O24

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—Si te pones a penar en todas las cosas que odias de tu vida, te llevaría más tiempo del que te tomaría pensar en las cosas que amas de ella—dijo Geonu.

El chico lo había estado visitando de vez en cuando para subirle el ánimo.

Estaba mejor, aunque cada que Riki y Sunghoon le pedían que recapacitara sobre la situación de Hyuna y Yuta, acababa en horribles discusiones que lo llenaban de estrés y Lee Geonu estaba ahí para ayudarlo.

Wonjin también lo visitaba y sus llegadas eran gloriosas, sin embargo con él siempre eran bromas y chistes y con Geonu todo era más serio.

—Lo sé, es sólo que...son tantas cosas— Sunoo y él podían estar días enteros hablando y no se cansaban.

Se entendían tan bien que incluso los silencios que tenían formaban un aura más tranquilo.

—Lo sé Sunniee. Es difícil pero aunque no lo creas, morir es necesario. A lo que voy es. En cualquier momento nos llegamos a aburrir de las cosas. Canciones que antes amabamos las podemos llegar a odiar a causa del tiempo. Si el humano fuera eterno entonces no valoraría nada. Podría tener todo pero llegara un momento en el que todo se vuelve monótono. Si fuéramos eternos no valorariamos la salud. No valorariamos a las personas. No nos valorariamos a nosotros mismos. Si no conoces el dolor ¿Entonces cómo conocerías el placer?

Sunoo sabía que esas palabras eran ciertas.

Gente casada de años se aburría de su pareja. De su vida.

No quería ser como su madre. Llegar a cierta edad donde la única persona que tienes pierde interés en ti.

No quería voltear al pasado y ver que no había aprovechado su vida.

Ya no tenía quien lo detuviera. Sus padres, los que elegían todo por él ya no estaban.

Pero ¿Realmente era libre?

Incluso muertos, Sunoo no podía evitar querer complacer a su simple recuerdo.

Si quería podía casarse con Riki, Sunghoon y Geonu.

Si quería podía divorciarse. Podía huir con Geonu al lugar que quisiera pero...

No.

Su corazón ya estaba demasiado involucrado con otras dos personas.

Por muy difícil que fuera para él creerlo. Geonu era mayor que él.

Había viajado a trabajar a China, sin embargo nunca pudo dominar el idioma y volvió a Corea a repetir los siete años que había perdido en ese país. Viviendo al día y apenas comiendo.

La vida no había tratado bien al chico pero verlo ahí. Tan firme y mayor.

Había salido a delante sin rechistar. Ni siquiera había conocido a sus padres. Realmente no tuvo a nadie con él en un principio pero la vida le había enseñado a ser feliz.

Sunoo admiraba su fuerza y le daba un poco de esperanza.

A pesar de lo que pasaba si Lee Geonu había salido de todos aquellos problemas, los suyos no eran impedimento.

—Gracias hyung.

Geonu no respondió, simplemente sonrió. Sonrió tan hermosamente como él sabia.

Le contó sobre su sueño.

Sobre como sentía que caía y de momento a otra despertaba.

También le contó sobre lo que le decían de los ángeles.

Que algunas veces te hacían caer.

—Los sueños simplemente son representaciones de tus pensamientos. Tu mismo sin darte cuenta estas pensando en todas aquellas cosas que quieres o que muy en el interior deseas. Aunque en el ciclo del sueño en algunos casos. Tu cuerpo en vez de inhibir la contracción muscular, la aumenta. Causando que tus pulsaciones bajen y al llegar casi hasta cero tu cuerpo lo interpreta como si estuvieras a punto de morir y envía un choque para que despiertes.

Sunoo se impresiono de lo sabio que era su hyung y este sólo se encogió de hombros.

—Me gusta mucho leer.
—Eres genial hyung.

♡︎

Ni-ki miró a Sunoo durmiendo.

Normalmente su prometido lo recibía con los brazos abiertos cada que llegaba pero esa vez se veía demasiado cansado.

Le habían llegado demasiadas cosas encima de golpe y el pálido parecía estar roto.

Riki se fue desvistiendo y de puso un pantalón de pijama para acostarse tras el chico abrazando su pequeña cintura.

—Kookie— Sunoo habló con voz adormilada— llegaste, perdón estaba cansado.

Riki se maldijo a si mismo por haber despertado a su hyung.

—Esta bien amor. Lamento despertarte.

Sunoo se volteo, quedando frente a frente del menor.

Llevaba una camisa hasta los muslos y su cebello negro revuelto.

Tan hermoso.

Sunoo se menospreciaba a si mismo. Solía decir que era muy delgado o muy blanco. Que era muy pequeño o que odiaba que sus ojos fueran tan pequeños.

Pero lo que él tomaba como defectos, Riki lo veía como perfectos rasgos.

¿Por qué le exigía tanto a su cuerpo?

Riki nunca había tenido problemas con su físico. Por más que le dijeran que su nariz era grande, él pensaba que no estaba mal.

—Lamento despertarte hyung.

Riki acarició las delgadas y blancas piernas de su hyung, haciendolo sonrojarse.

—Nikk...
—Hyung, me encantan tus piernas.

Riki se colocó en medio de estas haciendo sonrojar aún más a su mayor.

—Ni-ki...
—Dejame...sólo dejame tocarte hyung. Sólo eso.

Sunoo lo miró sin decir nada y Nishimura simplemente acarició las piernas de Min.

Bajo hasta ellas y las besó.

Sunoo cubrió su boca para no soltar ningún gemido, sin embargo ambos de detuvieron.

Sunoo ya no tenía porque callar sus jadeos ya que Yuta ya no estaba ahí.

Riki ya no se enojaba por ver todos los juguetes del niño botados por ahí.

Yuta ya no estaba iluminando la vida de Sunoo ni haciendo enojar a Nishimura.

El niño que era su luz se había ido y su simple recuerdo revolvió el estómago de Sunoo.

Riki se detuvo al ver las lágrimas de su prometido cayendo en sus mejillas y las limpio con sus pulgares.

—Hyung...
—Fue mi culpa Ni-ki… Seongmin ya no sabe donde esta Yuta. Hyuna se fue. Ni siquiera Taeyeon lo sabe. Él era mi hermano y ahora no sé donde esta.

Riki consoló a su hyung acariciando su cabello.

—Los encontraremos.

Abrazó a Kim queriendo quedarse junto a él ahí.

Abrazándolo para esperar con su hyung, el día de su boda que no llegaría.

˚ ִֶָ 🗝️ ♡︎ ₊ 𝑆𝑒𝑥&𝐶𝑎𝑛𝑑𝑦!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora