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En este punto comenzaríamos a movernos sin ayuda o transporte para no llamar la atención y a partir de aquí, se convierte en una apuesta, cincuenta a cincuenta. Todos apostaban por mi en ese momento y el peso de aquello pesaba en mi espalda y pecho.
Mi equipo era simple, atacaría junto a Fushiguro y Okkotsu, ya que ente mas avanzáramos sería mas complicado y la habilidad de Yuta para copiar técnicas nos ayudaría bastante. Así que ahora nos encontrábamos cerca de los lagos.
- ¿Cómo sabremos por donde entrar? Es demasiado oscuro - advirtió Fushiguro removiendo el agua con su mano y salpicando mientras la agitaba.
- Maki dijo que había rutas de escape en el lago, túneles que llevan a uno de los estanques de los jardines interiores - camine a lo largo -. ¿Hacía donde queda el templo de los Zen'in? -
- Hacía el norte - indico Okkotsu siguiéndome de cerca. Me detuvo un momento mirando atentamente.
- Es otoño, ¿no? - ellos asintieron.
Vi hacía el ultimo rayo de sol que comenzaba a esconderse tras las colinas y los arboles que tapaban el camino, luego mire hacía el lado contrarío, donde si se cruzara una recta, esta acabaría en el extremo mas ancho del lago.
- Por ahí - señale -. El sol sale por el sur en otoño y esa parte es mas deforme que los otros extremos, así que la entrada debe ser ahí - ninguno juzgo su deducción, creían en él y sus ideas.
Avanzamos a lo largo mientras la luz del sol se ocultaba, hasta que la oscuridad consumió la noche, dejándonos a ciegas. Solo contando con unas lamparas frontales para poner sobre nuestra frente y varas luminosas.
- No se separen y recuerden, tenemos que evitar que nos vean - nos advirtió Yuta mientras encendía su lampara.
Fui el primero en sumergirse dentro del lago, sintiendo el agua helada traspasar mi ropa y dándome unos cuantos escalofríos hasta que pronto la temperatura se volvió algo a lo que pude acostumbrarme. Me sumergí una vez y luego salí para ver a los chicos que continuaban metiéndose lentamente.
- Tengan - Fushiguro nos dio un respirador a cada uno y me lo coloque -. Vamos -
Las linternas iluminaban bastante bien bajo el agua, alumbrando con su luz un túnel que llevaba recto. Era la entrada que buscábamos, pero dentro de ella debíamos movernos rápido, lo suficiente como para no exceder la hora, porque solo teníamos de veinte a treinta minutos antes de que los guardias cambiaran de locación y nos dificultaran el movernos.
Mientras nadamos por el túnel, puedo sentir como mi pecho se oprime ante el estrés de lo que estoy por hacer y solo puedo calmarme una vez que recuerdo que llevo el collar de cuarzo blanco que me dio mi hermano flotando ligeramente, pero aun en mi cuello.
