⏳ CAPÍTULO 5 ⏳

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Elizabeth

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Elizabeth

Elizabeth se encontraba en el camarote con el Cuervo. El pirata que el Cuervo había enviado por comida llevó un tazón con fruta y rebanadas de queso, además de una botella de whisky y unas copas de oro —seguramente robadas de algún tesoro o a un rey—. Elizabeth devoró la comida porque moría de hambre. Cuando terminó, el Cuervo la miraba con una leve sonrisa.

—Perdón, tenía mucha hambre —las mejillas de Elizabeth se calentaron un poco.

El Cuervo dejó de sonreír y habló seriamente.

—Tendremos que buscar a la Bruja del Mar para que nos ayude con esto —dijo él, tomando de su copa.

Elizabeth pensó que bromeaba.

—Sí, claro, y también buscaremos unicornios marinos —dijo ella riendo.

—Elizabeth, no estoy bromeando —contestó el Cuervo muy serio.

Al escuchar su nombre salir de sus labios, sintió una extraña sensación familiar. Se sentía rara estando con él.

—Creí que las brujas eran solo de los cuentos de hadas —habló Elizabeth, mirando nuevamente los mapas que estaban colgados por todo el lugar—. Al igual que los viajes en el tiempo.

—Al parecer en el futuro todo es un cuento de hadas.

—La verdad, sí —respondió—. Las brujas, los dragones y los unicornios son solo cuentos que nos contaban para dormir.

—Me imagino que tu madre te contaba muchas historias así —dijo el Cuervo, dándole otro sorbo a su whisky.

—En realidad, mi madre falleció cuando yo nací.

Tomó su copa con whisky, lo olió un poco y se dio cuenta de que era un olor algo fuerte. Con desconfianza, le dio un sorbo y luego miró al Cuervo.

—Lo siento.

—No te preocupes.

Él la miraba directamente a los ojos y ella no podía dejar de ver esos ojos oceánicos.

—¿Tienes familia? —se atrevió Elizabeth a preguntar.

—Eso no te importa —el Cuervo contestó muy serio.

Elizabeth puso los ojos en blanco, pensando que era un hombre muy bipolar, y eso que solo lo conocía desde hacía unos minutos.

—¿Por qué eres un idiota?

—¿Y tú por qué eres tan fastidiosa? —no ocultó su fastidio.

—Pues yo no tengo la culpa de que te enojes muy fácilmente.

—Pequeña, solo cállate por cinco segundos.

—Vuelve a llamarme así y te mataré.

—¡Por la Bruja del Mar! —exclamó con fastidio—, te la pasas fasti...

Sobre tiempo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora