Hyuck soltó de nuevo otro bufido al instante que escucho la risa del príncipe.
- ¡No es para nada divertido, Doyoung! -menciono el joven omega mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho-. Seguramente estarías de la misma forma que yo.
- Te aseguro que sería feliz si estuviera igual que tú, Hyuck.
- ¡Allí estás! -y allí estaba el alfa que había marcado a su amigo, Moon Taeil a paso seguro y dando una reverencia hacía el príncipe, miró hacía su omega-, ¿Sigues de quejumbroso?
- Es mi naturaleza y ni creas que la cambiaré.
- Me gusta tu naturaleza de omega rebelde, ¿quieres algo de comer?
- ¡Me encantaría! -respondió emocionado Donghyuck incorporándose para acercarse hacía Taeil.
El alfa colocó su mano sobre la cabeza del omega revolviendo sus cabellos haciendo que el omega frunciera el ceño y que sus mejillas mostraran un color carmín suave, Doyoung sonrió al ver aquello.
Soltó un suspiro en cuanto vió como se alejaban, la marca de Hyuck sobresalía, era como si estuviera presumiendo al mundo que tenía un alfa por fin y que es feliz en sobremanera con eso, y a pesar de que el joven omega se quejaba por su marca, podía ver la felicidad en su rostro, no había ningún rastro de disgusto.
Doyoung paso su mano por la unión de su cuello y hombro, como le gustaría tener la marca de su alfa sobre él, y así poder estar juntos por toda una vida, ni siquiera se percato cuando el alfa llego, tampoco de como había visto todas sus acciones.
A pesar de las explicaciones que le había dado la hechicera Dasom, Youngho aún no se sentía seguro, creerle le estaba costando demasiado, y a su lobo igual, pero la confusión, podía llegar a ser más credibilidad, estaba seguro de eso, jamás había dudado de todo, y ahora que lo hacía, se sentía sumamente extrañado con aquello, pero debía tomar en cuenta los recuerdos desaparecidos, además de las acciones de su omega.
- ¿Se encuentra bien? -pregunto Youngho, haciendo que el príncipe de inmediato quitase su mano de la unión de su cuello y hombro y mirase hacía el alfa castaño.
-S-sí, solo... estoy algo pensativo.
- No debe preocuparse por una marca, príncipe.
Doyoung apartó la mirada de nueva cuenta, estaba seguro que Youngho decía aquello solo para que dejase de pensar en alguna posibilidad de que lo marcará, y eso en verdad dolía demasiado. Dolía profundamente dentro de su pecho, saber que la posibilidad de recuperar su lazo atado hacía aquel alfa, iba a ser casi una tarea imposible.
-Lo lamento, Youngho -el alfa líder no comprendía el por qué de aquella tan repentina disculpa de parte del príncipe.
- ¿Qué dice? No me debe una disculpa.
- Claro que te la debo, por todo lo que me soportaste desde pequeños -el príncipe omega trago grueso y miro directamente a los ojos al alfa-, era un completo inmaduro, no sabia lo que iba a causar con mis acciones, en verdad lo lamento, alfa, jamás debía haberte rechazado, y sé que ahora no recuerdas nada, pero...
- Le he dicho que no me debe una disculpa -la voz de Youngho era pesada, casi como la de mando, y eso asusto un poco al omega, sintió como sus sentidos se ponían alerta, Youngho se enojaba con facilidad cuando le decía alfa, y lo había hecho, tenía que estar listo para lo que viniese-, será mejor que deje de pensar en esas tonterías.
-¿Y entonces qué fue aquel beso?
- Solo lo hice para que dejase de estar triste, eso es todo, sé que ha dicho que se comportó como un inmaduro, y aunque los recuerdos se hayan ido por completo de mí, créame que aunque los tuviera, ni siquiera estaría con usted -Youngho dio unos pasos hacía el frente y tomo al príncipe del antebrazo-, escúcheme bien, deje de decir que somos predestinados, no lo somos, y será mejor que deje esas falsas expresiones suyas solo para que me acerque a usted, tal vez esto tenía que pasar para que dejemos de estar juntos, porque siempre saldré lastimado por su culpa, príncipe Kim.
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El Omega que no quería a su predestinado/ Johndo
Ficción histórica- No soy tu omega deja de pensar esas cosas, no eres más que un fastido para mí, además ¡tú! No serías digno para un omega como yo. En ese momento Youngho había sentido como la opresión de su pecho se había hecho cada vez más grande, escuchar aquell...