Inktober KaiSoo

thrill |Día 4|

787 palabras

ADVERTENCIA

Diferencia de edad

Kyungsoo sintió la emoción recorrer su cuerpo, cada vez que se escapaba de su casa por las noches sentía la adrenalina apoderarse de todo y borrar cualquier rastro de temor.

Sabia que lo que hacía no estaba bien, sus padres lo matarían si se enteraban, pero no podía evitarlo, se había convertido en su droga personal.

Caminó de forma sigilosa dos cuadras más hasta la esquina del bloque de casas perfectamente colocadas y pintadas igual, su aburrido hogar desde que nació.

Unos metros más abajo estaba él, su cuerpo tembló en anticipación y se vello se erizó, corrió la poca distancia que los separaba y como siempre él lo esperó con los brazos abiertos... Ese lugar si se sentía como un hogar.

Recargó su rostro en el cuello del contrario y aspiró ese delicioso olor que lo volvía loco.

En ese momento recordó como lo conoció, de la forma más estúpida posible.

Estaba en ese bar solo porque Baekhyun lo había arrastrado a él, ni siquiera le interesaba nada de eso, su familia inclusive creía que estaba en casa de su amigo acompañándolo porque sus padres estaban de viaje y era una rutina quedarse en la casa del contrario cuando los mayores no estaban.
Siempre supo que su mejor amigo terminaría de esta manera, había peleado con uñas y dientes contras las restricciones de sus padres desde que cumplieron 13, ni un solo día luego de eso hubo tranquilidad en esa casa.

Sus propios padres intentaron alejarlo de él, diciéndole que su compañía no era buena, que él contrario no era una buena influencia. Fue lo único por lo que discutió con sus padres en toda la vida, no lo alejarían de su otra mitad jamás, habían estado juntos desde que se conocieron en el parque de su vecindario hace 18 años, nadie los separaría y sus padres lo tendrían que aceptar.

Ahora estaban allí, Baekhyun estaba pegado a ese tipo algo con orejas demasiado graciosas, pero respetaba su vida así que no diría su pensamiento en voz alta; los miraba desde el otro lado de la mesa con una cara aburrida, su amigo estaba demasiado loco.

Su amigo siempre le decía que la emoción de verlo era inigualable, a pesar de que casi le doblada la edad, estaba demasiado enamorado.

Arrugó su frente cuando Baek lo besó de una forma demasiado desenfrenada, sentía que vomitaría si seguía viéndolos, cuando intentó dar la vuelta chocó con un pecho duro, maldiciendo alzó la vista y arrugó la frente.

- No ves hacia donde te diriges idiota. -Su mirada se conectó con esos hermosos ojos y sintió por primera vez esa emoción de la que su amigo le hablaba recorrer su cuerpo.

- No puedo decir que lo siento porque sino no tendría ahora en mis brazos.

Entonces lo sintió, esa corriente recorriendo su cuerpo, por primera vez también, intentó alejarse, pero el contrario no se lo permitió.

- Si das un paso atrás le tiraras la mesa a Chanyeol y Baekhyun encima.

- ¿Quién eres tu? -Su voz no salió tan fuerte como la primera vez.

- Jongin, amigo del idiota. -Hico un ademán señalando con la cabeza al alto.

- Suéltame, necesito ir al baño. -Trató de sonar enojado.

- No puedes ir por ahí caminando solo, los demás lobos te podrían comer. -Su sonrisa lo desarmó, se soltó como pudo y salió del local corriendo, esto no le podía pasar a él.

La próxima vez que lo volvió a ver fue en la casa de su amigo, otra noche en la que solo debían estar ellos dos.

Cuando subió al cuarto casi sin decir palabra con su amigo siguiéndolo su cuerpo temblaba.

- ¿Qué hacen ellos aquí?

- No quería ir hoy al bar así que invité a Chanyeol a venir, ya estaba con su amigo así que lo trajo con él.

- Esto es demasiado arriesgado, no deberías traerlos aquí.

- Nada pasará.

En su interior él sabia que no era así, algo pasaría.

Algunas horas después, con Baek y Chanyeol perdidos en alguna de las habitaciones de la casa, trataba de concentrarse en la televisión, pero la vista del contrario clavada en su rostro se lo impedía completamente.

- Sabes que tus labios son demasiado tentadores.

Su voz le erizó la piel por completo, lo sintió acercarse poco a poco y la emoción recorrió su cuerpo.

De repente su mano tomó su barbilla de forma demasiado gentil, lo giró y besó... Su cuerpo se encendió.

Justo como se encendía ahora, con sus manos recorriendo su cuerpo, con sus labios tomando los suyos tan duramente.

No se arrepentía de nada, la emoción de sentirlopegado a su cuerpo haciéndole el amor valía todo el esfuerzo.