Capítulo 2

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Pasaron exactamente 2 semanas desde que Maria se fue del pueblo, dejando a sus dos amigos con un gran hueco en el corazon y unas ganas enormes de volverla a ver.
Es ese tiempo Joaquín entrenaba con el padre de María para así convertirse en el nuevo héroe de San Ángel. Por otra parte Manolo practicaba con su padre algunos movimientos de torero, que para el pobre muchacho era un sufrir todos los días ya que eso no le agradaba del todo.

El par de amigos casi ya no se veían, ambos siempre estaban ocupados y eso los ponía muy tristes. Pero aún siendo uno niños, encontraban una manera muy inteligente de escaparse aunque sea por 1 hora para poder hablar y jugar como solían hacerlo antes de que María se fuera.

-¡Manolo, aquí estoy!- saludo Joaquín desde lejos a su amigo

-¡Joaquín!- dijo el mejor saltando a los brazos del nombrado para abrazarlo.

-¿Cómo te ha ido de torero Mani?, todos en el pueblo dicen que tu serás el Sánchez mas grande de la historia.-

-Pues, me ha ido bien, pero tu sabes que no me agrada ser torero. Matar al tiro está mal, sólo lo hago para complacer a mi padre y no deshonrar la memoria de mi madre- Dijo dijo el mejor agachado la mirada y soltando algunas lágrimas. Joaquín al notar esto, abrazo a su amigo fuertemente para tratar de calmarlo.

-Manolo. Lo que haces es un sacrificio muy grande, sacrificado tus sueños por complacer a tu padre. Te admiro mucho, no se que hubiera hecho yo si mi padre me hubiese pedido algo asi- Dijo Joaquín  mientras limpiaba algunas lágrimas que aún caían por los orbes de su amigo. A lo que Manolo sólo lo abrazo mucho más fuerte que otras veces, con el se sentia protegido cuando estaba con el.

Así pasaron el rato, hablando de lo mucho que los presionaban los mayores para dar lo mejor de sí mismos. Llegó un punto de la tarde donde ambos debían de despedirse. No sabian cuando volverían a tener una tarde libre para ellos. Se sentían solos.

*Con Xibalba y La Catrina*

En lo alto de un tejado se podían distinguir 2 figuras muy peculiares, una silueta delgada y femenina, y otra alta y varonil. Se les notaba algo inquietos, ambos miraban a un par de niños sentados bajo un árbol en las afueras de la ciudad. Pero... ¿a que se debe la "inquietud"?, ambos sentiannuna sensación extraña en el ambiente entre esos jóvenes. "Esta bien, sólo son amigos" pensaba La Catrina.
"Es algo.. inusual" decía para sus adentros Xibalba.
Ambos se miraron entre si y se encojieron de hombros, no podían hacer nada en ese momento, pero algo había entre esos dos.

Amor en San AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora