Capitulo 20 ( Un Paso Mas Cerca )

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POV Isabela

Desde que mi mamá se enteró del video, mi vida ha sido un infierno. Solo me habla para insultarme y, cada vez que lo hace, me deja sintiendo que no valgo nada. Pasa más días sin venir a casa; de hecho, no la he visto en una semana. tengo que encargarme de todo yo sola

Mientras camino por la sala vacía, siento el eco de mis pasos en el silencio de la casa. No sé qué hacer. Pensé en irme con mi papá el próximo año, pero no creo que eso mejore mucho las cosas. Solo sería otra casa vacía... otro lugar donde sentirme sola.

Me detengo frente al espejo del pasillo y veo mi reflejo: los ojos hinchados, el cabello desordenado. Aunque gran parte de mi vida he estado sola, ahora me pesa más. Antes me daba igual, pero ahora... Supongo que es porque, a pesar de todo, aún la quiero. Quisiera que estuviera conmigo. Quisiera que me apoyara, pero no voy a retroceder. Ya tomé una decisión.

Desearía que las cosas no fueran así.

Al mirar por la ventana, veo a Paula. Estaba entrando en su casa, pero no estaba sola; la acompañaban otras personas. Me quedé observándola unos segundos, con un nudo en el estómago. Después, decidí ignorarlos y me preparé para irme a dormir. Todavía era temprano, pero no tenía nada que hacer. La soledad pesaba, y el silencio de la casa se hacía insoportable.

A la mañana siguiente, me desperté antes del amanecer. El frío de la casa era casi palpable. Aproveché el tiempo para limpiar, aunque no había mucho qué hacer, más allá de mantener mi mente ocupada. Después hice mis tareas escolares, algo que me tomó casi todo el día.

Al final de la tarde, con el sol ocultándose tras los edificios, decidí salir a comprar algo. El aire fresco me golpeó el rostro y me sentí un poco más despejada. Mientras caminaba hacia la tienda, no pude evitar que los recuerdos de Paula me invadieran. Me acordé de aquella vez que me salvó de unos tipos. Estaba tan perdida en mis pensamientos que, sin darme cuenta, tropecé con alguien.

—¡Ten más cuidado, idiota! —me dijo una voz irritada.

—Lo siento —murmuré, levantando la mirada. Mis ojos se encontraron con un chico que me observaba con curiosidad.

—Espera... ¿tú eres Isabela?

Lo miré, sorprendida. —Sí... ¿Cómo sabes mi nombre?

El chico esbozó una sonrisa traviesa. —Ah...  cierta persona me ha hablado mucho de ti.

En ese momento lo reconocí. Lo vi con Paula ayer.

—Ya veo. Creo que sé quién es esa persona.

—Como sea. ¿No quieres hablar con ella? Justo voy para su casa.

Negué con la cabeza rápidamente. —No, gracias.

—¿Segura? Tus ojos dicen lo contrario.

Apreté los labios, sintiendo una punzada en el pecho. —Ajá, sí.

Él se encogió de hombros. —Bueno, lo intenté. Estoy seguro de que se pondría muy feliz si hablaras con ella.

Bajé la mirada al suelo, evitando su mirada insistente. —No... no debería hacerlo.

—¿Por qué? —insistió, dándome un paso más cerca—. No veo el problema. Sé que no debería meterme en tus asuntos, pero ¿qué ganas alejándote de ella?

Sus palabras me hicieron sentir incómoda. —Tú mismo lo dijiste. No es asunto tuyo.

El chico dejó escapar una risa. —Re cortante era.

Levanté una ceja. —¿Y?

—No sé qué es lo que vio ella en ti —dijo, cruzando los brazos—, pero como sea.

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