Capitulo 16

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Despertó teniendo la más hermosa visión a su lado, Manolo durmiendo acurrucado junto a él y aunque estaba despeinado y se veían las lágrimas secas por sus mejillas aun así le parecía una maravillosa vista.

Le observo un momento, el moreno era prácticamente un niño aunque a decir verdad solo era un año menor que él, era solo que se comportaba como tal; tan soñador y lleno de sueños y esperanzas, con aquellos ojos tan llenos de vida, recordaba ese aspecto desde que eran pequeños, si bien manolo era tímido, en algunas ocasiones podía ser muy aventurero en otras sobre todo cuando se trataba de algo que lo apasionara, aunque de alguna forma su familia, en especial su padre, siempre lo habían detenido; obligarlo a ser algo con lo que no se sentía cómodo, algo que le lastimaba y le hacía sufrir, no se imaginaba una vida así para una persona tan buena y amable como manolo.

Suspiro un poco acomodando algunos mechones del cabello azabache del menor quien parecía no iba a despertar pronto pero estaba bien, en realidad le gustaba verle de esa forma.

Teniendo que vivir solo desde que era bastante más joven, Joaquin sabia hacer lo basico en cuanto al cuidado de una casa, el general posada había contratado a alguna señora para que se encargará de lavar sus ropas pero nunca había permitido que nadie entrara a su casa a "hacer el aseo" no le agradaba la idea de que alguien estuviera haciendo eso sabiendo muy bien que él mismo podría hacerlo además estaba seguro que a su padre no le hubiera gustado tener a alguien extraño merodeando en la casa, sabía cocinar lo.suficiente como para no morir de hambre y hacer el aseo para que su hogar no fuera una pocilga aunque de todas formas no solía pasar mucho tiempo en ella desde que se había alistado al ejército.

-tendrá hambre cuando despierte...- pensó viendo al contrario dormido pensando en que hacerle un buen desayuno ayudaría a Manolo a olvidar al menos un momento el porqué de que había ido ahí, asi que se levantó con cuidado de no despertar al menor para salir de la habitación directo a la cocina.

A decir verdad Manolo estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, en donde su padre hacia o decir algo que le heria pero romper su guitarra sin ningún tipo de remordimiento le había destrozado, su padre sabía que era su objeto más valioso, ¿porqué había hecho algo tan cruel?, se preguntaba sin encontrar una respuesta.

Sabía bien que su padre le quería pero a veces era demasiado estricto y a veces iba demasiado lejos.

Ese tipo de situaciones las sabía sobrellevar por su cuenta, además nunca había tenido a alguien con quien compartirlo así que debía cargar con eso solo; suponia que haber ido con Joaquin habia sido mas que nada porque se sentía demasiado mal y en realidad no deseaba ver a su padre, no sabía a donde acudir he inmediatamente pensó en Joaquin y a decir verdad aquella noche acurrucados juntos le había tranquilizado un poco, seguía dolido con la acción de su padre y no pensaba que podría perdonarle pronto pero eventualmente lo haría, suponía que por el momento estar con Joaquín era mucho mejor que estar encerrado en su habitación deprimiendose por la situación.

Despertó mirando a su alrededor no viendo a Joaquín por ninguna parte, confundiendose entonces puesto que no pensaba que Joaquín fuera de los que madrugaba

Se levantó de la cama estirandose un poco, se acercó al balde de agua para lavar su rostro viéndose en el espejo; parecía cansado aun a pesar de haber dormido y podía ver los rastros de las lágrimas en sus mejillas.

Aquello no hizo más que avergonzarle, Joaquín le había visto de aquella forma tan lastimera.

Solo se lavo la cara tratando de alejar aquella sensación de vergüenza para después salir de la habitación y caminar por el pasillo queriendo ir al primer piso en donde apenas pisar el pie de las escaleras sintió el aroma de comida proveniente de la cocina

Amor en San AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora