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Riki miraba a el Sunoo como nunca pensó verlo, mientras este estaba inmerso en su celular.

Sabía que la hermosa sonrisa en su rostro no era a causa de él. Sabía que había alguien más. Sabía que era Sunghoon el que al otro lado de la linea, le mandaba corazones y mensajes llenos de cariño.

Y Nishimura estaba bien con eso.

Riki había vivido sabiendo que no era el único y que jamás lo sería. Pero entonces le agradecía a Sunghoon por ser como era con Sunoo. Porque cuando en su tiempo de estupidez donde trataba al mayor como la mierda, ese era el tiempo en el que al menos Sunoo no estuvo solo, y Sunghoon  estaba con él.

—Si quieres puedes tomarme una foto. Duran más —inquirió Sunoo.
—Pero no me gusta besar a las fotos.

Riki se arrastro entre las sabanas para robarle un beso al mayor.

—Deja de ser tan lindo. Cuando eras un odioso era más fácil soportarte.
—¿Qué quieres decir?
—Antes al menos podía fingir que te odiaba y no tener ganas de besarte todo el tiempo. Ahora no me quiero separar de ti.
—Tienes una semana para descansar de mi hyung.

Sunoo no dijo nada.

Riki sabía lo que pasaba. Sunoo no descansaba de nadie. Mientras él y Sunghoon tenían una semana extrañando a Sunoo. Este solo estaba ahí. Siempre ahí. Complaciendo lo que le pedían.

Sunoo nunca había sido libre. Por más que se quería convencer de que a su hyung no le pesaba estar con ellos, sabía que nadie podía aguantar tanto tiempo así.

Su matrimonió era una jaula. De oro. Pero una jaula.

Sunoo no se quejaba. Sunoo simplemente les sonreía, les mostraba todo de él y los esperaba solitario en las noches antes de que llegaran.

—¿Quieres ir al cine hyung?

Sunoo alzó la mirada hacia su esposo, y le sonrió.

—Estoy agotado Ni-ki, corrí más de lo necesario.

Sunoo solía salir a correr diario. Para tratar de liberar el estrés. Como un ratón que se gira en su rueda una y otra vez, para librarse de la claustrofobia de una jaula.

—Entonces podemos darnos una ducha juntos...
—Ya me bañe Kiki. Gracias.

Su relación había llegado al punto en el que ya no podían hacer demasiado. Ambos parecían sin más ganas que abrazarse y darse cariñitos.

Riki no quería que llegara en día en el que aquello ya no los complaciera. Que todo se volviera tan monótono que el mismo hecho de darse compañía ta no fuera suficiente.

—Por cierto. Seongmin-hyung me dijo que tendrían una junta el sábado. Para algo de su empresa.
—¿Una junta?
—Así me dijo. Debe ser algo para ver hacia donde moverán los nuevos modelos de su empresa.

Sunoo asintió.

—Bien.
—Bien.

♡︎

Sunoo estaba acostado sobre una de los grandes sofás de su habitación, con lentes de sol y una limonada en su mano. Parecía estar asoleándose, cuando por un lado. Riki apareció.

—¿Disfrutando de el sol señorito?— preguntó amablemente.
—Más bien, el sol me está disfrutando a mi— dijo con un dejo de superioridad.

Se acomodó en el asiento y miró al joven mesero con descaro.

—Por cierto. Pedí un mojito, y me trajo una limonada.
—No pareces tener edad para tomar. Es más ¿Dónde están tus padres?
—Imbécil.

Sunoo se cruzó de brazos haciendo un puchero. Saliéndose de su papel.

—¡Hyung!
—No me hables Riki. Eres un grosero.
—Solo era una broma Hyung. Y no te alteres, aún falta la parte del masajito.

Kim bufó. Había aceptado formar parte de la estúpida actuación fetichista de Riki y había acabado molesto.

Se sentó de nuevo en el gran sofá y se acomodó los lentes.

—Esto ni siquiera es limonada. Es agua con azúcar y limón.
—Eso es una limonada joven.
—¿Crees que no sé diferenciar entre una limonada y simples ingredientes mal mezclados?

Riki soltó una risita.

—Esta bien. Le daré un masaje gratis si me permite enmendar mi error.

Sunoo fingió pensar un momento, hasta que asintió.

—Esta bien. Aunque el afortunado serias tú, después de poder tocarme.

Riki lo guió hacia una cama de masaje que había pedido por internet, sólo para saciar su curiosidad de hacerle un masaje a su mayor.

Sunoo rodó los ojos y se quitó la ropa, sin una pizca de delicadeza o sensualidad, que de todas formas logro cautivar a Riki.

Se colocó una toalla alrededor de la cintura y se acostó boca abajo.

Riki sonrió entusiasmado, y poniéndose un poco de aceite para masaje que venia en el kit de la cama, puso manos a la obra.

comenzó a masajear la blanca y perfecta espalda de Sunoo, haciendo al más bajo soltar una serie de suspiros.

Sus manos se movían y danzaban en la piel del mayor. Apretaba y relajaba. Hasta que sus manos fueron acompañadas por sus labios y empezó a besar la espalda del chico.

La piel de Sunoo se erizó como si de un gatito se tratara y soltó un leve gemido, que Riki juraba había sonado como un "meow".

—¿Le gustan mis manos joven?

Sunoo tardó en responder. Enamorado de la sensación, cuando Riki trazó un camino de besos por si columna vertebral.

—Me gustan...

Riki sonrió. Bajo sus manos hasta el trasero del contrario y lo masajeo con cuidado.

—Eso es acoso señor. Ya no es un masaje.

Riki apretó más el trasero de su hyung.

—¿Quiere que me detenga?

Sunoo soltó un ligero gemido, cuando su trasero siguió siendo masajeado por un descarado Nishimura.

—N-no...
—A los clientes bonitos como usted, simples empleados como yo son obedientes. Digame que hacer y yo lo haré señorito.

Sunoo no era capaz de soltar palabra alguna. Su boca no parecía poder trabajar. Se había quedado en blanco.

—Entonces permitame a mi hacer lo que quiera con usted.

La sorpresa llegó a Sunoo cuando Riki lo volteo con sus fuertes manos y lo cargo como costal de papas hasta el sillón donde apenas unos minutos disfrutaba de una bebida.

No vio en que momento Nishimura se había quitado la camisa y este comenzaba a ponerlo a sentarse en sus piernas.

♡︎

Sunoo no paró en ningún momento, ni siquiera a respirar hasta que con un grito de éxtasis, Riki llegó al orgasmo y seguido su boca se llenó de su semilla. El más joven lo miró sonrojado mientras que él tragaba todo como si de agua se tratase.

—Dicen que cuando comes piña tu semen sabe más dulce. Aunque no le veo mucha diferencia.
—Por eso me hiciste tomar esa piña colada llena de trozos enormes de piña. ¡Casi me ahoho!— Riki guardo su miembro de nuevo en sus pantalones sin dejar de mirar a su amado— ¡Sabía lo que hacia hyung!
—No me digas que tu no Kiki.

˚ ִֶָ 🗝️ ♡︎ ₊ 𝑆𝑒𝑥&𝐶𝑎𝑛𝑑𝑦!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora