˚ ִֶָ 🗝️ ♡︎ ₊ 𝑆𝑒𝑥&𝐶𝑎𝑛𝑑𝑦!

O11

Los meses pasaban cada vez con más rapidez y Kim Jennie ya tenia un mejor lugar. Cortesía de Sunoo.

Habían sólo pasado dos meses desde que había iniciando el año y ya estaban en vísperas de que cumpliera veintidós.

Habían pasado ya diez años desde la primera vez que vio a Park Sunghoon y a Nishimura Riki.

Ya no era ese pequeño e inocente Kim Sunoo de doce que le temblaban las piernas cada que veía a Sunghoon.

Ya era un adulto, pero por más que se lo repetía, no entendía porque el noventa por ciento de sus regalos eran de Kumamon. Y muchos menos entendía porque si era un adulto le gustaban todas esas cosas.

Casi todos le habían dado geniales regalos de kumamon.

Excepto Minhee que le había regalado un pase para un curso matrimonial.

La semana que era coincidía con la semana con Riki. Pero como iban las cosas, a Sunoo ya no le molestaba.

Minhee y él realmente eran cercanos.

Había sido como su hermano toda su vida.

A Seongmin lo veía más como una hermana.

Minhee era de esos tipos a los que le podías decir tus más grandes idioteces y jamás te juzgaría.

No sabía muy bien como era el pase pero de algo si estaba seguro.

Era religioso.

Sabía que Minhee era ateo, pero él y su hermano habían sido criados como cristianos. Probablemente la pareja había ido al curso y todo había sido idea de sus padres.

Le pareció extraño que Minhee lo alentará a "unirse a Dios."

Pero si Mini se lo había dado no podía rechazarlo.

Fue más que difícil convencer a Riki de ir. El chico se negaba a recibir ayuda. Según él ya estaban perfectamente bien.

Sunoo estuvo a punto de cambiar el pase a la semana de Sunghoon para ir con él. Pero él necesitaba ir con Nishimura y aclarar los asuntos en los que aún estaban mal.

Cuando Riki se hartó de las súplicas de Sunoo, al fin aceptó.

No tenia ganas de ir.

Nada de ganas.

Pero Sunoo parecía estar emocionado sin importar que no fueran creyentes.

Pero a diferencia de él, Kim no tenia perjuicios.

♡︎

Cuando llegaron al lugar en cuestión se sorprendieron de el paisaje.

Habían viajado a muchos países, a las mejores platas en los hoteles más caros. A bosques nevados en Europa y a áridos desiertos en Arabia. Pero nunca habían ido a otra ciudad que no fuera Seúl.

Era de sorprenderse que hubieran lugares tan bonitos en su propio país.

Comenzó siendo un bosque donde llegaron.

Apartaron la camioneta de Sunoo junto a un par de camionetas que no tenían forma de ser último modelo.

Unas estaban destartaladas y descoloridas. Riki incluso pensó que eran de la gente que hacía el aseo en las instalaciones, hasta que vio a gente con maletas como ellos.

Eran las personas con las que compartirían el curso.

Una mujer anciana y su marido que iban vestidos humildemente los recibieron con una gran sonrisa.