Q: ¡Qué cruel es el destino!

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Luka Couffaine descendió del avión, prendió su celular y vió las miles de llamadas perdidas que tenía de Kagami. La llamó con preocupación, algo muy terrible tendría que haber pasado para tener tantas llamadas, pero la chica no le contestó. Volvió a llamar varias veces más, y finalmente le contestó.
-¿Kagami, estás bien?- le preguntó.
-Al fin contestas, te he estado llamando toda la mañana, pensé que te había pasado algo- le respondió la chica llorando.
-Yo estoy bien, dime qué pasa, pensé que estarías en la boda- le preguntó preocupado.
-No pude hacerlo, no pude casarme con él- Luka se sorprendió, ahora si que estaba preocupado por ella.
-¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué vamos a hacer ahora?- le preguntó exaltado.
-Para eso te llamaba, dime dónde estás, no puedo seguir aquí- la chica seguía llorando.
-Por favor, cálmate, eso no le hará bien al bebé- le dijo tratando de calmarla- Acabo de llegar a Dublín, pero espérame yo iré por ti- no podía dejar que ella se viniera sola en ese estado.
-Luka ¿no lo entiendes? No puedo seguir ni un segundo más aquí, mi madre en cualquier momento podría llegar, sabes lo que es capaz de hacer- le dijo tratando de calmarse.
-Está bien, los estaré esperando, pero por favor, ten cuidado, no sé qué haría si les pasa algo- le dijo angustiado.
-Tranquilo, estaremos bien, te amo- finalizó la chica.
-Yo también te amo- le respondió y colgó, rogando porque llegara bien.
Afortunadamente, el próximo vuelo era dentro de una hora, así que no tardaría demasiado. La chica se subió al avión, despidiéndose de aquella cuidad que le había dado tanto, sabía que no podría volver en un buen tiempo. Tocó su vientre, y pensó en su amado Luka, en el hijo que estaban esperando, y en aquel plan que habían hecho con Adrien para que su madre no sospechara de su relación con el músico. Recordó que ni siquiera se pudo despedir de su amigo, así que lo llamó para decirle que había dejado la ciudad y que se encontraría con Luka, pero el chico no le contestaba, decidió llamar a la mansión, tal vez Nathalie le contestaría, pero su sorpresa fue grande cuando escuchó aquella voz.
-Kagami ¿Cómo pudiste hacer eso?- la chica quedó impactada, su madre había contestado la llamada -Ven en este instante- le dijo molesta- la chica estaba tan impactada que no podía pronunciar una palabra siquiera.
-¿Madre?-preguntó aún aturdida-
-¿Es de él verdad?- le preguntó en el mismo tono- ¡Te dije que no te acercaras a él, pero ya verás lo que te espera!- la amenazó.
-Por favor, déjame explicarte, las cosas no son como las crees...- le dijo tratando de tranquilizarla.
-No voy a escuchar ninguna explicación por teléfono, ven acá ahora- la interrumpió molesta.
-¡No!- le dijo firmemente- Ya no sabrás nada más de mi o de mi hijo- le dijo la chica llorando. La madre se sorprendió al escuchar tal revelación.
-¿Ah si? ¿Crees que podrás esconderte de mi? Te encontraré aunque sea lo último que haga, es una promesa- le dijo amenazandola.
-Por favor, necesito hablar con Adrien- le suplicó la chica.
-¿No crees que ya le hiciste suficiente daño?- le preguntó su madre.
-Por favor, necesito hablar con él- le suplicó nuevamente.
-Ya te dije que no, si quieres hablar con él debes volver a casa- le dijo finalmente y le colgó el teléfono.
Kagami, se quebró en el avión, su madre siempre había sido muy dura con ella, pero ahora había sido demasiado cruel, tenía miedo que cumpliera su promesa, la encontrara y le hiciera algo a Luka o su bebé. Tal vez si tendría que haber seguido el plan, al menos hasta que su bebé estuviera seguro. Pensó en su amigo, y lo mucho que le hubiese gustado poder despedirse de él, no sabía en cuanto tiempo más lo vería, pero debido a las circunstancias en las que se encontraban todo sería más difícil.
Al llegar a su destino, descendió del avión, y Luka la estaba esperando, a penas lo vió se lanzó en sus brazos, habían pasado varios meses desde la última vez que se habían visto, la última vez fue cuando quedó embarazada, él la abrazó con fuerza y ella sollozó entre sus brazos. Todo había sido tan duro para ellos, merecían ser felices, merecían disfrutar de su amor. Luka tomó su rostro con delicadeza y la besó con tanta pasión que cualquiera que los viera pensaría que se trataba de dos adolescentes con las hormonas alborotadas. Kagami no podía dejar de llorar, Luka se preocupó por ella, se notaba que estaba muy afectada.
-Tranquila, todo estará bien, estaremos juntos y tendremos a nuestro hijo- le dijo mirandola a los ojos, la chica se ruborizó.
Sin embargo, aquella felicidad solo duró unos minutos, de pronto el aeropuerto fue cubierto por una gran luz blanca, destrozando todo a su paso.
-Te amo- le dijo sabiendo que la muerte se avecinaba, le dió un último beso, y fueron absorbidos por aquella luz.
¡Qué cruel es el destino con los enamorados!
Ladybug vió como una gran luz blanca cubría toda la ciudad y sintió temor, aquella pesadilla que la había torturado por años se hacía realidad, su amado gatito había sido akumatizado, y ya no había nada más que ella pudiera hacer. Ella había provocado todo esto, y ahora pagaría por las consecuencias de todas sus acciones. Todo era su culpa, si tan solo pudiera remediar las cosas, si pudiera retroceder atrás y enmendar todos sus errores, pero ya era muy tarde, su destino ya estaba escrito.
La criatura blanca se acercó rápidamente al cuerpo petrificado de su amada, y lloró amargamente. Observó a su alrededor, y todo estaba destruido, el cielo se había tornado en blanco, y un silencio sepulcral se había apoderado del mundo.
-Adiós Ladybug, tal vez en otra vida podremos estar juntos- le dijo al cuerpo sin vida de su amada- Adiós Marinette, tal vez en otra vida me puedas amar- terminó de decir y lloró mucho más fuerte, como si su alma fuera a salir de su cuerpo.
Todo era su culpa, había destruído al mundo, había destruído su amor, ya no había nada más que pudiera hacer.
Un gatito en el techo solo sin su lady, cantó varias veces mirando a la nada. De repente, un círculo blanco se abrió en el cielo, y salió una joven Ladybug, de unos 20 años, impresionada por la destrucción que se veía a su paso.
-¿Chat Noir?- preguntó preocupada, hasta que vió el cuerpo petrificado de su versión más adulta al lado de su compañero -¿Qué hiciste?- gritó horrorizada. Chat blanc se dió vuelta y miró a la pequeña Ladybug.
-¡Mi lady, estás de vuelta!- le dijo acercándose a ella -Pensé que nunca más te vería- La heroína se alejó horrorizada, nuevamente había sucedido, nuevamente tendría que luchar contra su compañero, pero ahora estaba en una notable desventaja.
-¿Dónde estás Marinette?- gritó a lo lejos Chat Blanc, la joven se escondió dentro de un edificio que seguía en pie. Él lo sabía, sabía quién era, de nuevo la había descubierto.
-¡Amuleto encantado!- dijo esperando que el amuleto fuera algo útil, pero solo aparecieron unos aretes como los de su miraculous. La heroína miró hacía todos lados, pero no podía descifrarlo, escuchó la voz de Chat Blanc que se acercaba, y sintió más miedo, pronto la encontraría y acabaría con ella también.
-¿Marinette, dónde estás?- volvió a preguntar fuertemente, hasta que la vio moverse de donde se encontraba -Ya te encontré- pegó un salto y quedó justo frente de ella -Mi pequeña Marinette, dame tu miraculous, y podré remediar nuestros errores del pasado-
-¿Mi miraculous? ¿Qué es lo que te pasa Chat Noir?- le gritó apartándose de él.
-¡Dame tu miraculous para poder reparar todo!- le gritó, la pequeña heroína intentó arrancar, pero la volvió a alcanzar, acorralándola. Ladybug miró hacía todos lados intentando descifrar el amuleto, hasta que vio su estatua, que se cubrió de rojo con motas negras. Empujó a la criatura blanca, que cayó al suelo y se dirigió corriendo hacía el cuerpo petrificado, pero el villano la alcanzó nuevamente.
-Por más que corras, no te podrás apartar de mi- le dijo con esa mirada tan aterradora.
-Por favor, gatito reacciona, este no eres tú, dime dónde está el akuma, para poder salvarte- le dijo la joven heroína llorando.
-Oh mi lady, te ves tan preciosa llorando, recuerdo aquella noche en que nos besamos por primera vez-
-¿Adrien?- preguntó la joven, no podía ser cierto, su amado gatito, todo este tiempo había sido Adrien, había rechazado al amor de su vida.
-Ya no soy Adrien, ahora soy Chat Blanc, dame tu miraculous- le dijo acercando sus manos en las orejas de la heroína.
-¡No, por favor!- gritó
-Nuestro amor le hizo esto al mundo mi lady, pero ya remendaré todo- fue interrumpido por el sonido de los aretes de la chica, que a los segundos se transformó en Marinette. El villano quedó sorprendido, al ver a la bella chica usando un vestido rojo, la miró con mayor detenimiento, y se dió cuenta que era el mismo atuendo, el mismo peinado semi recogido, estaba tal cual como la recordaba, ese día le había pedido matrimonio y ella le había dicho que no. Marinette, al ver la distracción, tomó sus manos, apretó el anillo que estaba en sus manos, y liberó el akuma, trayendo de vuelta a Chat Noir. El héroe la abrazó y lloró en sus brazos, la chica no sabía que hacer.
-Perdóname- le dijo el héroe entre sollozos. La chica acarició la espalda de su compañero, tratando de consolarlo.
-Voy a arreglar esto, te lo prometo- le dijo esperando que cesara su llanto, pero el héroe lloraba más fuerte.
-Ya no se puede hacer nada, el amuleto no puede reparar esto- le respondió- Te amo, siempre te amaré- Marinette tomó sus labios y lo besó, llevaba mucho tiempo esperando poder sentir sus labios, desde aquella vez en que le confesó sus sentimientos. Ahora entendía que todo este tiempo esa otra persona de la que hablaba su compañero era ella, todo este tiempo siempre fue ella.
-Te prometo que estaremos bien- le dijo la chica mirando los ojos de su gatito que seguían cubiertos por lágrimas.
Se sacó los aretes, se puso el amuleto, y le entregó el miraculous a Chat Noir, el héroe miró con sorpresa a la chica, sin entender qué sucedía.
-¡No!- exclamó confundido.
-Confía en mi, sé que repararán todo- miró finalmente al héroe que seguía atónito.
-¡No, Marinette, no te vayas, no puedo hacerlo solo!- le suplicó, y un círculo blanco se volvió a abrir en el cielo.
-No lo harás solo, confía en mi- La chica le dió otro beso despidiéndose de él, y se fue, si todo salía bien, lograrían su final feliz.
Bunnix recibió a Marinette, estaba confundida por lo que había hecho la heroína. No podía creer que hubiese entregado su miraculous voluntariamente.
-¿Qué fue lo que hiciste Marinette?- le preguntó.
-Escuché a mi corazón, confía en mi, él debe reparar todo- le dijo, mientras Bunnix la miraba sin entender nada.
-Espero que no hayas cometido un grave error- le dijo esperando que fuera cierto, aunque una parte de ella no lo creía así.
-¿Quién es la líder del equipo? Confía en mi, todo estará bien-
Chat Noir se quedó mirando el miraculous de Ladybug, que estaba en su mano, no entendía porqué la heroína se lo había entregado, si pedía el deseo, tendría que pagar un alto precio. Pero recordó lo que le dijo antes de irse, que confiaba en él.
-¡Tikki, Plagg, únanse!- una luz morada se apoderó de la ciudad, y la cubrió por completo.
Adrien despertó aturdido, no sabía qué es lo que había sucedido, miró a su lado, y Marinette estaba durmiendo, no podía recordar nada, solo que había pedido el deseo. A los minutos llegó una pequeña niña de ojos azules, y cabello negro azabache.
-Papi, no puedo dormir, tengo miedo-el chico quedó asombrado, aquella niña era la cosa más preciosa que haya visto.
-Ven acá- se puso de pie, y la tomó en sus brazos -Todo estará bien, lo prometo- le dijo poniendo a la pequeña dentro de la cama, que al rato se quedó dormida.
Todavía estaba tratando de asimilar todo lo sucedido, no recordaba cómo es que había conseguido el miraculous de Ladybug, pero si estaba seguro, que algo muy malo tendría que haber hecho para tenerlo, y que ella no podía saberlo.
Al sentir unas patadas golpeando su espalda, Marinette se despertó, se dió vuelta y miró a su esposo, que dormía a su lado junto con la pequeña niña. Nuevamente la pequeña había conseguido dormir con ellos.
-Adrien, despierta- le dijo molesta.
-¿Qué pasa?- preguntó adormilado.
-¿No te dije que no quería que Emma durmiera con nosotros?- el chico despertó al escuchar que la niña tenía nombre, y era aquel que siempre había soñado para su futura hija.
-¿Qué?- le preguntó.
-Ay por favor, ya sabes, en unos cuantos meses llegará Hugo y no podremos dormir con dos bebés en la cama- le dijo aún molesta. El chico volvió a impresionarse, ella estaba embarazada de él, tendrían dos niños, esta vida no podía ser más buena.
-Perdón mi lady, te prometo que no volverá a pasar- le dió un beso en la frente a su mujer.
-Eso espero- lo miró con reprobación, y se acomodó abrazando a la pequeña, tratando de dormir.
Adrien se quedó despierto intentando conciliar el suelo, pero toda la nueva información que tenía, no lo dejaba descansar, estaba casado con Marinette, tenían una pequeña hija, y estaban esperando a su segundo hijo. Sin embargo un sentimiento de remordimiento se apoderó de él, aquella felicidad era demasiado buena para ser verdad, él había destruído al mundo, y un precio muy alto tendría que haber pagado por ello.
Amaneció, Marinette se levantó, se puso una bata, preparó el desayuno y lo llevó a la cama. Adrien seguía durmiendo, así que le dió un pequeño beso en la frente para que despertara. El chico despertó asustado, como si hubiese estado teniendo una pesadilla.
-¡Buenos días amor!- le dijo al ver abrir sus ojos y le dió otro corto beso en la punta de los labios.
-Podría despertar así por siempre- le dijo sonriéndole.
Marinette tomó en brazos a Emma, haciendo que la niña se despertara.
-Ya es hora de despertar pequeña- le dijo a la niña, la pequeña abrió más los ojos, y se bajó de los brazos de su madre, sentándose en la cama.
Tomaron desayuno, Adrien se levantó, llevó a Emma al baño, y Marinette se dirigió a su taller, que estaba en la misma casa, y se puso a trabajar en el vestido que había diseñado para Emma.
-¿Amor, no irás a trabajar hoy?- le preguntó desde el taller a la habitación.
-¿A trabajar?- preguntó él, sin saber dónde tendría que ir.
-Si, quería pedir si me podías traer tul palo rosa, es lo único que me falta para comenzar a coser el vestido de Emma.
-¿El vestido de Emma?-
-Si ¿Ya lo olvidaste? dentro de unas semanas le celebraremos el cumpleaños, tu padre nos prestó la mansión- le respondió molesta, no podía creer que lo hubiese olvidado.
-Ah si, ya voy, nos vemos en la tarde- se despidió de ella, y se fue. Necesitaba respuestas, necesitaba saber qué había sucedido, y solo él podría resolver sus dudas.
-¿Plagg, dónde estás?- preguntó, esperando que la criatura saliera de su escondite, pero ni señales de él. Se miró sus manos, y se dio cuenta que no tenía su anillo, se trató de calmar, y llamó a la única persona que podría tener información.
-Hola Alix, necesito hablar contigo- llamó a su amiga, ella era la única que podría explicar qué había sucedido.
-¿Adrien? ¿Ya lo descifraste?- le preguntó por el teléfono.
-¿Descifrar qué?- preguntó confundido -¿Tienes un tiempo? Necesitamos hablar- le volvió a decir.
-No puedo hacerlo hasta que lo hayas resuelto por ti mismo- le respondió.
-No entiendo de qué hablas- le dijo.
-Cuando lo descifres, lo sabrás, no puedo hablar más, todo tiene su tiempo- le terminó de decir y colgó la llamada. Vaya que esto estaba muy extraño, pensó y se dirigió a comprar la tela que le había encargado Marinette.
...
Hola a todos! Sé lo que probablemente están pensando, Mrs. Fitzberry qué pasó acá? Por ahora no les puedo decir mucho, solo que la paciencia es una gran virtud.
Para resumir, Chat Blanc destruyó al mundo, Bunnix, trajo a una Ladybug de 20 años, justo después de la propuesta y el rechazo. Recuerden que para ese punto, aún no sabía que Chat era Adrien, nuestra Ladybug tiene un plan un poco descabellado, pero como ya les he dicho muchas veces, todo tiene una razón.
Además vimos la despedida de Luka y Kagami, muchos se preguntaban qué había pasado con ese par. Y nuestro Adrien que no sabe mucho de la realidad en la que se encuentra y el mismo creó, al final la única que sabe realmente cómo pasó todo es Bunnix/ Alix.
Me gustaría saber sus teorías, qué creen que va a pasar, nos estamos acercando al final, y faltan muchas cosas aún. Espero que les haya gustado.
Coméntenme qué les pareció!
Nos leemos luego
-Mrs. Fitzberry

A veces cometemos erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora