LA ENCOMIENDA

15 5 0
                                    

Los meses pasaron volando al igual que el transcurso del año, ya casi finalizaba el ciclo escolar por lo que todos estaban de muy buen humor, tanto así que incluso ya no les interesaba los profesores dejarnos tareas o trabajos para vacaciones porque sabían que no valía en las próximas calificaciones ya que pasaríamos a tercero de secundaria. Después de tantas cosas juntos, todos nos volvimos como una gran familia y ahora que Adrian se unió a ella siento que estamos completos, es genial trabajar con él. Nos volvimos con el tiempo muy Unidos, no hacíamos nada de separados., Inclusive nos postulamos juntos para ser representantes del grupo. Me gusta jugar con él, Aunque algunas veces le encanta molestarme pues siempre encuentra un apodo perfecto en el momento correcto, pero por lo general me dice Lisi de cariño, o sea, eso no me molesta en absoluto O al menos hasta que muestra su lado coqueto y comienza decirme ''Tomatito'' Es realmente IRRITANTE ya que puedo encontrarme leyendo en la biblioteca pacíficamente hasta que llega el escabulléndose entre mi asiento
- ¿Qué estás leyendo Tomatito? - dice mientras se va acercando a mi oído de una forma algo coqueta e intimidante haciéndome brincar del susto.

Ni siquiera entiendo qué le divierte tanto sin embargo por lo que me ha contado dice que es muy gracioso cada vez que me sobresalto, pues comienzo a ponerme roja y tartamudear a lo que yo por lo general respondo con algo de enojo
-E-ERES UN T-TONTO, no deberías asustarme de ese modo- replique mostrándome molesta por su broma, incluso no parecía importarle lo mucho que intentaba al darle pequeños golpes mientras él simplemente seguía riendo.

-Es broma Liseth, pero sabes que me gusta jugar contigo- mencionó mientras acariciaba mi mejilla con suavidad.
Para ser honesta no tengo la menor idea de que es lo que siento por Adrian ni tampoco había pensado en decirle algo al respecto, de solo pensarlo me aterra imaginar que si en algún momento se entera de esta confusión nuestra amistad se perdiera dejando en su lugar millones de la ilusiones rotas así que por el bien de nuestra amistad, mis sentimientos quedarán ocultos un buen tiempo o simplemente entenderé que sentimiento que siento hacia él solamente es platónico y de una amistad.

Alrededor de las 3 El aburrimiento ha logrado apoderarse de mí. Estoy cansada de oír hablar sobre Cómo mejorar la escuela y algunas peticiones de los alumnos que se volvían cada vez más pesados sin la ayuda de Adrian. Por otro lado, me parece algo extraño que no haya venido Ya que en primer lugar él estaba totalmente entusiasmado cuando nos dieron la plaza como representantes de grupo y ahora que haya faltado a clases como si nada me parecía algo no digno de él.

Llamó mi atención ver a lo lejos como venía hacia acá la señorita Beckett, seguramente ella debe saber por qué falto Adrian, incluso ya estaba pensando la manera de como preguntarle por él, sin embargo, no tuve la oportunidad de decir ni una palabra -El joven Adrián me pidió que le diera esto-mencionó poniendo en mis manos al parecer lo que era la carpeta de reportes que utilizamos. Sin más se retiró dejándome de nuevo sola mientras ojeaba la carpeta buscando algo interesante dentro hasta que entre las hojas se desprendió una pequeña nota que tenía un sobre pegado con la instrucción de ''abrirlo En caso de ser Liseth'', esto último me causo curiosidad Así que abrí el sobre que contenía una carta escrita con la auténtica letra de Adrian.

Ahora si tiene sentido por qué no estaba aquí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ahora si tiene sentido por qué no estaba aquí. Sin embargo, me preocupa un poco su estado ya que algunas veces tiende de exagerar y el resultado puede ser peor, Por lo cual al terminar las clases salí al centro comercial en busca de jugo de naranja, algunas películas y un poco de sopa de pollo que prepare en mi casa, todo lo necesario para cuidar un enfermo, y no se trataba de cualquiera pues Adrian es algo difícil de convencer, haciendo que cuidarlo sea un juego de niños.

Ya en su cuarto comencé sacar las cosas de mi mochila y las coloqué junto a su escritorio mientras escuchaba a la señorita Beckett quejarse de lo difícil que es cuidarlo. -es un caso perdido- replicaba mostrándose algo molesta Así que la tranquilice diciéndole qué se podía retirar porque yo me encargaría de Adrian, esto hizo que su semblante cambiará totalmente y se fuera muy feliz, al menos ya me había quitado un problema de encima sin embargo Todavía tenía que ver cómo está Adrian.

Puedo notar como me mira desde su cama, se veía tan tierno con su nariz que estaba roja cuál tomate y sus brazos están totalmente cubierto por la colcha. Es mi momento de vengarme, pensé acercándome con sutileza a él mostrándole una gran sonrisa algo siniestra-vaya vaya... con que Adri-lindo pescó un resfriado- comenté maliciosamente sabiendo que el odiaba que le dijera así -Ya quisieras tomatito-su tos interrumpió su frase motivadora, es momento de volver a atacar Liseth, se valiente.

- ¿Qué te pasa? -pregunté- ¿te picó la garganta el ratón? - completé soltando una sonrisa irónica. Aunque Adrian no se veía muy alegre por mi chiste -¿Quieres empezar un conflicto Tomatito?- me preguntó con instinto de amenaza mostrando una sonrisa algo enferma para su mala suerte ya me conozco todos sus ataques así que simplemente ignore ese comentario y mejor me di la vuelta para darle una pastilla que le aliviaría un poco la tos, acerqué mi mano con la que sostenía la pastilla y la otra que tenía el vaso con agua pero Adrian comenzó a quejarse como un niño pequeño.

-no quiero tomar esa cosa- replicó tratando de evitar mi mano, por más que intente no pude lograr que se tomara las pastillas se resistía demasiado -ADRIAN!!eres un niño muy malo, necesitas tomarte las pastillas si quieres dejar de toser- dije tratando de darle la pastilla por las fuerza. -tú eres la mala conmigo Liseth por querer darme esa pastilla que sabe muy feo-
cruzó los brazos y se volvió a voltear. Para ser sincera ya me tenía harta por lo que lo tomé del hombre jalándolo hacia mí llena de impotencia -lo hago por tu bien, porque te quiero y no quiero que estés enfermo- exclamé. Pude notar la manera en que me miró mientras tomaba la pastilla de mi mano y se la ponía la boca, no pensé que realmente me haría caso y aunque hacía muchas caras graciosas al menos ya se la había pasado.

- ¿en verdad me quieres? - preguntó haciendo un pequeño puchero algo infantil -Yo realmente te quiero, eres mi mejor amigo en todo el mundo- le respondí. Por un momento ya no sentía que hablaba con Adrian, sentía que era un niño pequeño así que lo tome entre mis brazos y le di un gran abrazo intentarlo mimarlo pero al tocarlo podía sentir que su cuerpo estaba frio y cuando lo mire de la nada Adrian se había comenzado a poner demasiado pálido, sus labios estaban azules, esto ya no era normal Así que enseguida le avisé a la señorita Beckett quien enseguida llamó el médico.

Adrian está despierto, pero no decía ni una palabra, mucho menos cuando vio entrar a el médico que ya había comenzado a sacar de su maletín dos jeringas altamente intimidantes. Sabía que Adrian estaba tenso cuando lo vio llegar por qué presionada con fuerza mi mano.

-No es nada grave, el joven solo necesita hidratarse con un poco de suero- afirmó el doctor sujetando el brazo para ponerle el suero, podía sentir mientras tomaba la mano de Adrian su cara demostrando que le dolía, pero no podía hacer nada más que estar ahí para apoyarlo. -Con eso debería bastar para que se recupere- dijo el doctor mientras apuntaba algunas recomendaciones en la receta.

Sus expresiones se mostraban más serias de lo normal, me preocupa que su estado de ánimo empeore. -Todo va a estar bien no te pienso dejar solo- susurre suavemente junto a su oído mostrándole calidez en mis palabras. El doctor ha salido del cuarto para hablar con señorita Beckett por lo que esto hizo que Adrián se calmaron poco, no puedo dejarlo así, me quedare a cuidarlo.

Poco después de esto podía notar como me miraba tan extrañada al ver mi dedicación por cuidar de Adrián ya que según la señorita Beckett le parecía muy raro que me gustara atender a un chico tan insistente y activo por lo que siempre me hacía la misma pregunta - ¿por qué lo haces? - insistía una y otra vez -déjeme decirle algo- exclamé dando así a mi explicación.

-Adrián es más que un compañero... es mi mejor amigo y por eso lo quiero, me preocupa su salud tanto como a usted porque yo lo necesito tanto como él a mí- Mi respuesta la dejó perpleja y con una sonrisa.
-El joven Adrián hizo bien en conocerla-concluyó mientras Salía del cuarto.

Una semana después, Adrián volvió a ser el mismo chico extrovertido de siempre, con todo lo sucedido ahora sabía que tenía una pequeña debilidad por las Las jeringas y éste me hacía reír un poco más de lo que él quería, supongo que ahora no es el único que podrá contar malos chistes

𝓟𝓮𝓭𝓲𝓻 𝓾𝓷 𝓻𝓪𝔂𝓸 𝓭𝓮 𝓼𝓸𝓵 𝓪 𝓵𝓪 𝓵𝓾𝓷𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora