Capitulo 17

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De la pelea entre el señor Sánchez y Manolo habían pasado ya un par de semanas.

Días en los que, aunque quisiera evitarlo a veces se sentía decaído después de todo había pasado el incidente de la guitarra y el incidente del golpe, lo cual le había tomado como una desagradable sorpresa porque su padre nunca antes le habían golpeado, tal vez le había reprendido, pero nunca le había levantado la mano.

El solo pensar en aquello lograba que su ánimo decayera, en momentos en el que se mantenía en silencio mirando pensativo a la nada recordando eso sintiéndose aún más triste que antes, por suerte para él Joaquín había estado ahí en todo momento.

Le apoyaba acompañándolo en los entrenamientos así no tenía que sentirse intimidado por la presencia de su padre, le había permitido quedarse en su casa para evitar encuentros no deseados también y, sobre todo no se había apartado de su lado y siempre trataba de animarle cuando le veía decaído.

A decir verdad, no era como que odiara a su padre, era solo que en ese momento estaba muy deprimido por lo que había hecho y prefería pasar tiempo recuperándose junto a Joaquín que forzar una confrontación con su padre.

No estaba preparado para eso, no en ese momento, no sabría cómo hacerlo.

Por desgracia aun a pesar de que Joaquín había estado evitando tomar tareas que el general posada ofrecía, lujo que se había ganado por ser el mejor de sus soldados y realmente el único que tenía un récord perfecto en el cumplimiento de sus misiones, al final se le había ordenado sin oportunidad de negarse a salir unos días del pueblo para acompañar a una carroza que traería material y suministros para el pequeño hospital.

Se sabía que los bandidos robaban esa clase de suministros dado que no podían ir a un hospital formal así que su misión era traer la carroza a salvo.

No quería dejar solo a Manolo, pero el general le estaba exigiendo el cumplimiento de esa misión así que después de haber rechazado un par no tenía el derecho de negar esa

- ¿te irás unos días? - pregunto el menor interrumpiendo su comida

-trate de negarme, pero ya había rechazado muchas veces antes y el general dice que debo hacerlo

-es por el bien del pueblo Joaquín, alguien podría necesitar esos suministros - comentó Manolo negando levemente con la cabeza no queriendo preocupar a Joaquín - yo regresare a casa...

-no te preocupes por eso - interrumpió Joaquin tomando la mano de Manolo - le dije a tu padre que ya que saldré del pueblo y no tengo quien cuide de mi casa te pedi que te quedaras a hacerlo

-gracias Joaquin - respondió Manolo dedicándole una sonrisa

-aunque no este aqui unos dias no dejaría que nada te pasara - siguió Joaquin tomando la mejilla de manolo dándole un beso en los labios

Era una situación muy particular, fuera de la casa de Joaquin ellos eran solo amigos, un par de chicos que habían prácticamente crecido juntos, las personas no preguntan nunca respecto a eso pero ahi en casa de Joaquin, en la privacidad que les brindaba ese lugar seguro eran ellos; un par de chicos que se querían, una pareja que aunque había tenido un inicio horrible habían sabido sobrellevarlo de la mejor manera y eso era todo lo que importaba para ellos.

Podían compartir besos, abrazos y caricias ahí, ser una pareja sin temor a que alguien les interrumpiera o les juzgará.

Joaquin saldría en la mañana, un grupo pequeño de soldados le acompañaría y regresaría en un par de días si todo iba bien.

Esa noche fue tranquila, joaquín sostenía a Manolo en sus brazos, era un abrazo protector, no podría darle uno de esos en los días siguientes, ni siquiera podía pensar en despertar y no poder darle un beso de buenos días a Manolo o tan siquiera abrazarle por sorpresa como solía gustarle.

Amor en San AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora