𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐁𝐫𝐨𝐝𝐢𝐞

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Las pequeñas piedras brillando bajo el sol. Con un resplandeciente fulgor al igual que la sonrisa del chico que tomaba tu mano esperando tu aprobación.

- Es preciosa.- Dijiste casi en un susurro mientras apreciabas la línea dorada y adornada con pequeños detalles que ahora se lucía en tu muñeca izquierda.

Thomas se acerco furtivamente a ti, retiro el cabello que reposaba en tu hombro dejándolo libre y brillante a la luz del día. Beso tiernamente tu hombro mientras acariciaba tu cuello con su nariz y rosaba con sus labios.

Tortuosas caricias que no soportaste hasta el punto de tomar el  cuello de la camisa de aquel rubio y plantaste un beso en sus labios tomándole por sorpresa.

Sentiste como se derretía sobre tu boca, perdiéndose en tus labios.

Sin duda lo que más amabas de él era la forma en la que te tocaba, escondía sus manos en tu cintura donde pasaba lentamente sus dedos uno por uno acariciando tu espalda baja.

La forma tan delicada en la que ponía tus manos sobre ti, acariciándote como a el más codiciado felino en la tierra, siempre con cuidado, con amor, podías sentir el cariño emanar de sus manos haciéndote sentir simplemente todo lo que valías para el.



Al igual con lo que le transmitías a el, el simple hecho de pasar tus manos por su cabello, acariciar su terso pecho o pasar tiernamente tu mano por sus mejillas le volvía completamente desquiciado y adicto a ti.

Sentía que si estabas lejos de el se ahogaría ya que fantasear con tenerte en sus brazos era lo único que el hacia todo el día, obsequiándote hasta la más simple flor como recordatorio de que habitabas en su mente.


Su romántico y cursi encuentro llegaba a la parte más dolorosa. Recorrer las calles de Londres solo para volver a casa y estar al menos 2 días lejos de Thomas te era insoportable. El sentía lo mismo, por eso se esmeraba en caminar con una mano en tu cintura, intentando acercarse más a ti.

El azul del cielo se empañaba y se teñía lentamente de un azul oscuro. Siendo Londres aquel lugar para sorpresa de nadie el cielo rujío y la lluvia se desato. 

Llovía a cantaros, dejándolos empapados, Thomas se apresuró a darte su abrigo quedando solamente en su mojada camisa blanca mientras su mano se apresuraba a escurrirse entre la tuya.

Corrían por el pavimento  intentando huir de la lluvia, las gotas golpeando tu cara mientras experimentabas la sensación de las gotas corriendo delicada pero fugazmente por entre sus manos mientras recordabas esa corriente de energía emocionante que Thomas causaba con solo mirarte.

El camino a casa había terminado, devolvías la prenda a Thomas y abrías la puerta de casa, cerraste lentamente hasta que algo detuvo el recorrido de la puerta.

Thomas abrió bruscamente la puerta y sin darte tiempo de si quiera parpadear tomo rudamente tu cintura cortando cualquier milímetro que los separase y besándote inhumanamente llevándote al paraíso de sus labios y la perdición de sus caricias.

- ¿Puedo quedarme esta noche?.- Pide en un susurro besando tu lóbulo mientras sonreías y te acompañaba a tu habitación.

Personajes de Thomas Brodie-Sangster // One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora