Capítulo 37

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Shen Tingwei se apresuró a ir a la entrada del teleférico, pero le dijeron que era demasiado tarde y que ya estaba cerrado.

Shen Tingwei se inclinó y respiró un poco, comprobando que no estaba muy capacitado para realizar ese tipo de ejercicio extenuante. Así que se sentó en el banco de espera junto a la entrada del teleférico, recuperó el aliento y decidió marcar el número telefónico de Lin Chen. Al instante, un largo pitido sonó en el teléfono, y antes de que Shen Tingwei estuviera dispuesto a colgar, finalmente contestaron la llamada.

Lin Chen seguía manteniendo una actitud distante pero no tan fría, así como cada vez que le llamaba: [—¿Sr. Shen? ¿Qué puedo hacer por usted?]

Ciertamente parecía que Lin Chen estaba en un ambiente muy ruidoso, y que alguien discutía violentamente a su lado. Por esa razón, Shen Tingwei sintió que había llamado en un mal momento, pero la sensación de nerviosismo en su corazón era demasiado tortuosa, por lo que sólo pudo interrumpir a Lin Chen por un momento: [—Acabo de...]

Las palabras no habían terminado de salir de su boca cuando alguien al otro lado del teléfono se acercó y empezó a hablar de forma chirriante, pero como esa voz fue disminuyendo de inmediato, lo más probable es que había sido detenida por Lin Chen.

Pronto, el ruido desapareció por completo, y Lin Chen le dijo: [—Continúa.]

Shen Tingwei le volvió a decir: [—Acabo de ver las noticias, ¿cómo está Lian Jue ahora?]

Lin Chen guardó silencio por un momento y dijo: [—El Sr. Lian fue detenido penalmente por el Departamento de Seguridad Pública anteayer al mediodía... He estado muy ocupado estos últimos dos días, así que no me había molestado en informarte, lo siento.]

A Shen Tingwei no le resultó difícil adivinar el motivo, se quedó mirando el borde del dobladillo de su camisa que acababa de enrollarse de tanto correr, lo alisó con los dedos y formuló una pregunta que no era del todo adecuada: [—¿Lo hizo la familia Chen?]

Lin Chen no sabía qué responder, así que tuvo que obviar su pregunta y decir: [—Los detalles están todavía bajo investigación en este momento. He contactado con un abogado de mi parte, así que el Sr. Shen no debe preocuparse demasiado, su salud es importante.]

Lin Chen hizo una pausa, y de nuevo, aparentemente desde una perspectiva personal, le dijo a Shen Tingwei: [—El Sr. Lian siempre estará bien, confío en él.]

Shen Tingwei dijo: [—Bien.]

[—Entonces puedes descansar primero, te avisaré si pasa algo.]

Lin Chen aún debía tener muchas cosas que resolver por su parte, así que colgó el teléfono de inmediato.

Shen Tingwei sostuvo el teléfono entre sus manos, y luego se sentó en el banco durante un rato.

En el horizonte, el sol se había ocultado por completo y el cielo ya estaba oscuro. De repente, Shen Tingwei observó el resplandor de una figura gris que se sentó a su lado y le entregó una botella de agua mineral.

Shen Tingwei la tomó y dijo: —Gracias.

Chang Kaixin se sentía realmente inquieta y al observar a Shen Tingwei, rápidamente se percató de cómo estaba sentado en ese banco tan solitario, perdido en sus pensamientos e inexplicablemente un poco desconsolado.

—¿Pasó algo? —Preguntó.

Shen Tingwei asintió con la cabeza.

—¿Es algo muy grave?

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