, mirándola directamente a sus ojos grises. No quería inspeccionar toda su belleza, necesitaba enfocarse en el plan.

—¿Qué me vas a poner a hacer? —preguntó ella, confundida.

—Tendrás que seducirlos para que te dejen entrar a hablar con Elora —dijo Adham.

—¿Y tú qué harás? —respondió Elizabeth, cruzándose de brazos.

—Ya verás, pequeña —dijo Adham, guiñando un ojo.

Elizabeth, fastidiada, caminó hasta la puerta por donde habían entrado los guardias y Elora. Con un abanico que encontró en una mesita del pasillo, se cubrió los labios, abrió la puerta y pudo ver a los guardias. Ellos, al verla, se sobresaltaron.

—Señorita, usted no puede estar aquí —dijo uno de los guardias, que tenía un diente de oro.

—Solamente venía a ver a mi prima —contestó Elizabeth sin apartar el abanico de sus labios.

—Pero usted no...

—Amigo, deja que ella se quede aquí —habló el otro guardia, con una voz tonta—, me podría hacer compañía a mí.

Elizabeth alzó una ceja a modo de burla. El guardia de la voz tonta se acercó a ella e intentó tocarle los pechos, pero ella fue más rápida y sacó su espada, que tenía oculta debajo de su vestido, apuntándola al cuello del tipo.

—No quieres meterte conmigo —dijo Elizabeth, quitándose el abanico de los labios.

El otro guardia se apartó de la puerta y se dirigió hasta donde ellos se encontraban. Adham se acercó a ellos y también sacó su espada.

—Será mejor que se vayan —dijo Choc.

—¿Tan pronto? Si la fiesta acaba de empezar —contestó Adham con una sonrisa en los labios.

Los cuatro comenzaron a pelear con las espadas. Adham luchaba con Choc y Elizabeth con el de la voz tonta. Aparte de la música que sonaba por todo el castillo, solo se escuchaba el sonido del metal chocando cada vez que evitaban un ataque. A Elizabeth le costaba un poco de trabajo moverse con el vestido. El guardia de la voz tonta sonreía porque era fácil pelear con ella. Al verla sufrir un poco, Adham se posicionó para que el guardia de oro fuera hacia ella. Adham se apartó cuando su oponente trató de encajar su espada, y este se dirigió hasta Elizabeth. La espada del guardia cortó un poco de la tela del vestido.

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