Ya habían pasado varios días desde la última vez que hablé con ella. Todo parecía ir bien, aunque a veces me invadía la duda de si fui demasiado dura. Sin embargo, por más que quisiera, no puedo darle otra oportunidad. Por mi bien, no debo hacerlo.
POV Paula
Decidí seguir el consejo de Poison (Andrés) y alejarme por un tiempo. Esperaba que las cosas se calmaran, pero era difícil, considerando que vivíamos a solo unos metros y estudiábamos en el mismo salón. Hablar con ella ahora no sería lo ideal.
El invierno había llegado a su fin, y la primavera comenzaba a asomarse. Estaba organizando mi habitación, tratando de mantener mi mente ocupada, cuando mi teléfono sonó de repente. Era mi madre.
—Hola, hija, ¿cómo estás? —Su voz sonaba calmada, pero distante.
—No creo que te importe mucho —respondí sin pensarlo, sintiendo cómo la frialdad se apoderaba de mi tono.
—No digas eso, eres muy importante para mí —insistió, pero esas palabras ya no significaban lo mismo.
—Si era tan importante, ¿por qué me abandonaste? —Las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas. Era una pregunta que había rondado mi mente por años.
—Ya no podía seguir con tu padre, tuve que irme —su respuesta fue rápida, como si hubiera ensayado esa excusa miles de veces.
—Pero nada te impedía visitarme, ¿o sí? —Mi voz ahora temblaba, una mezcla de rabia y tristeza.
—Lo siento, hija, sé que estuve mal, pero quiero enmendar mi error.
—Creo que ya es tarde para eso —sentencié, sin querer abrir esa puerta nuevamente.
—Dame una oportunidad. ¿Qué te parece si voy a visitarte mañana? —Su oferta sonaba genuina, pero algo dentro de mí no podía confiar.
—¿De verdad vas a venir? —No pude evitar preguntar, aunque ya sabía la respuesta.
—Haré todo lo posible, te lo prometo. Podremos recuperar el tiempo perdido.
—No voy a hacerme ilusiones, nunca cumples lo que dices.
—De verdad lo intentaré, hija. Te quiero. Cuídate.
—Adiós —colgué el teléfono, sin poder contener el nudo que se formaba en mi garganta.
Después de esa llamada, me sentí peor. Aún no podía perdonarla. Dejé que esos pensamientos se desvanecieran mientras seguía ordenando mi habitación, algo que no había hecho en semanas. Cuando por fin terminé, me tiré en la cama y, como siempre, la imagen de ella apareció en mi mente.
—¿Por qué fui tan estúpida? —murmuré varias veces, como si alguien pudiese escucharme. Pero no había nadie, estaba sola.
De repente, la puerta de mi habitación se abrió de golpe. Salté de la cama, sorprendida. Era Jennie, mi madrastra. Genial, este día no podía empeorar más.
—Hoy va a venir mi... "amigo" —dijo con tono burlón—, así que te puedes largar.
—¿Quieres que duerma en la calle? —pregunté, cruzando los brazos con incredulidad.
—Ese no es mi problema —dijo encogiéndose de hombros—. O puedes quedarte y escuchar nuestra "gran noche de pasión".
—Prefiero morir —Respondí, rodando los ojos.
—Te daré algo de dinero para que comas —añadió mientras sacaba un par de billetes—. Agradece que no soy tan miserable.
—Muchas gracias... —respondí con sarcasmo.
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The Reason
Teen FictionEsta historia no debería de existir para empezar, en fin paula chingue su madre, Y Isabela haga tareas Losodio. Y ojala este ship se haga realidad. 1% de probabilidad 99% de fe Recuerden que todos son amados