𝐋𝐚𝐦𝐩𝐰𝐢𝐜𝐤

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Nota del autor: Antes de empezar me gustaría aclarar que no pude encontrar la miniserie por ningún lado, así que solo me he basado en clips, resúmenes de Internet e IA para entender este personaje, por su comprensión, gracias, y me disculpo de antemano si los escritos de este personaje contienen algún error de canon.

El rocío de la dulce mañana me recibió al salir de casa camino a la escuela. La noche anterior había llovido a más no poderse sobre el pequeño pueblo rural de Italia en el que resido. Así que deslizo mi abrigo sobre mis brazos y acomodo mi cabello sobre mis hombros.

- ¡Ya me voy, mamá! - Llamé desde la puerta alzando el brazo y diciendo adiós con mi mano.
- ¡Ten un buen día, mi cielo! - Mi madre respondió afectuosamente desde la cocina y sin más, tomé mis libros de la mesilla y los atraje contra mi pecho para evitar dejarlos caer.

Había agua y charcos por doquier en las calles empedradas del pueblo. Afortunadamente, me había puesto mis botas de hule, así que caminaba con confianza por las calles con cuidado de no resbalar.

Una fila de niños marchaban camino a la escuela por el callejón. Yo era apenas capaz de contener mis ansias por llegar. Había pasado todo el fin de semana aprendiendo a recitar y leer sin trabas para poder presumir un poco.
- Hola, ____ - Un compañero saludó amablemente mientras caminábamos calle arriba.
- Hola, Charlie - Correspondí al saludo con una sonrisa amable mientras el muchacho caminaba por delante de mí.

Al cruzar el callejón y darle vuelta, un muchacho alto y rubio saltó en mi camino, bloqueándome el paso. Alce la mirada hasta encontrar sus ojos, suaves y brillantes iris marrones.

- Hola, Lampwick - Dije en una voz infantil, dándole una sonrisa sincera.
- Hola, ____ - Este respondió dejando escapar un suspiro al verme. - ¿Vas a la escuela? - Me pregunto mirando sobre su hombro para ver a todos los chicos caminando al mismo destino que yo.

- Hm.- Murmuré afirmativamente, asintiendo con la cabeza. - Deberías ir tú también. - Sugerí amablemente, a lo que él resopló despectivamente.

- No necesito la escuela.- Lampwick dijo firmemente. - Tengo mejores cosas que hacer.- Dijo cruzándose de brazos, a lo que yo sonreí burlonamente.

- ¿Ah, sí? ¿Cómo qué?- Pregunté y el tartamudeo un momento, apartando la mirada y haciendo que sus brillantes ojos marrones miraran a otro lado.

- Bueno... ¿y eso qué importa? Hago muchas cosas y punto. - Lampwick respondió defensivamente, haciendo que su nariz se arrugara en un gesto adorable.

Reí dulcemente y meneé la cabeza para pasar por su lado y seguir mi camino a la escuela, pero él se dio la vuelta rápidamente y me siguió de cerca.

- ¡Espera! Tengo un regalo para ti - Dijo con prisa corriendo a posicionarse frente a mí, bloqueándome el camino de nuevo.

Alcé una ceja y lo miré, no confiaba del todo en su sonrisa confiada.

- ¿Ah, sí? ¿Puedo verlo? - pregunté inocentemente.

La sonrisa de Lampwick pasó de una sonrisa confiada a una más honesta y dulce, me miró a los ojos por un par de segundos antes de rebuscar en los bolsillos de su pantalón, sacando una pequeña concha de mar y extendiéndola sobre su palma abierta.

- Oh.- Dije mirando la pequeña concha marina. - Es muy bonita.- Dije sin poder evitar sonreír ante el pequeño detalle.

- Lo sé, ¿verdad? - Respondió sonriendo.- Estaba caminando por la playa esta mañana y al verla... pensé en ti.- Dijo suavemente, un ligero sonrojo extendiéndose por sus mejillas.

Tomé el regalo de su mano, la mía rozando con su palma ligeramente, dándome un escalofrío por todo el cuerpo. Examiné la concha marina entre mis dedos y sonreí de lado, una sonrisa de simple cariño. La guardé en el bolsillo de mi chaqueta con cuidado antes de mirarlo de nuevo, se recargaba contra la pared, con sus mejillas sonrojadas, haciéndolo ver aún más adorable de lo que ya me parecía.

- ¿Puedo verte después de la escuela?- Preguntó inocentemente, a lo que yo sonreí, no quería admitir el cálido sentimiento que hacía quemar mis orejas, pero lo más seguro es que estuviera más roja que un tomate en este momento, quizá más que él.

- Por supuesto.- Dije suavemente. - ¿Bajo el puente? - Pregunté meneándome sobre mis pies inocentemente.

- Claro, en el puente.- Lampwick sonrió y advirtió su mirada hacia el suelo.

- Ya tengo que irme, Lampwick...- Dije inquieta al ver que la última niña que se había quedado atrás era yo, los demás chicos habían desaparecido de vista, dejándome atrás.

- Ah... claro, la escuela... - Lampwick dijo rascándose la nuca incómodamente, era obvio que ninguno de los dos quería despedirse del otro, pero por ahora era necesario. - Te veré luego entonces. - Dijo a lo que yo asentí con una sonrisa y comencé a caminar por el sendero.

A algunos pasos de distancia lo reflexioné mejor, y miré por encima de mi hombro a Lampwick que ya comenzaba a caminar en sentido contrario a mí.

- Lampwick... - Lo llamé dulcemente y él se dio la vuelta casi de inmediato, poniendo su mano sobre su frente para bloquear los rayos del sol mañanero que resplandecía en el cielo. - Gracias...

Dije con una pequeña sonrisa sincera, él sonrió de vuelta y corrió hacia mí, con una mano en su gorra para no hacerla volar con el viento. Cuando se paró frente a mí, me miró a los ojos, los suyos, resplandecientes y brillantes, más de lo usual. Y se inclinó plantando un tierno beso en mi mejilla. Me llevé la mano al lugar en el que me acababa de besar y sonreí bobamente. Él rió un poco y me despeinó el cabello de forma afectuosa antes de que volviéramos a partir caminos nuevamente. Cada uno espiando miradas al otro por encima de su hombro hasta que desaparecimos de la vista del otro.  

Personajes de Thomas Brodie-Sangster // One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora