Michel Doinel no podía dejar de mirar a la bella chica que estaba sentada frente de él, Marinette era la mujer de sus sueños, sus ojos azules como el cielo, su cabello oscuro como la noche, su piel blanca como la nieve, su figura delicada como una muñeca, lo traía vuelto loco. Desde la muerte de su madre, se había podido acercar más a ella, pero solo hace un par de semanas habían empezado a salir. Desde la primera vez que la vio lo supo, esa sería la mujer que amaría por el resto de su vida. Sin embargo, había algo que no lo dejaba conciliar el sueño, ese anillo que llevaba en su dedo anular izquierdo, tenía miedo de preguntar, y recibir aquella respuesta que temía.
Habían tantas posibilidades, y la mayoría de esas eran malas para él, tampoco quería tocar un tema sensible ¿y si se trataba de una promesa que no duró? ¿O si era viuda igual que él? ¿y si tal vez solo se trataba de una joya familiar y se estaba ahogando en un vaso de agua? Observó aquel anillo, era una joya demasiado fina para ser alguna reliquia familiar, la familia de la chica era demasiado humilde para tener una joya así, le quedaban solo dos opciones, y ninguna de ellas quería escucharla.
-¿Michel, estás bien?- le preguntó la chica.
-¿Ah? Si ¿por qué no habría de estarlo?- preguntó tratando de despejar su mente.
-Porque llevas minutos mirándome, sin decir una palabra- le dijo.
-No puedo evitarlo, eres demasiado hermosa- le respondió, haciendo que la chica se ruborizara.
-Creo que debemos volver a la oficina- le dijo tratando de no tartamudear, él la ponía muy nerviosa, sobretodo cuando le decía cosas como esa.
-Si ¿qué hora es?- le preguntó al notar el nerviosismo de la chica.
-Las dos y media, ya nos pasamos de la hora- le respondió.
-Estás con uno de los socios, el horario no importa- le dijo coquetamente.
-Claro que si importa, no quiero que piensen que tengo este trabajo porque soy amiga de uno de los jefes- le dijo exaltada. Michel sintió como una patada eso de 'amiga', ya no estaba en edad de tener solo amigas.
-Nadie pensará eso, eres increíble en lo que haces, y si lo piensan los echo a patadas- le dijo bromeando, la chica lo miró preocupada. -Tranquila, solo bromeo- prefirió dejarlo en claro.
-De todas maneras, es mejor que nos vayamos, tengo mucho trabajo por hacer-
-Si, vamos, yo igual, tengo un par de contratos por revisar, y no quiero regresar tarde a casa- le dijo poniéndose de pie, la ayudó a levantarse, la tomó de la mano, y salieron camino a la oficina.
Marinette estaba nerviosa, no le gustaba llegar de la mano con él, ya podía imaginar todo lo que pensarían de ella. Ella de 27 años, con un hombre de 40, tal vez si no fuera su jefe, no le importaría, pero como si lo era, prefería evitar malos entendidos, además él solo era su amigo ¿verdad?.
Michel no podía dejar de notar lo nerviosa que se ponía cuando le tomaba la mano, y le encantaba saber que él provocaba eso, hace mucho tiempo que no se sentía así, se sentía como un adolescente viviendo su primer amor. Y a decir verdad, todo era como si fuesen adolescentes, esas miradas cómplices, risitas por debajo de la mesa y manos sudadas. Moría de ganas por sentir sus labios, tocar su piel, sentir su respiración agitada y escuchar su voz gimiendo su nombre, pero nada de eso pasaría hasta que descubriera la razón de ese anillo que portaba con tanto orgullo.
Llegaron al estudio, la acompañó a su oficina, Marinette podía sentir las miradas acusadoras de sus compañeras, no estaba haciendo nada malo, pero aún así soltó su mano y se apartó unos centímetros de él. Ella entró y Michel, detrás de ella, cerró la puerta, la chica se puso más incómoda, si ya todos hablaban de ellos, esto sólo traería más de qué hablar.
-Marinette, hay algo de lo que quiero hablar contigo- le dijo armándose de valor, era todo o nada.
-Claro ¿qué pasa?- le preguntó sentándose en su escritorio, debía guardar la distancia, por si alguien entraba y los encontraba.
-¿Qué significa ese anillo que llevas en tu mano?- le dijo, la chica se quedó en silencio.
Marinette no podía creer que le estuviera preguntando aquello ¿Qué le respondería? ¿Es el anillo con el que mi ex novio me pidió matrimonio, y no acepté porque fui una estúpida? No, no podía decirle nada de eso, quedaría como una loca ¿Quién guarda el anillo de compromiso de una promesa que no aceptó? Y peor aún ¿quién lo utiliza diariamente? Realmente no había pensado bien estos años.
-Si no quieres responderme está bien- le dijo molesto- Solo necesito saber si ese chico te ama como te lo mereces- la chica quedó sorprendida, nunca pasó por su mente que podría estar enviando el mensaje equivocado al portar aquel anillo. Michel era un tipo increíble, y claro que sentía cosas por él, pero nunca pensó que por esa razón él no daba el siguiente paso.
-No, Michel, no es nada de lo que piensas- le dijo poniéndose de pie- Este anillo es muy especial para mi, pero no estoy comprometida con nadie- le dijo acercándose más a él. Al escuchar esa respuesta se sintió aliviado, su chica estaba libre, después de todos estos años creyendo que estaba comprometida, al fin tenía la confirmación que necesitaba para avanzar con ella.
-Disculpa, no quise incomodarte, es solo que...- No terminó de hablar y Marinette le dió un corto beso en los labios, él le respondió con tanta pasión que si no se detenía, podría devorarla ahí mismo. Estaba tocando el cielo con las manos, aquella bella chica de ojos azules, lo estaba besando.
-Discúlpame, no debí hacer eso- le dijo deteniendo el beso.
-No hay nada que disculpar, yo te debo una disculpa, yo fui quien te besó primero- le dijo sonrojada. Michel se quedó mirando esas mejillas ruborizadas que la hacían ver más preciosa que nunca, y le dió otro beso, la chica le correspondió, mientras se movían en dirección al escritorio, él la posicionó encima de la mesa, y se puso sobre ella dejándola sin escapatoria.
-Srita. Dupain-Cheng, le traje unos...- La pareja fue descubierta por la secretaria de la joven abogada, que había entrado sin tocar.- Disculpe, yo no sabía, vuelvo en unos minutos- dijo saliendo rápidamente de ahí. Marinette se puso de pie, se acomodó la ropa, lo que menos quería, había sucedido, ahora si que todos estarían hablando de ella.
-Ahora si que todos hablaran de mi- le dijo a Michel, que seguía en shock.
-Llama a tu secretaria y explícale que no es nada de lo que ella piensa- le dijo esperando que se calmara.
-¿No es lo que piensa? Estábamos encima de mi escritorio besándonos...-
-Que agradezca que estábamos vestidos- la interrumpió haciendo que la chica se ruborizara más.
Desde que había estado con Adrien, nunca más había tenido ese deseo por alguien, pero Michel despertaba algo en ella que creía muerto, pero aún no se sentía preparada para dar ese paso, después de todo solo eran amigos ¿verdad?
-Solo bromeo, no quiero que pienses que me quiero aprovechar de ti, me gustas y me gustaría empezar a salir contigo y ver que resulta de todo esto- las mejillas de la chica estaban tan rojas como un tómate ¿Sería el amor tocando otra vez?
-También me gustas, pero esta situación es complicada, ya te lo dije, no quiero que piensen mal de mi- le dijo nerviosamente la chica.
-Nadie tiene que pensar nada, porque somos adultos y estamos libres, si ellos piensan que estás aquí porque te acuestas con el jefe, es su problema- le dijo tratando de calmarla, haciendo énfasis en 'te acuestas'.
-Es precisamente ese el problema, no quiero que piensen que me acuesto con el jefe, cuando tu y yo sabemos que no es así- le dijo exaltada.
-Marinette, tal vez eres muy joven para saberlo, o tal vez lo sabes, la gente siempre pensará lo que quiera pensar, podríamos tener solo una relación laboral, y aún así ellos podrían pensar mal de nosotros- la chica se quedó pensando en aquello, y él tenía razón.
-Tienes razón- le dijo más calmada.
-Y si quieres, podemos aclarar nuestra relación con los demás, así no van a tener que especular nada, porque ya lo sabrán de primera mano- le dijo esperando que la chica se tranquilizara.
-Creo que es una buena idea, voy a llamar a Anette y decirle lo qué pasó- tomó el teléfono y se comunicó con su secretaria, que al minuto entró a la oficina.
-Srita. Dupain-Cheng, si me preguntan yo no vi nada- le dijo temblando la pobre joven.
-No te preocupes, para eso te llamamos, Marinette y yo estamos saliendo, te pedimos disculpas por lo que viste, y espero que no se vuelva a repetir, de todas maneras, recuerda que debes tocar antes de entrar- le dijo Michel a la secretaria, que asintió y se fue de inmediato.
-¿Te parece si salimos esta noche?- le preguntó a la chica.
-Si, por supuesto- le respondió con una sonrisa.
-Te veo luego- se despidió y salió. A los minutos de su salida, Marinette recibió un memorándum en el que Michel le explicaba a toda la oficina que estaba saliendo con ella, aquel hombre era todo un enigma.
Pasó la tarde, y ya se acercaba su hora de salida, se dirigió al baño a retocarse, esta sería su primera cita oficial con Michel y quería verse bien. No podía negar que le movía el piso, pero nada comparado a lo que sintió alguna vez por Chat Noir, o por Adrien, o tal vez aquello solo se trataba de un amor juvenil, y ahora que estaba con un hombre más grande podía verlo con la cabeza fría. Salió del baño y se encontró con Michel que la estaba esperando en el pasillo, él también se había arreglado un poco, se acercó a él, y lo saludó con un tímido beso, le tomó la mano y salieron del edificio.
Lila Rossi miró a la pareja que caminaba por la calzada de en frente, y quedó atónita, no podía ser cierto, no podía tratarse de Camile, ella estaba muerta hace muchos años, pero se dió cuenta que no se trataba de Camile, sino Marinette Dupain-Cheng, ella había conseguido a su príncipe, por quien había luchado tanto, y lo peor, llevaba un anillo de compromiso, cruzó la calzada y se encontró frente a frente con la feliz pareja.
-Hola Michel ¿Cómo haz estado?- Le preguntó animosamente, el hombre la miró con astío.
-¿Lila?- preguntó Marinette, lo que le faltaba era encontrarse con esa bruja.
-Ay Marinette, qué bueno verte, por un momento pensé que eras Camile- le dijo con una sonrisa falsa en los labios.
-¿Ustedes se conocen?- le preguntó confundida a Michel.
-Claro que me conoce, fui una gran amiga de su esposa, pobre Camile tan joven- dijo en un tono sínico que ambos pudieron notar.
-Ay por favor, no digas mentiras, nunca fuiste amiga de ella, solo la utilizaste como excusa para acercarte a mi- Marinette nunca lo había visto tan molesto, al parecer ellos tenían toda una historia.
-¿Acaso no disfrutaste nuestra pequeña aventura?- le dijo haciéndose la víctima.
-¿Cuál aventura? ¡Por favor, dejame en paz!- le gritó.
-Cuidado Marinette, ya viste como me olvidó tan rápido, no te vaya a pasar lo mismo- le dijo nuevamente en posición de víctima.
-No te preocupes, sé cuidarme sola- le dijo, y le dió un beso a Michel, provocando la furia de la pelirroja. Michel estaba impresionado, no pensó que Marinette se podría manejar tan bien con una víbora como esa.
Lila se fue molesta, llegó a su casa, y se quedó pensando en aquel anillo, esa joya tan preciosa debería estar en su dedo, y no en el de ella. Pero ese par ya se las pagaría, ya lo verían, si había matado una vez, podría hacerlo nuevamente, de todas maneras las villanas nunca consiguen al príncipe, pero quién quería un príncipe si se podía divertir mucho más. Y comenzó a idear un plan, si todo salía bien, tendría todo lo que siempre había soñado, Marinette Dupain-Cheng se las pagaría por todas las que le había hecho.
Así comenzó a seguir a la chica a todos lados, esperaba el día que bajara la guardia para poder actuar. Una noche, luego de varios meses, los siguió a un extraño restaurante, si lo conocía bien, terminarían de comer e irían a su departamento, y tal como lo pensó la pareja se dirigía hacía allá, todo estaba saliendo como lo esperaba, solo debía esperar unas cuantas horas, a que estuvieran durmiendo y acabaría con ellos. Sin embargo, a eso de la media noche, vio a Marinette salir rápidamente del departamento, algo muy extraño estaba pasando, así que decidió seguirla, tal vez aún tenía oportunidad con Michel.
Pensó que se dirigiría a su departamento, pero la chica se desvió a un bar, y quedó realmente impresionada, la pequeña Marinette no perdía el tiempo, y se había encontrado con un rubio, no pudo ver el rostro del chico, pero luego de un buen rato, notó que la pareja salió de aquel bar y se dirigian en dirección al departamento de ella, tal vez Marinette era mucho más audaz de lo que pensaba. No estaba todo perdido aún, si Michel descubría que su bonita novia lo engañaba, tendría el camino libre para ir tras de él. Intentó llamarlo varias veces para decirle que lo viera con sus propios ojos, pero sus llamadas no entraban, probablemente había bloqueado su número.
Se devolvió a aquel bar, necesitaba un trago y un buen hombre que la ayudara a liberar tensión, la noche no había sido más que un desastre, no había podido vengarse y la maldita Marinette se había salido con la suya, no podía ser que tuviera tanta suerte, pero ya acabaría con ella, y tendría el camino libre para tener a Michel.
Luego de un buen rato de estar bebiendo y pensando cuál sería su próximo movimiento, vio al mismo rubio que hace unas horas había estado con la hipócrita de Marinette, se acercó a él, lo saludó y lo llevó a un hotel, aquel rubio, era nada más y nada menos que Adrien Agreste ¿quién querría a un simple abogado, si podía tener a un heredero millonario? Al fin había pescado al pez gordo que siempre había esperado, y a este si que no lo dejaría escapar.
Al despertar miró hacía su lado, y esta vez, la cama ya no estaba vacía, el rubio seguía durmiendo a su lado, lo contempló por unos minutos, y se fijó que en su pecho tenía una extraña mancha negra, no le tomó mayor importancia, se acomodó y volvió a dormir, lo había conseguido, había atrapado a su pez. Unas horas más tarde, sintió un fuerte movimiento, era el chico tratando de despertarla.
-¿Qué me hiciste?- le preguntó molesto.
-¿Qué te hice?- le respondió haciéndose ofendida.
-Ay por favor, sé muy bien que algo me hiciste, no recuerdo haber accedido a esto- seguía molesto.
-Adrien no sé de lo que hablas, anoche estabas muy contento-
-¿Qué? ¿Y Marinette?- le preguntó. Lila ardió en furia, no podía ser que nuevamente esa mujer se entrometiera en sus asuntos.
-Lila estoy hablando en serio ¿Qué pasó anoche?- el chico estaba muy confundido, no recordaba haber ido a la cama y mucho menos con aquella bruja.
-¿Ya no lo recuerdas bombón?- comenzó a actuar - Pasamos una noche increíble- le dijo tapandose la cara como si estuviera llorando.
-No sé de qué hablas ¿Dónde está mi ropa? Tengo que salir de aquí- le dijo intentando recordar. Recogió su ropa, se vistió y salió corriendo de aquel lugar, aquello debía ser una pesadilla, él no podía haber caído en las garras de esa mujer.
Lila vio como todos sus sueños nuevamente eran pisoteados por la estúpida Marinette Dupain- Cheng ¿Había alguien en esta ciudad que no amara a esa mujer? Pero volvió a recordar que las villanas no consiguen al príncipe, pero ¿quién quiere un príncipe cuando se puede tener el mundo? Ya lograría vengarse de todos esos imbéciles y sabía muy bien como hacerlo.
...
Hola a todos, ya van tomando un poco más de forma las cosas, volvemos al pasado, a ese día de nuestro encuentro Adrinette, ahora desde la perspectiva de nuestra villana favorita, Lila Rossi. No tengo que volver a repetir que la amo, creo que ya ha quedado más que claro. Espero que ahora que vamos en el capítulo 18 ya vayan entendiendo un poco este embrollo, sino se los resumo.
Lila se encuentra con Michel y Marinette justo el día que habían empezado a salir, ella se da cuenta que Marinette es un estorbo y quiere matarla derechamente, quería esperar un momento en que pudiera meterse a la casa de alguno de ellos y cumplir con su cometido. Justo cuando todo está saliendo como ella lo espera, la María Inés sale del departamento, nosotros ya sabemos por qué, pero Lila no, y cree que está engañando a Michel. Se da cuenta que quizá no es necesario matarla, solo con avisarle a Michel del engaño bastaría, pero no resulta. Vuelve al bar a a conseguirse un hombre, y se encuentra con nuestro rubio favorito (2° rubio favorito jajaj) , que acaba de encontrarse con Marinette y todo eso que ya sabemos. Lila aprovecha la situación, se acuesta con él, cree que ya lo consiguió porque el chico sigue a su lado en la mañana, solo que Adrien aún no despertaba, él despierta, la encara, y de nuevo nuestra Lila llega a la conclusión que todo es culpa de Marinette, y se va a vengar ¿Cómo lo hará? aún no lo sabemos, para averiguarlo sigan en este mismo canal jajaj.
Luego de ese confuso resumen, quiero nuevamente agradecer a todos los que están leyendo, especialmente a tikva24news, Ranma84, AleMora y a mi querida LordThunder1000, gracias por sus reviews y su apoyo en esta historia, no saben la vida que me dan al leerlas.
Ya nos vamos acercando al final, solo nos quedan 8 capítulos ¿Qué pasará? ESTOY MUERTA POR TODO LO QUE SE VIENE, espero sus comentarios.
Coménteme qué les pareció el capítulo,
Nos leemos luego
Pd. Subí el prólogo de una nueva historia, dependiendo del apoyo la iré subiendo, es muy oscura, en esas épocas estaba pasando por un mal momento sentimentalmente hablando y quería ver el mundo arder jajaja.
-Mrs. Fitzberry
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A veces cometemos errores
Fanfiction¿Quién habría imaginado que una propuesta de matrimonio ocasionaría tantos problemas? Adrien Agreste, no tenía idea todo lo que desencadenaría su propuesta, ella amaba a otro, y ese otro, era nada más y nada menos que su alter ego, Chat Noir. A vece...